¿Fondos insuficientes?, la publicidad y su estereotipo machista

Lila Ochoa, 12/4/2015

Todavía hay sectores que piensan que las mujeres necesitamos un marido que nos explique cuando se acaba la plata en el banco. Lila Ochoa, directora de la Revista FUCSIA reflexiona sobre esta problemática todavía arraigada en Colombia.

Foto: Ingimage - Foto:

Una noche recibí un mensaje de mi hija menor, que trabaja en un banco en el exterior. Es una ejecutiva encargada de desarrollar proyectos en Latinoamérica. Sabe leer, escribir y sumar, se los aseguro. Me dijo que mirara una foto que me había mandado de una publicidad de CODENSA para que escribiera un editorial. Cuando la vi, entendí su indignación. La pieza decía: “Tengo que preguntarle a mi esposo qué significa fondos insuficientes”. Ese es el título de la publicidad que está llegando a la casa con la cuenta de la luz.

¿Se imagina la gente que ideó esta propuesta que las mujeres somos tan ineptas y tan analfabetas que no sabemos qué son fondos insuficientes? ¿Piensan que necesitamos un marido que nos explique cuando se acaba la plata en el banco? No puedo creer el grado de machismo de esa empresa y su agencia cuando se les ocurrió esa pieza publicitaria. ¿Acaso no perciben cómo nos ofenden a las colombianas? Si hubiera otra compañía de energía, yo ya me habría cambiado.


                                                                 Publicidad de Codensa. Foto: Codensa

Cómo queremos que las cosas cambien en este país si las propias empresas estatales creen que las mujeres no sabemos de transacciones bancarias o de cómo manejar la economía del hogar. No se han enterado del porcentaje de madres de familia que manejan sus cuentas, tienen sus trabajos o sus negocios sin que los maridos, si es que existen, les expliquen lo de los fondos insuficientes. Sí, mi mamá no sabía manejar una chequera porque mi papá se encargaba de todo, pero si ella viviera, tendría 100 años.

Sí, yo me eduqué en un colegio mixto en el tiempo en el que el Ministerio de Educación respondió negativamente a una petición de un colegio que buscaba autorización para educar niñas y niños: “¿Para qué quieren ustedes educar mujeres?” (nota de efemérides de 25 años que publicó el diario El Tiempo en el año 94). Sí, las colombianas no tuvimos derecho a votar hasta 1957 y solo pudimos conservar nuestro apellido de solteras desde 1974. Eso es apenas un ejemplo del camino tortuoso que ha recorrido la mujer colombiana para empezar a ser tratada como una ciudadana con igualdad de derechos y responsabilidades en el siglo XXI.

Yo me digo todo el tiempo que no soy feminista sino defensora de los derechos de la mujer, pero cuando veo estas cosas se me rebela el alma. Tengo dos hijas mujeres y las dos saben muy bien cómo funciona la economía y desde luego cuidan sus finanzas para nunca tener fondos insuficientes en el banco.

Insisto en que solo van a cambiar las cosas cuando eduquemos a nuestros hijos hombres en un ambiente de igualdad con sus hermanas, novias y compañeras de trabajo. Es en la casa donde un niño aprende a respetar y a admirar a las mujeres. Pero la sociedad tiene que darnos una mano. No puede ser que la publicidad contradiga con mensajes indignantes como este todo lo que hemos tratado de inculcar. Empecemos todos a dar ejemplo. No más mujeres objetos que se desnudan para volverse célebres, no más mujeres atacadas con ácido por no aceptar los requerimientos de un novio celoso, no más maltrato ni violencia, no más mujeres que no puedan acceder a la educación y que obliguen a una de las empresas más importantes del país, como CODENSA, a hacer publicidad para mujeres cortas de mente.