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De las pasarelas al lienzo

, 23/2/2011

Hace un poco más de diez años, Elektra era una de las modelos más cotizadas del país. Hoy está radicada en Nueva York y se dedica ciento por ciento al arte.

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La primera vez que Elektra Kuznetsova Blanco modeló, aún estaba en el colegio y fue para una edición de la entonces revista Semana Moda. Le tocó pararse en el escenario del teatro Jorge Eliécer Gaitán y cantar a todo pulmón mientras le tomaban fotos. “Recuerdo que me sentía rara porque me ponían ropa y zapatos”, dice.

Ese fue el comienzo de una larga carrera que la llevó a estar no sólo en las portadas de importantes revistas, sino a hacer parte de Storm, una prestigiosa agencia de modelos en el Reino Unido. Durante años vivió el agite propio de la profesión y sorteó la presión sicológica a la que, según ella, están sometidas todas las modelos. En un principio, lo hizo con gusto por la sensación de conquistar terrenos desconocidos, lo hacía como una especie de Carpe diem de juventud para experimentar otras culturas y conocer otros lugares del mundo. Sin embargo, la vida le pasó la cuenta de cobro y después de años en el medio se sintió ahogada. No recuerda cuál fue su último trabajo, pero sabe con claridad que abandonó el modelaje cuando vivía en Londres y más trabajo tenía. “Me estaba perdiendo a mí misma, entonces, decidí parar. Ya no podía más, el trabajo ocupaba todo mi tiempo, no disponía de él para hacer lo que me interesaba. Estaba atrapada”, cuenta Elektra, desde su apartamento de Nueva York, donde vive hace cuatro años.

Es que una de sus pasiones siempre fue el arte, por eso, cuando se retiró del mundo de la moda, no lo hizo para ver a qué se dedicaba, sino para hacer lo que más le ha gustado hacer en la vida: crear. Ella no es desagradecida con la profesión que le permitió crecer y conocer el mundo. Es más, estar en permanente contacto con gente creativa fue un alivio para ella. Sin embargo, dice que no lo extraña porque, aunque hay mucha imaginación de por medio, no es algo en lo que ella pudiera intervenir. “La gente crea alrededor de uno, yo, la verdad, me sentía como un pedazo de carne. También me sentía vigilada, ya que es un trabajo que implica ser sujeto de constante observación; algo así como la actitud de la sociedad panóptica de Foucault de vigilar y castigar”.

El arte es lo que de verdad la mueve. Cuando se graduó del colegio, entró a estudiar Arte a la universidad hasta que le llegó al oferta de modelaje en Londres y decidió aventurarse a conocer otros lugares. No haber estudiado formalmente sino hasta años después no impidió que Elektra siguiera su propio proceso de creación.
Apenas llegó a Nueva York, se matriculó en la Art Students League y estudió Dibujo de la Figura Humana, y Fotografía en la School of Visual Arts. Actualmente, está en el programa de Estudios Visuales y Críticos en la misma universidad. Sus obras son una técnica mixta entre fotografía, pintura y video. Le gusta usar materiales que representan estereotipos femeninos, como las telas y los bordados.

También se enfoca en las experiencias alienantes de la humanidad, sus comportamientos antinaturales y su absurdo camino de autodestrucción, entre otros muchos temas, en los que también están: un mundo inventado por ella al que bautizó la ‘República Teocrática de Gaía’ y el collage en el que construye imágenes que a veces evocan la destrucción de la guerra y “su absurdo a manera de compulsión megalomaniaca de glotonería en la humanidad. El humor hace parte importante de mi obra”, anota.

Desde que decidió meterse de lleno a las artes plásticas y visuales ha tenido un total de ocho exposiciones. Siete colectivas y una individual. Seis de ellas en Nueva York en la Visual Arts Gallery, en Local Project para la Armory Arts Week, en el Art Director’s Club y en el SVA Visual Arts Museum, entre otras. En Bogotá ha expuesto en Galería El Garaje y Galería Casa Cuadrada.

Para ella, la adrenalina de una exposición no se compara con la de una pasarela, sencillamente porque siente esa sensación cuando la produce. Al llegar el día de mostrarla, se le dificulta recibir cumplidos, cuenta que no sabe qué decir. “Las exposiciones son eventos sociales donde no se involucran sensaciones tan complejas como las que se dan al producir una obra”, concluye.

www.elektrakb.blogspot.com