columna

Las semanas de la moda en Colombia

, 10/5/2011

Se impone replantear la manera como se organizan las semanas de moda en el país. Entérate Aquí.

 
Hace cerca de cuatro años que no asistía a los desfiles del Círculo de la Moda en Bogotá y he de confesar que en esta ocasión tengo sentimientos encontrados. Por un lado, me pareció que los diseñadores hicieron un buen trabajo, se vieron cosas interesantes, pero como directora de una revista de moda no puedo dejar de anotar lo que salió mal. En primer lugar, Corferias no es un buen lugar para realizar una semana de la moda, pues su infraestructura está pensada para alojar ferias y el problema de la movilidad de Bogotá lo sitúa demasiado lejos. Esa noche me demoré una hora y 45 minutos en llegar y creo que no hay periodista o comprador extranjero que entienda esa circunstancia.

Ya en Corferias, y como no había señalización alguna, traté de entrar por la puerta principal y me lo impidieron. Quien me atendió ni siquiera se tomó el trabajo de darme las indicaciones para ingresar por la entrada correcta. Pero el acceso fue relativamente fácil frente a la dificultad de encontrar el salón donde se llevaba a cabo el desfile al que asistí, porque de nuevo carecía de señalización y nadie de la organización le indicaba a uno el camino ni le ofrecía un paraguas en medio de un diluvio.

Cuando finalmente llegué, mojada, cansada, sólo había una entrada, no había un acceso exclusivo para la prensa y la fila era larga. Cuando prácticamente iba empezar el desfile unas personas me rescataron y llegué al puesto que me habían destinado. El salón me pareció muy incómodo, ¿sofás para ver un desfile? Dudo que los que no estaban sentados en primera fila pudieran ver algo. El desfile de María Luisa Ortiz me gustó, estaba bien montado y mostró una colección bonita.

No quiero hacer una lista de quejas, pero ya es hora de que entendamos que la moda no es solamente un espectáculo hecho para ser difundido en revistas y periódicos, ni es un circo. Es un negocio que produce divisas y una importante fuente de empleo. En Francia la moda es la columna vertebral de la economía. Pero, guardadas las proporciones, Bogotá no puede tener dos semanas de la moda, ¿por qué no podremos trabajar en equipo con un propósito claro que es el de promocionarla? Una semana de la moda seria y respetable requiere de la ayuda de varias entidades gubernamentales, entre éstas, Proexport, la Cámara de Comercio de Bogotá y la Alcaldía. La idea es vender, crear puestos de trabajo y consolidar empresas. Pero esas entidades no pueden ayudar a las que no son consistentes.

¿De qué sirve, me pregunto de nuevo, traer a un diseñador que cuesta 200 mil dólares y que no le aporta nada a la industria de la moda? Desde luego que a nadie le molesta viajar a un país maravilloso como Colombia, pasar tres días de rumba y que fuera de eso le paguen por traer unas colecciones trasnochadas. Cosa muy distinta a lo que sucedió cuando vino por primera vez Oscar de la Renta, quien visitó a empresas de textiles y de confección e hizo negocios; o Carolina Herrera, que abrió posteriormente sus tiendas en Colombia.

No quiero hacer comparaciones odiosas, pero como vamos, vamos mal. Hay dos entidades en Bogotá haciendo desfiles, una en Cali que usa la moda como un medio para atraer a la prensa, pero que no tiene propuestas consistentes, y otra en Medellín que lleva 20 años haciendo un trabajo sin ánimo de lucro, pero que ha perdido fuerza por cuenta de la banalidad de la prensa que se engolosina con los diseñadores extranjeros, sin importarle si son buenos o malos.

En su momento, también critiqué a Colombiamoda, pues en la última versión los patrocinadores terminaron creando los desfiles a su conveniencia y no se vieron tendencias ni creatividad. Los compradores quedaron frustrados y la prensa extranjera, confundida, no se atrevía a decir la verdad.

Es bueno recordar, entonces, que las colecciones son las que inspiran a las marcas masivas que democratizan la moda. Su creatividad es lo que nutre a la industria y ésta no se puede sacrificar. Colombia tiene un potencial inmenso y nuestros diseñadores son un capital humano que nos permite mostrar unos productos distintos. Bien quisieran en China tener a Silvia Tcherassi, Olga Piedrahíta o Amelia Toro. No podemos minimizar ese potencial.

Debo concluir que no todas las ciudades de Colombia pueden tener semanas de la moda, pues solamente las que tienen industria textil detentan el conocimiento para montar desfiles exitosos, cosa que toma años de ensayo y error y que no se puede convertir en un tema de egos personales que termine por destruir una industria con más de cien años de historia. Hay que pensar en grande, ser generosos con el país y unir esfuerzos para seguir mereciendo el honor de contar con una de las mejores semanas de la moda en Latinoamérica.

Por: Lila Ochoa
Directora Revista FUCSIA