moda

El mundo es una cartera

, 28/10/2013

Muchos diseñadores se quejan del ritmo frenético de la moda, excepto Lagerfeld, que goza creando colección tras colección para sus innumerables clientes, ansiosos por cada una de sus bellas propuestas.

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Como de costumbre, el último día de la semana de la moda en París se presentó el desfile de Chanel para el otoño-invierno, en el Grand Palais. Cada estación, Karl Lagerfeld y su equipo se las ingenian para sorprender a un público compuesto por celebridades como la princesa Carolina de Mónaco, Jessica Chastain y Milla Jovovich, entre otros editores, periodistas y personajes de la sociedad. Esta vez, un gigantesco globo plantado en el centro del palacio, con banderas rojas estampadas con la doble C que señalaban cada tienda de Chanel, fue el protagonista del desfile. Aunque en Suramérica se ven solo unas pocas y en África ninguna, era impresionante ver el alcance global de la marca.
Según Lagerfeld, “se trata de mostrar cómo la moda se ha globalizado. Yo quería un look global, no francés. Quería una silueta monocromática, oscura pero no triste, un poco de rosado, un poco de brillo. Es el tipo de ropa que se puede usar en el mundo entero”, dijo el diseñador en una entrevista para The New York Times.
Y así se vio la colección, el negro primó junto con el gris oscuro, unos cuantos azules y un toque de rosado. Las modelos salieron a la pasarela cubiertas de pies a cabeza en sastres y abrigos de tweed muy fluido. Solamente se lograba ver un poco de piel entre el dobladillo de las faldas y las medias de cuero. Unas tenían gorros y todas tenían botas con tacón grueso y casi planas decoradas con cadenas en el talón o con taches. Muy Rock & Roll. Las carteras en forma de globo terráqueo, que simboliza la historia de la casa Chanel y su evolución de una casa francesa a una compañía global, le dieron el toque final a la colección.
Puede sonar pesada la colección con tanto gris y negro, pero la magia de los artesanos de Chanel le puso un toque mágico bordando el tweed e imitando los puños de piel con chiffon desflecado. La silueta juega con volúmenes y proporciones con cuellos altos, mangas amplias tipo kimono y los diferentes largos de la falda le dieron movimiento y aire juvenil al desfile. Con la excusa de innovar con las telas, Lagerfeld logró, entre otras cosas, lacar la tela con silicona para darle brillo. El efecto final fue espectacular, el clásico vestido negro envuelto en una corola; corto y con una estructura de alambre interior. Estaba adornado con diferentes materiales y bordados que le daban un brillo discreto. Siempre retomando elementos de la época de Coco Chanel como los puños de las chaquetas y los cuellos, pero con un toque contemporáneo. Para cerrar la colección, vestidos largos de organza negra con paneles plisados más cortos al frente para revelar una minifalda coordinada debajo.
Hace cien años, Coco abrió su primera boutique en Deuville, y dos años más tarde, en Biarritz, los dos lugares de veraneo más sofisticados de la época. Hoy hay más de 300 boutiques en el mundo. Más de cuarenta años después de la muerte de la fundadora, cuando solo había tres o cuatro boutiques, Karl Lagerfeld dice sentirse feliz y orgulloso de este logro, el cual también le reconoce a su equipo. =