Cáñamo, la subespecie multiusos de la marihuana

Revista FUCSIA, 2/6/2015

Esta es la historia oculta del cánamo, subespecie del cannabis y fibra revolucionaria usada para construir velas para barcos, ropa, entre otros, cuya prohibición en la década de los 30 alentó la declaración de la guerra contra la marihuana.

Foto: Calvin Klein - Foto:

La moda… vilipendiada, tantas veces señalada por su irrelevancia, su ingravidez, por esa relación siempre caprichosa con los discursos de la clase alta. Pero… ¿podría la moda ser, en realidad, una movilizadora de importantes batallas sociales?

A pocos se les ocurriría relacionar, por ejemplo, la historia del vestido, de la forma como nos vestimos, con la historia de las drogas. Pero en realidad, como todas las dimensiones sociales funcionan más estrechamente de lo que se puede sospechar, no habría que sorprenderse al descubrir que, por ejemplo, la prohibición de la marihuana en la década de los 30 estuvo íntimamente relacionada con asuntos que tenían que ver con la producción de una fibra particular, y que, paradójicamente, la acérrima lucha por su legalización a lo largo del planeta que se vive hoy en día volvería a coincidir con un elemento en el que la moda se involucra activamente. Esta es la historia de cómo la moda y la lucha contra las drogas se cruzan.

Todo empieza, por supuesto, con una planta: el cannabis. Históricamente, y hay que entender por históricamente siglos y siglos, la humanidad usó esta planta de fácil crecimiento y cultivo para usos medicinales que iban desde los dolores de partos hasta aliviar los punzones de una muela enferma, usos rituales, pero también para producir una fibra que vistió a cientos de pobladores que no podían hacerse a la carísima seda, cuyo secreto de producción se mantenía reservado en la lejana China.

Los ropajes de todos esos seres anónimos y humildes que han inmortalizado los relatos literarios y los cuadros estaban hechos en su mayoría de cáñamo. Una fibra rústica, amarillenta, pero inmensamente resistente que proviene de diferentes partes de la planta de cannabis.

Existen dos subespecies de la misma planta. La primera, el Cannabis sativa, conocida como marihuana, tiene propiedades psicoactivas. La segunda, que luce idéntica, clasificada como Cannabis sativa L. (La “L” se incluyó en el nombre en honor al botánico Carl Linnaeus que la descubrió) es conocida también como cáñamo.

Pero incluso, mientras las partes del Cannabis sativa que producen propiamente marihuana incluyen las flores, las hojas y la resina, el resto de la planta y semillas es considerado cáñamo. El cáñamo tiene menos de 0,3 por ciento de Tetrahidrocannabinol o THC, el químico psicoactivo que le da a la marihuana usos de droga.


Foto: La colección de Francisco Costa para Calvin Klein en la primavera de 2012 incluyó en varios de sus diseños el uso del cáñamo.


¿Cómo fue entonces que una planta proveniente de Asia, esparcida durante siglos por todas las latitudes y usada con propósitos tan diversos como construir velas para barcos, hacer ropajes y curar dolores se convirtió en una planta mundialmente señalada? Son muchos los factores que los expertos señalan que conspiraron para que en Estados Unidos y consecuentemente en todo el mundo la planta fuera insignia de lo malo.

En la década de los 30, el papel se producía a partir de dos fuentes fundamentales, el cáñamo que producía un papel resistente y fácil de producir, que sin embargo, requería mucha mano de obra, y la madera. En una época en donde florecían inventos que transformaban los destinos de la industria, se introdujo el descortezador mecánico, una máquina que hacía que producir papel partiendo del cáñamo se volviera más fácil, barato y ecológico, por lo tanto más rentable.

Sin embargo, el magno invento iba a interponerse en los planes de William Randolph Hearst, uno de los hombres más ricos de la época en Estados Unidos, que siendo dueño de un emporio mediático, había invertido sumas indecibles de dinero en aserraderos para él mismo producir su papel y así hacer su negocio de los periódicos más lucrativo.

El descortezador mecánico, que hacía del cáñamo la fuente ideal para producir papel, haría que sus aserraderos se fueran a pique y que en tanto se resquebrajara su poder. Pero no solo este líder de la opinión pública se iba a ver afectado por las bondades del cáñamo.

Otro gigante de la industria, la petroquímica Dupont, que había sido responsable de la creación de fibras sintéticas como el nylon
, encontraba también en el cáñamo uno de sus más acérrimos competidores, pues la resistencia de sus fibras era comparable, pero los efectos ecológicos de sus productos hechos en laboratorios eran inconfesables. Pero además, esta empresa tenía la patente del ácido sulfúrico, un químico usado en grandes cantidades en el procesamiento de la pasta de papel obtenida de la madera, por lo que Hearst era uno de sus mejores clientes.


Los campos de algodón tuvieron un papel primordial en el desarrollo de la economía de EEUU. Foto: Ingimage


El tenso ambiente empresarial que se vivió durante toda la década de los 30 encontró un aliado social que no solo hizo que el cáñamo gozara de la peor fama posible, sino que se prohibiera de tajo su producción.

"La historia de la prohibición de las drogas poco o nada tuvo que ver con los efectos psicoactivos de la marihuana, la razón detrás de que a finales de la década de los 30 se prohibiera el cultivo, comercio y consumo de esta especie vegetal estuvo vinculada con que los Estados Unidos, en un hervidero social, usó el consumo de marihuana ligado prioritariamente a los negros como una excusa para poder llevar más de los de su raza a las cárceles", explicó a FUCSIA el senador Juan Manuel Galán, quien ha liderado debates sobre la conveniencia de legalizar la marihuana con usos medicinales.

La teoría de Galán es reforzada por el profesor de geografía de la Universidad de Kansas, Barney Warf, consultado por FUCSIA: “Muchos de los prejuicios contra la marihuana estuvieron relacionados con unos incipientes temores en contra de sus fumadores, temores alentados por varios periódicos. Los mexicanos fueron tildados repetidas veces por consumir marihuana, a la vez que cometían delitos, seducían a los jóvenes con sus drogas y alimentaban un ambiente criminal en los barrios bajos de la sociedad norteamericana”.

La inconveniencia económica del cáñamo, que hería profundamente industrias millonarias, sumada a una campaña de desprestigio popularizada por los periódicos de Hearst hicieron que el comisionado del Departamento Federal de Narcóticos, Harry Anslinger, acogiera esta causa y, enarbolando la bandera de la moral, el patriotismo y las buenas costumbres, lograra que en 1937 se prohibiera su cultivo y se expandiera una política que haría que todo país que quisiera entablar relaciones comerciales y políticas con Estados Unidos asumiera esta prohibición.


El renacer del cáñamo


Han pasado muchas décadas y, como lo señala el senador Juan Manuela Galán, las inconveniencias de la guerra contra las drogas empieza a despertar movilizaciones desde diferentes sectores.

2La historia de mi papá, de estas infinitas décadas de guerra contra las drogas, me ha hecho pensar que la represión, no del tráfico y de las estructuras corruptas y mafiosas, sino de los consumidores y productores, que son los eslabones débiles de la cadena, ha sido un fracaso. Mirando ese fracaso me pareció que era hora de promover un debate en Colombia que nadie se había atrevido a propiciar, sobre un cambio en la política de drogas. Es necesario buscar una nueva aproximación y con las investigaciones nos fuimos encontrando con que la marihuana se le están encontrando propiedades científicas, médicas y curativas para tratar una serie de padecimientos, como dolores crónicos, convulsiones, enfermedades neurológicas, regular el apetito, los efectos negativos de la quimioterapia, para la esclerosis múltiple, el alzhéimer y el párkinson".


El cánamo es una subespecia del cannabis. Foto: Ingimage


Pero además de estos descubrimientos, la necesidad de encontrar fibras resistentes cuya producción tenga menos efectos ambientales que, por ejemplo, los del algodón, están alentando con urgencia la necesidad de recuperar la potestad de cultivar cáñamo.

"Recién en la década del 90 este cultivo comenzó a resurgir impulsado principalmente por Europa y Canadá, así como por las investigaciones en distintas aplicaciones y usos. Otro gran uso que en los próximos 5 a 10 años va a ser el motor de desarrollo de la fibra del cáñamo, incluso más que la textil, es la de los bioplásticos o plásticos reforzados con fibras, ya sea con polímeros sintéticos o naturales, motivado por el auge de economías sustentables en busca de alternativas más eficientes y ecológicas de producción", explicó a FUCSIA Fabrizio Giamberini, director The Latin America Hemp Trading (The LAHT) y uno de los responsables de que se legalizara el cultivo de cáñamo en Uruguay.

"Si bien hoy en día Japón y Polonia procesan la fibra de cáñamo y confecciona textiles desde 100% cáñamo (similar al lino, aunque un poco más rústico), mezclas con algodón, seda y bambú, a título personal creo que el tema del desarrollo del cáñamo como textil dependerá en gran medida de los avances tecnológicos en su procesamiento; quizá si se pudiera realizar un sistema de producción como la cottonización, se escalaría su producción y entregaría un producto final con las características que los mercados demandan, ya que el cáñamo es una fibra dura, más dura incluso que el lino", añade.


Foto: colección Calvin Klein


Los avances en términos de producción parecen estar liderados paradójicamente por los mismos Estados Unidos, que han empezado a legalizar los estudios en torno al cáñamo en varias universidades, como lo registran recientes informes periodísticos. Un informe publicado el 9 de enero de 2015, en el Chicago Tribune, asegura que le fue permitido a la Universidad de Illinois empezar estudios relacionados con el cultivo y el crecimiento del cáñamo.

"California parece haber dado un paso más: ha aprobado una ley, respaldada por republicanos y demócratas, que distingue el cáñamo de cualquier alucinógeno, y por tanto permite a los agricultores cultivarlo sin permiso del organismo federal”, publica otro periódico.

"El cáñamo, en comparación con el algodón, tiene varias ventajas: la primera es que la planta puede vivir libre de pesticidas, ya que acaba con la maleza por sí sola, también necesita mucha menos agua durante su cultivo y proceso, se necesita menos trabajo humano para su cuidado porque crece en pocos meses y el tejido que produce es más fuerte y duradero que el algodón", explica por su parte Pat Motta, diseñadora de la marca Cañamma de Uruguay, que usa fundamentalmente esta fibra.

Sin embargo, y como se expresaba al principio de este artículo, no deja de resultar inquietante develar cuáles son las verdaderas razones que están movilizando los nuevos debates sobre la marihuana y los proyectos mundiales de legalización del cáñamo.

¿Es de verdad una razón ambiental e industrial, medicinal y altruista la que lo alienta? El senador Galán parece lanzar la reflexión hacia una nueva dirección: “La población carcelaria hoy en Estados Unidos supera los registros de presos que alguna vez tuvo Stalin, líder del régimen que más población encarceló en la historia. Hoy, paradójicamente, las razones que están motivando la revisión de las políticas contra el consumo de drogas tampoco tienen que ver propiamente con sus efectos en la población, sino con los altísimos gastos fiscales que tiene este país por tener tantos presos, miles de los cuales están relacionados con el consumo y producción de la marihuana”.