Relaciones

El alcohol y las mujeres

, 14/3/2012

El trago resultó ser machista: le hace mucho más daño a las mujeres que a los hombres. “El alcohol es metabolizado de manera diferente por hombres y mujeres, por tres razones orgánicas: la cantidad de agua en el cuerpo, la distribución de grasas y, sobre todo, la presencia de una enzima específica en el estómago de los hombres, que está virtualmente ausente en el de las mujeres: la alcohol-hidrogenasa.

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Investigaciones recientes han comprobado que el sexo femenino es más vulnerable a los efectos de las bebidas alcohólicas. Un nuevo estudio demostró que beber constantemente tiene más consecuencias físicas adversas en las mujeres, o por lo menos en ellas aparecen más rápido y con más fuerza.

Entre los pacientes que hicieron parte del experimento y que presentaron algunos problemas de salud, ellas aseguraron haber bebido el equivalente a 12 botellas de vino a la semana durante cuatro años, mientras que los hombres dijeron haber tomado la misma cantidad, pero en un periodo de 12 años.

Según la investigación, publicada en la revista Alcoholism: Clinical and Experimental Research, en el género femenino el abuso del alcohol deriva en daño neurológico con mayor prontitud. Lo mismo ocurre con la cirrosis y la depresión, además de que aumenta el riesgo de cáncer de seno. La evidencia ha probado que las mujeres se emborrachan más fácilmente, pues alcanzan niveles más altos de alcohol en la sangre incluso con dosis más pequeñas. Por eso, los expertos explican que un trago para una dama suele tener el mismo efecto que dos tragos para un caballero: el límite sería de máximo tres a cuatro unidades de alcohol al día para los hombres y de dos a tres para las mujeres (una unidad equivale a la mitad de una pinta de cerveza. Un vaso de vino pequeño es igual a 1,5 unidades de alcohol). “Las mujeres que beben más de lo recomendado son 1,2 veces más propensas a desarrollar cáncer de seno, y tienen entre 1,2 y 1,7 veces más posibilidad de contraer cáncer de boca y garganta. Eso sin contar la fatiga, el sobrepeso, los problemas circulatorios y la depresión”, afirma la escritora experta en nutrición Rose Prince, en un artículo titulado ‘Am I drinking too much?’ (“¿Estoy bebiendo demasiado ”)?

Ya en el 2006, un informe presentado por el Centro Nacional para Adicciones y Abuso de Sustancias (Casa por sus siglas en inglés) de la Universidad de Columbia, había advertido que en comparación con jóvenes y hombres adultos, las adolescentes y mujeres llegan a ser adictas al alcohol y a desarrollar enfermedades relacionadas con su consumo con menos cantidad de bebida y en menor tiempo. “Típicamente las mujeres empiezan a beber más tarde que los hombres, que lo hacen a más temprana edad. Además, suelen consumir menos en cada ocasión y son en general menos propensas a desarrollar una dependencia del alcohol. Uno podría concluir que las mujeres se ven menos afectadas por el trago. Pero existe evidencia que demuestra un progreso más rápido del desarrollo de la dependencia entre las mujeres que abusan del alcohol y un comienzo más temprano de las consecuencias adversas del alcoholismo”, afirmó entonces Karl Mann, autor del estudio. El mismo reporte también determinó que las mujeres son más propensas a la ansiedad y los desórdenes alimenticios, problemas que están muy ligados al abuso de las drogas y el alcohol.

En la actualidad, las mujeres consumen más alcohol que en el pasado, debido a que es aceptado socialmente y a que ellas prestan menos atención a los estereotipos de género. El inconveniente es que al parecer el trago sí discrimina. La explicación radica en las diferencias hormonales, de metabolismo y de índice de masa corporal. “El alcohol es metabolizado de manera diferente por hombres y mujeres, básicamente por tres razones orgánicas: la cantidad de agua en el cuerpo (la de ellas es menor en comparación con hombres del mismo peso), la distribución de grasas y, sobre todo, la presencia de una enzima específica en el estómago de los hombres, que está virtualmente ausente en el de las mujeres: la alcohol-hidrogenasa. Estos tres factores hacen que la tolerancia al alcohol sea menor en las mujeres, y que globalmente tienda a incrementar los riesgos en el sexo femenino. Los problemas potenciales del abuso son los mismos (exceptuando, obviamente, el cáncer de seno): neurológicos, cardiacos, cáncer de garganta, pero las probabilidades son mayores en las mujeres”, explicó a FUCSIA el doctor Augusto Pérez Gómez, director de la Corporación Nuevos Rumbos, que realiza investigaciones acerca del consumo de sustancias sicoactivas. Agrega que, pese a los efectos nocivos, desde el punto de vista epidemiológico las probabilidades son bajas, pues asegura que el cáncer de garganta atribuible al alcohol es menor a uno por ciento.

Por partes

Son muchos los órganos que en el caso de las mujeres que beben en exceso se afectan en menor tiempo:

Cerebro: las mujeres alcohólicas presentan una mayor atrofia cerebral, como déficit cognitivo. Sufren daños en la parte del cerebro que controla los estados de ánimo, los impulsos y el sueño tres veces más rápido que los hombres en sus mismas circunstancias. La región que participa en la coordinación de múltiples funciones cerebrales es mucho más pequeña en las mujeres alcohólicas, en relación tanto con hombres que beben como con mujeres que no tienen problemas con el alcohol. Las pacientes de un estudio mostraron una reducción de 50 por ciento en la función de la serotonina después de cuatro años de consumo excesivo de alcohol, mientras que los hombres muestran el mismo grado de daño, pero con muchos años más de abuso.

Carla A. Green, investigadora del Kaiser Permanente Northwest Center for Health Research, explicó en la revista Scientific American que es más probable que mujeres con adicciones padezcan de condiciones mentales asociadas. “Debido a la relación entre serotonina y depresión, y al nexo entre dependencia del alcohol y la depresión, el estudio sugiere una vía en la cual esta dependencia podría generar depresión y más rápidamente en las mujeres”. La investigación demostró que las adolescentes expuestas al elevado consumo de alcohol registran una disminución de actividad en las regiones que controlan la atención y la memoria. “En general, el alcohol en menores de edad, por procesos relacionados con el desarrollo del cerebro, siempre es nocivo”, concluye el doctor Pérez.

Hígado: las mujeres que beben parecen ser más propensas que los hombres a desarrollar hepatitis alcohólica y a morir de cirrosis. Desarrollan estas enfermedades en un periodo de tiempo más corto e incluso consumiendo menos cantidades de alcohol.

Corazón:
los estudios muestran que pacientes de ambos sexos que son alcohólicos sufren cardiomiopatía. La diferencia radica en que en ellas se presentan estos problemas con 60 por ciento de tiempo menor de consumo de alcohol. Desde hace mucho se ha demostrado que el alcohol en pequeñas cantidades, en personas de más de 30 años, tiene efectos cardiovasculares positivos, pero el efecto se invierte cuando se abusa.

Especialistas en el tema afirman que los tratamientos para resolver problemas de alcoholismo no son diferentes entre hombres y mujeres, pero en general ellas tienden a sentirse incómodas en grupos integrados por pacientes del sexo opuesto, por lo que conviene tratarlas separadamente cuando ellas lo deseen.

Y si de diferencias se trata, el alcohol incluso las marca cuando se trata de accidentes de tráfico. Aunque las investigaciones han demostrado que las mujeres suelen abstenerse más que los hombres de manejar después de beber y por tanto están menos involucradas en choques en las vías, ellas presentan más riesgo que los hombres con las mismas cantidades de alcohol en la sangre: los reflejos femeninos se afectan en mayor grado cuando toman.