relaciones

¿Es bueno ser una chica mala?

Revista FUCSIA, 28/10/2013

Las heroínas modernas parecen ser rebeldes y seductoras. Tener actitud de arpía, incluso, podría ser una clave de éxito. ¿Estás de acuerdo?

Imagen publicada por la misma Lee Hyori, cantante y actriz surcoreana - Foto:

“Las niñas buenas van al cielo… las malas, a donde quieran”. Son muchas las mujeres que en la actualidad parecen haber acogido este refrán de antaño como lema de vida. Ya no se trata de una actitud exclusiva de los hombres de quienes siempre se ha dicho resultan más atractivos para el sexo opuesto en cuanto más difíciles sean.

Hoy en el mundo del espectáculo imperan las chicas atrevidas a lo Rihanna, que no se fijan en el qué dirán, mientras se diga algo de ellas. “What a bad little girl I am” (¡Qué niña mala soy!), se vanagloria en una de sus canciones la artista de 25 años con sus poses y atuendos reveladores. Este estilo ha tenido su eco más fuerte en el mundo de la moda en el que se vende abiertamente una sexualidad femenina agresiva.

No es de extrañar que la estrella del momento en las pasarelas y campañas publicitarias sea Cara Delevingne, una jovencita que en lugar de lucir perfecta prefiere la irreverencia y no teme hacer gestos obscenos y dejarse fotografiar en fiestas alocadas.

Y en el cine, el papel de santurrona resulta poco atractivo: “Me gusta hacer de malvada. Me llama la atención lo complicado, lo defectuoso… Es más interesante”, expresó alguna vez la actriz Kate Beckinsale. Hasta en la literatura de autoayuda abundan los autores que aconsejan a sus lectoras “portarse mal para que les vaya bien”, con títulos explícitos del tipo Por qué los hombres aman a las cabronas.

Que las buenas son aburridas parece ser para muchos una verdad de hecho... Y a nadie le gusta aburrir: “Las que piensan que ser amable y agradable es algo a lo que se debe aspirar, están condenadas a una vida de mediocridad, hastío y gatos”, asegura el libro Nice is Just a Place in France (un juego de palabras en inglés entre Niza, ciudad francesa y “nice” que significa “bueno”).

Las responsables de esta apuesta editorial son Jordana Abraham, Aleen Kuperman y Samantha Fishbein, quienes últimamente han generado todo tipo de críticas debido a una controvertida página web, www.betcheslovethis.com, que enseñando a dejar de lado la bondad ha ganado cerca de cuatro millones de visitas al mes. La virtud de las “betches” (en alusión refinada a la expresión “bitches” que traduce “perras”) radica en ser materialistas, superficiales, rudas, egoístas y manipuladoras. Las máximas de este grupo se resumen en “no ser fácil, ni fea ni pobre”.

Las creadoras se defienden con el argumento de que su trabajo no es más que una sátira, pero en todo caso estarían burlándose de una tendencia: uno de sus ídolos sería la modelo británica Kate Moss por su peligrosa frase “nada sabe tan bien como sentirse delgada”, que la hizo ser acusada de promover la anorexia entre las menores. También destacan a Victoria Beckham por ser “ardiente” y, claro está, flaca, y a Kim Kardashian por haber empezado una dinastía a partir de un video suyo, que se habría filtrado, teniendo relaciones sexuales.

Las seguidoras de este ocurrente proyecto están entre los 18 y 24 años, por lo que no han faltado las voces que alertan sobre los peligros de que algunas adolescentes no entiendan el tono irónico y tomen al pie de la letra lecciones románticas del blog como: “Si estás en conversaciones con un tipo que continúa buscándote a pesar de que él siempre es quien toma la iniciativa, estas lidiando con un desesperado y necesitado perdedor”.

“Esta filosofía se plantea más como una contrapropuesta a la mujer víctima del varón machista que la utiliza, maltrata y niega. Aparece como un estereotipo revanchista que en últimas no ofrece ninguna solución real”, expresa la psicóloga educativa Pilar Aguirre. Para ella, el cuento de que las malas son más exitosas entre el género masculino tiene raíces muy antiguas: “Basta pensar en la disociación histórica entre Eva, pecadora y tentadora, y María, virgen, pura y madre.

En el imaginario, ellos nos clasifican en dos estereotipos aunque desde hace unas cuantas décadas estamos tratando de integrarnos”. Por su parte, la presentadora Alejandra Azcárate considera que el problema está en confundir “ser mala” con “ser libre”: “Tildan de esa manera a la que no trata de agradar y es ‘frentera’. Quien es consecuente no necesita de esos panfletos. Yo no enamoré a mi esposo siendo una cabrona”. Considera que el boom de esta tendencia es consecuencia de un sentimiento de frustración: “Cuando una relación fracasa es común que se diga: ‘Esto me pasó por buena, si hubiera sido una 'rata', todo sería distinto’. Entonces este tipo de expresiones calan en el público por convertirse en una especie de herramienta vengativa. Pero la verdad es que para que una pareja funcione hay que ser buen ser humano con uno mismo, con el otro y los demás”.

Lo bueno de las malas

El tema de qué pueden enseñar las chicas malas a las buenas a la hora de conquistar es el que más adeptas ha ganado. Aunque no se refieran a “maldad” en toda la extensión de la palabra, las publicaciones usan un término que genera impacto para asegurar que hay que tener algo de villana y cero de sumisión si se quiere seducir. En su libro Bad Girls: Why Men Love Them & How Good Girls Can Learn Their Secrets, la psiquiatra norteamericana Carole Lieberman asegura que las malvadas “se quedan con todos los tipos y las buenas se quedan sentadas esperando”.

Sin embargo, advierte a las mujeres que se trata de imitar sus estrategias ganadoras sin pasarse al bando oscuro. Después de todo, para ella “las chicas malas surgen de una relación disfuncional con el padre. Esta figura las hizo sentir poco queridas por medio de maltratos o porque no estuvo presente. En cierto sentido es una tendencia de las nuevas generaciones porque por estos días muchas niñas crecen en hogares divorciados y el papá no les presta  atención.

"Eso las hace pensar que ningún hombre las amará y por eso deciden usar o explotar al que se les aparezca”, comentó a FUCSIA la especialista. Mujeres y hombres se blindan por miedo al rechazo: ellas se aprovechan de las inseguridades masculinas “haciendo sentir a cada uno, en un principio, como el mayor semental sobre la tierra, un poderoso afrodisíaco. Ellos creen que pueden rescatarlas y darles lo que desean para que no se vayan de su lado, pero eventualmente estas damas les rompen el corazón”.

Lieberman instruye a sus lectoras en técnicas que las más “perversas” manejan con maestría, entre ellas la del “señuelo”: Consiste en actuar como un pescador profesional, acercar la carnada a la boca del pez y luego alejarla hasta que la ansiosa presa no resista la tentación y se deje atrapar. “Las malas son capaces de arriesgarse y coquetean de frente diciéndoles a los hombres que son atractivos, sin miedo a parecer desesperadas porque no están buscando amor. Un primer paso para adquirir esta actitud y dejar de ser tan vulnerable es salir con varios al mismo tiempo, para no depender de ninguno.

"Cuando el que te interesa pruebe que quiere comprometerse, puedes dejar de ver a los demás”, revela la psiquiatra. Su modelo a seguir es Kate Middleton “quien usó tácticas de mala para cazar a su príncipe”: No eran tan cercanos cuando ella se atrevió a modelar en ropa interior sexy tras un vestido transparente, que estaba destinado a ser una falda, en un fashion show de la universidad. Su audacia y confianza en sí misma lo sedujeron pues además cuando William se alejaba para salir con sus amigos, ella no le hacía ninguna escena y seguía con su vida al punto que era fotografiada de rumba. Cuando él se dio cuenta de que podía perderla regresó corriendo a sus brazos.

“¿Por qué a pesar de hacer tu mejor cara y de tratar a tu bombón como si fuera un sueño, él se fue detrás de alguien más?”, pregunta la escritora Sherry Argov en Why Men Marry Bitches. “Es porque has sido buena en exceso y te muestras muy necesitada. Haces demasiado obvio que tu felicidad depende de él y nada los hace huir más rápido”, es su respuesta.

Su tesis es que la actitud de “peluche” debe reemplazarse por la de “diva” que se hace desear: “La cualidad más atractiva de todas es la dignidad”. La autora cuenta que las mujeres que muestran sentirse seguras con una identidad y sueños propios y disfrutan de sí mismas, no se sienten amenazadas dándole espacio a su pareja. Además, los hombres son competitivos y en asuntos de relaciones funcionan como con los carros, se mueren por las ediciones limitadas que no están tan disponibles. No es cuestión de verse perfecta, sino de ser interesante, impredecible, “que el hombre no sienta que tiene el control total sobre ella”. Entonces querrá impresionarla: “El Taj Mahal fue construido en honor a una mujer”, concluye Argov. “Sé esa mujer”.