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No Logo

Loren Barake, 11/5/2010

En los años noventa, los diseñadores fueron aumentando el tamaño de los logotipos de las marcas y colocándolos en absolutamente todas partes, poco después las personas fueron escogiendo el individualismo y entendiendo que había que distinguirse de los demás (claramente este no fue el caso de muchas personas).

 

Cuando hablamos de amor por las marcas de lujo, hay una delgada línea entre el buen gusto y el pésimo.  Querer llevar una cartera con logotipos eminentes es de mal gusto simplemente porque significa querer mostrar o aparentar alcance económico (que seguramente es escaso).  Normalmente en otros países esta es la diferencia entre “new money” y “old money”, las familias con dinero de varias generaciones no tienen ningún interés en cargar productos de diseñador llenos de logotipos.  En los países latinoamericanos tampoco es un símbolo de status, es simplemente un fenómeno cultural de quienes no tienen ni idea de moda o sofisticación.  Con esto me refiero a que una cartera o cinturón se adquieren solo porque se nota de manera sobresaliente, la marca de este.  Normalmente es aconsejable alejarse de estos productos pues son las líneas menos creativas y más comerciales de las marcas de lujo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El buen gusto no esta en cargar las marcas en grande, por el contrario demuestra que de todo lo que se encontraba en la tienda, le intereso lo menos interesante.  He trabajado en marcas de lujo y se, que los bienes  llenos de logotipos son los que compra la masa, y por ende los que mas entran dinero a las compañías, pero que tiene de interesante ser parte de la masa? Qué tiene de interesante comprar productos continuativos en materiales como Jacquard,  cueros económicos o hasta lona?

Con esto quisiera sugerir que miraran más allá de los logos hacia los artículos un poco más finos y creativos.  No tenemos por que andar mostrando las marcas como si acabáramos de ganarnos la lotería o fuéramos un cantante de rap que recién ganó sus primeros centavos.