Bienestar

Un impuesto a los alimentos grasos mejorará la salud

, 15/5/2012

Los expertos afirman que es necesario gravar los alimentos y bebidas poco saludables con un impuesto de al menos 20% para lograr un impacto importante en la salud de la población mundial.

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Los investigadores de la Universidad de Oxford y la City University de Londres, Inglaterra, llevaron a cabo un estudio sobre la efectividad de los impuestos alimenticios que varios países ya han establecido. Encontraron que sólo con un gravamen de al menos 20% en alimentos grasos y bebidas azucaradas se podrá reducir la prevalencia mundial de una variedad de enfermedades, como las cardiovasculares y cerebrovasculares, que afectan hoy en día a la humanidad.

Y esta medida, agrega el estudio publicado en BMJ (Revista Médica Británica), deberá combinarse con subsidios en los alimentos sanos como frutas y verduras.  El informe de los doctores Oliver Mytton y Mike Rayner, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Oxford, y Corinna Hawkes del Centro de Política Alimenticia de la City University, será presentado durante la 65a Asamblea Mundial de la Salud que se celebrará en Ginebra la próxima semana.

Efectividad

Varios países en el mundo ya han implementado una serie de impuestos a los alimentos insanos. Dinamarca introdujo recientemente un "impuesto a las grasas", Hungría un" impuesto a la comida chatarra" y Francia uno a las bebidas azucaradas. En América Latina Perú ya anunció planes de gravar la comida chatarra y varios otros países, incluidos Irlanda y Estados Unidos planean también este tipo de impuestos. Con la actual epidemia de obesidad, y sus enfermedades asociadas, que afecta a muchos países del mundo, los expertos afirman que es necesario establecer medidas urgentes para paliar este problema.
 
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 500 millones de personas viven con obesidad en el mundo. Y este exceso de peso corporal está causando tres millones de muertes cada año, principalmente a causa de enfermedades vinculadas al sobrepeso como las cardiovasculares, diabetes y cáncer. Con cada vez más países que han introducido impuestos a los alimentos insanos, el profesor Mytton y su equipo querían analizar si esta medida realmente puede mejorar la salud de la población. Encontraron que sí. Estos gravámenes funcionan, pero para tener un impacto positivo en la salud deben ser de al menos 20%.

Los investigadores revisaron los estudios publicados sobre el efecto de los impuestos a los alimentos. "La evidencia sobre la efectividad de los impuestos alimenticios en la salud surge de tres fuentes: experimentos naturales, ensayos controlados sobre el cambio en los precios de los productos y modelos científicos", dice el profesor Myttton. Los estudios muestran, por ejemplo, que si se impusiera un gravamen de 20% en las bebidas azucaradas en Estados Unidos se reducirían 3,5% las tasas de obesidad en el país. Y el mismo impuesto en los alimentos insanos en el Reino Unido podría evitar 2.700 muertes cada año por enfermedades del corazón, demuestran los investigadores.

El incremento en el precio de estos productos, dicen, reduciría las ventas y consecuentemente, el consumo de estos alimentos. Pero no basta con gravar la comida grasosa o azucarada. Tal como expresan los autores "es necesario hacer consciente a la población de la importancia de consumir otros alimentos nutritivos -como frutas y verduras- e incrementar el gasto de energía con una mayor actividad física".

La implementación de estos impuestos, dicen los investigadores, no será tarea fácil. Quienes se oponen, principalmente la industria alimenticia, argumentan que estos impuestos son inefectivos, injustos y dañarían a la industria.

"Pero argumentos similares ya fueron utilizados por la industria tabacalera cuando se impusieron los impuestos al tabaco" afirman los investigadores. Se espera que el tema sea discutido en la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra donde estarán reunidos expertos de todo el mundo para tratar de encontrar mejores formas de prevención y control de enfermedades no transmisibles.