Creadora de mundos extraños

Revista FUCSIA, 17/2/2015

La diseñadora colombiana Josefina Santos ha logrado colar sus instalaciones y mundos irreales que explotan los sentidos entre una de las compañías más reputadas del mundo que construye museos y brand houses. Actualmente da pinceladas creativas para la materialización del museo de Lego, en Dinamarca.

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Nunca se sabe quién te está mirando, quién de forma desprevenida puede de repente toparse con tu trabajo y cambiar para siempre tu vida. Nunca se sabe quién puede asistir a tu día de presentación de tesis de grado y quedar tan sorprendido con lo que haces que decida raptarte para su compañía, y de un empujón ponerte en las grandes ligas. Eso exactamente fue lo que le pasó a Josefina Santos.

A pesar de que su familia ha marcado históricamente la senda del periodismo nacional, ella decidió partir a Nueva York a estudiar diseño gráfico en Parsons The New School for Deisgn. Sin embargo, después de estar inmersa durante casi cuatro años en mundos de colores, líneas y expresiones gráficas, Josefina decidió que su tesis de grado tenía que ir más allá. No podía ser una simple campaña o una propuesta de branding para una marca. Ella quería aprovechar la oportunidad que le daba la universidad de tener un año para crear lo que quisiera y se embarcó en un proyecto tan emocionante y ambicioso que de solo imaginarlo le robaba el aliento.

Caminando siempre entre los márgenes del diseño y el arte, amante de la fotografía y devota de artistas capaces de componer una obra solo usando espacio y luz, Josefina empezó a trabajar en la compleja creación de una immersive installation, un concepto nuevo en las artes, donde una instalación artística se convierte en un lugar que activa todos los sentidos de quien la enfrenta.

“Quería crear un ambiente en el que una vez entras, inmediatamente eres transportado a otro tiempo y otro espacio. Te olvidas del mundo que te circunda, y estás completamente imbuido en ese momento, en ese presente extraño y sensorial que se te revela. Todo a partir de un juego de imágenes proyectadas, espejos, juegos de sonidos, un lugar que crea una interactividad completa y que al principio puede hacerte sentir inseguro y desorientado, pero que luego te regocija en su experiencia única”, explica la diseñadora. Ella tenía entre sus referentes una instalación que había hecho el artista James Turell en 2013, en el museo Guggenheim bautizada Aten Reign, en la que partir de una luz negra y unos espirales proyectados en el techo se transformaba radicalmente la obra arquitectónica icónica de Frank Lloyd Wright en una especie de cielo que se podía habitar. Josefina usó elementos similares, para crear Awake, la obra que estuvo exhibida en su graduación y que entre la multitud que aglomeró afuera logró conquistar a uno de los representantes de Ralph Appelbaum Associates (RAA), una de las más grandes compañías que se ocupa de planear, diseñar y construir museos, lugares de exhibición y brand houses en el mundo.

Ahí empezó su trabajo con un grupo interdisciplinario en donde se reúnen los talentos de diseñadores industriales, artistas, arquitectos, científicos y periodistas para crear espacios que transformen la vida de la gente que los visitan. Su primer proyecto fue el Museo Judío de Rusia que fue concebido en un viejo edificio modernista de 1927 y que se constituyó en el primer museo de historia interactivo de ese país. “En él se usaron películas en 4D, proyecciones a escalas gigantes, pantallas interactivas y diseños teatrales, y se logró a la vez rendir un respetuoso homenaje que genera educación y conciencia sobre este sensible tema”.

Hoy sus exploraciones como creadora de mundos fantásticos se materializan en la consecución del museo de Lego, en Dinamarca, un espacio que no puede ser concebido como un museo tradicional porque allí la gente va a jugar, interactuar; todo debe ser móvil y susceptible de transformación. “El museo está inspirado en una ficha de Lego, tiene tres pisos, está dividido en cuatro secciones: científica, artística, diseño y mecanismo, y pequeños personajes; si lo ves desde arriba, se reconocen pedacitos de Lego, como si alguien hubiera puesto una ficha encima de otra, con colores diferentes en ángulos distintos”, cuenta Josefina.

Sin embargo, sus intereses no se reducen a lo que está desarrollando con esta compañía. En su tiempo libre ha diseñado toda la imagen de una tienda que reúne los talentos emergentes del mundo del arte neoyorquino, así como una serie de retratos de la vieja casona de su abuela que vive en Sincelejo y que entre sus paredes algo caídas y sus enormes espacios recuerda la vida de una población de otras épocas. Su interés, al final, es ir encontrando materias de expresión disponibles para lograr que otros vivan esas sensaciones y experiencias que ella parece tener vívidamente adentro.