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Las ventajas de olvidar

Fucsia.co, 5/12/2012

El olvido es un mecanismo natural que desarrolla el cerebro, sin el que no sería posible gestionar nuestros recuerdos.

Pantherstock. - Foto:

Conectamos casi cada instante con nuestra memoria, por lo que sería imposible sacar algo en claro si cada vez que necesitáramos recordar, desde lo más banal a lo más profundo, tuviéramos que lidiar con cada recuerdo concreto de nuestra mente.


Es por ello que una parte de nuestras experiencias jamás llegan a la zona de la memoria de largo plazo, donde almacenamos los recuerdos que primero han pasado por la memoria sensorial y que luego han saltado a la memoria a corto plazo. Llegar al tercer estado es un proceso que permitimos solo a las experiencias que consideramos significativas o, en caso de pensar en detalles supuestamente insignificantes, aquellas experiencias que se repitieron en el tiempo y que tienen en realidad un peso simbólico en nuestra vida.

Sin embargo, alguna información que consigue llegar al estado último, el de la memoria a largo plazo, puede también perderse por desuso, como un número de teléfono o un nombre, por lo que algunos neurólogos consideran que, de igual modo que estamos programados para guardar en la memoria hechos por medio de cambios fisiológicos, también podemos activarlos para eliminar datos que la mente ya no considera necesarios. 

De igual forma, a la vez que debido a motivos emocionales podemos dar una mayor importancia a determinados recuerdos, porque nos provocan bienestar o satisfacción, también podemos bloquear otros que nos conducen a sentimientos negativos o de rechazo y que pueden constituir un tipo de amnesia llamada disociativa.

Otro de los motivos que nos llevan a olvidar recuerdos que tuvieron un lugar reservado en la memoria es un error en una asociación. Esto ocurre, por ejemplo, cuando no somos capaces de relacionar una cara o una situación con un determinado contexto, de manera que el recuerdo pierde nitidez debido al desuso de ese pensamiento o a un cierto rechazo a él.

Por lo tanto, más allá de lo básico que parezca, necesitamos olvidar para tener mayor una nitidez respecto a determinados recuerdos, aunque el espacio para los recuerdos sea mucho más grande de lo que creemos. Es por ello que la memoria debe ejercitarse para ser efectiva y permitirnos acceder con mayor rapidez a un determinado recuerdo. Si no, nos vemos abocados a un uso muy limitado de la memoria.