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Mi nuevo mejor amigo

Susana y Elvira Susana y Elvira, 7/9/2008

Por Susana
www.susanayelvira.com

Paris Hilton busca un nuevo mejor amigo. Y yo también, por lo que el sábado salí a buscarlo con Elvira. Salí convencida de que lo encontraría y regresaría con él a mi casa. Pero no fue así. Después de buscar y buscar regresé sola. Pero no deprimida ni derrotada. Seguiré en su búsqueda.

No se trata de un amigo de carne y hueso. Es un amigo que después del sábado descubrí que puede tener muchas formas, texturas y materiales. Y algunos incluso vienen con baterías. Si señoras, es un vibrador.

Quiero un vibrador. A mis ventitantos nunca he usado uno y creo que estoy en mora de hacerlo. Mis amigas hablan maravillas de él, así que algo bueno debe tener.

Cuando lo pruebe tendré toda la autoridad del mundo para hablar de sus bondades. Pero ahora, cuando la ignorancia aun me invade, me conformo con imaginarme algunas: un vibrador siempre estará listo para la acción, nunca estará cansado, ni preocupado. Además siempre sabrá cómo complacerme, no hará movimientos desordenados ni equivocados. Simplemente irá a donde tiene que ir y leerá mi mente, hará lo que yo quiera.

A un vibrador nunca tendré que satisfacerle el ego. Le agradezco no tener que decirle cursilerías ni clichés del tipo de: oh qué grande eres, cómo me gustas, soy tuya, “poséyeme ya”, eres el mejor, etc. Tampoco me pedirá que le diga cochinadas, ni tendré que fingir orgasmos. No se dejará las medias, ni llegará con ropa interior inadecuada. No me dirá cosas como: eres la primera con la que me pasa esto, quién te viera toda seria en la oficina y resultaste ser estupenda en la cama, quédate a dormir esta noche, tengo que presentarte a mi mamá, lo que tienes de tetas no lo tienes de culo…

Tampoco tendré que complacerlo, con él siempre podré ser egoísta y buscar solo mi placer. Definitivamente es el amante perfecto.

Obviamente tampoco me arrunchará, ni me dará besos, ni me sorprenderá con malabares gratos. Y tampoco tendré una piel para rozar. A pesar de esto creo que un vibrador está más cerca de lo bueno que de lo malo.

La lista de bondades sigue: no tendré que esperar sus llamadas, siempre estará ahí para complacerme, cuando yo quiera acción él estará ahí; no le coqueteará a otras mujeres, ni me hará ver un partido de fútbol completo antes de tirar.

Tampoco tendré que conocer a sus amigos, ni comprar ropa interior y depilarme antes de cada encuentro. No dirá nada de la pancita que me salió después de las vacaciones, ni me hará oír sus ronquidos. No tendré que preguntarle si quiere ver Grey’s Anatomy, simplemente la verá conmigo sin pronunciar palabra.

Ahora que lo pienso me he demorado en ir en busca de él. En este momento estoy llamando a Elvira para que me acompañe ya a conseguir a mi nuevo e insuperable mejor amigo. El sábado no lo encontré porque creo que me pasé de exigente. Me molestó un poco su forma hiperrealista y me pareció un exceso lo que pedían por él (vimos algunos increíbles que hacían de todo, que constaban $350.000, incluso había uno de $1’500.000. Seguramente Elvira les contará más adelante cómo está el mercado).

Creo que me dejaré de tonterías y compraré uno que vi para principiantes, es chiquitico, viene con pilas y no tiene la cabeza y las venas súper reales que me ofendieron en un principio. Y el precio es bien decente. Esta noche me dedicaré a conocerlo, le mostraré qué me gusta y él me demostrará si merece ser mi amigo. Más adelante les contaré.

 
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