Miranda Kerr o cómo una modelo conquista al mundo

Revista FUCSIA, 19/6/2014

Una de las caras más cotizadas de la industria de la moda habló en con FUCSIA de su reciente colaboración con la marca austriaca Swarovski, de su método para lograr el balance entre su faceta de empresaria y mamá y de sus pasiones.

Foto: A.F.P. Cortesía Swarovski - Foto:

Aunque Miranda Kerr no teme admitir que nunca ha tomado su carrera muy en serio, es difícil darle crédito a tales palabras, especialmente porque provienen de la boca de una mujer que por estos días se ha vuelto casi omnipresente: es la imagen de H&M, Reebok, Wonderbra y de Swarovski. Recientemente, una coreana llegó a ser noticia por haberse operado los ojos, entre otras múltiples cirugías plásticas, para parecerse a ella, su ídolo. Los picantes comentarios que hizo la modelo en torno a su separación del actor Orlando Bloom, después de tres años de matrimonio, fueron motivo de portadas en varios medios alrededor del mundo: “Algo que he notado ahora que estoy sosteniendo menos relaciones sexuales es que mi cuerpo no está tan tonificado. Cuanto más sexo, más definidos se ponen los brazos y el abdomen”, habría confesado sin tapujos a la revista GQ.

Tal furor es comprensible, pues la fama de Miranda va más allá de ser la exesposa del codiciado galán de Piratas del Caribe. Desfiles para Prada, Chanel y Dior forman parte de su exclusiva hoja de vida, lo que la ha convertido, según Forbes, en la segunda modelo mejor pagada, pues entre 2012 y 2013 obtuvo ganancias superiores a los siete millones de dólares. “Un trabajo y un salario no te definen como persona... eso puede cambiar en un instante. El éxito es un estado de la mente que viene desde el interior”, proclamó en su libro Empower Yourself... Porque sí, además de deslumbrar en las pasarelas y sesiones fotográficas, ella escribe. Ya ha publicado dos textos de autoayuda dedicados a sus seguidoras más jóvenes: “Busco motivarlas a que sean la mejor versión de ellas mismas y a que celebren su individualidad y autenticidad”, comentó en entrevista para FUCSIA.

Y es que a sus 31 años, Miranda se ha negado a aceptar que la belleza sea el atributo que mejor la define. Ha logrado hacer de su nombre una prestigiosa marca que incluye a KORA, su propia línea de cuidado para la piel, galardonada en varias ocasiones por la utilización de ingredientes orgánicos de calidad provenientes de su natal Australia. Hace poco lanzó una colección de piezas de té para la firma Royal Albert y también incursionó en el mundo de la música cuando grabó con el artista Bobby Fox un cover de la canción You’re the Boss, de Elvis Presley. Por si fuera poco, es una sensación mediática: supera los cuatro millones de seguidores en Instagram y tiene casi tres millones en Twitter. Podría decirse que esas cifras empezaron a dispararse desde 2010, cuando un empleado del Macquarie Bank de Sídney estuvo a punto de ser despedido debido a que él se veía al fondo durante una entrevista noticiosa en vivo a uno de sus colegas, y de esa manera fue pillado usmeando imágenes sensuales de la modelo en la oficina. El video tuvo, en cuestión de días, 1,5 millones de hits en YouTube pero todos acabaron felices: la joven abogó para que su admirador volviera a su trabajo y ella se convirtió en protagonista de las búsquedas en Google.

Su estilo cotidiano, que ha tenido una amplia vitrina en las fotos de los paparazzi, despierta admiración debido a la capacidad de Kerr para lucir glamurosamente relajada: “Soy una persona de tacto. Me gusta la ropa que le sienta bien a mi piel. Eso me atrae más que usar una prenda simplemente porque es considerada cool”. Los consentidos de su clóset son “una bufanda de cachemir de Hermès, unos jeans de Seven, un blazer negro masculino, un collar Love de Swarovski, gafas de sol y baletas”.


Foto: A.F.P. Cortesía Swarovski

Gracias al exceso de pasiones que la alientan, Miranda no se considera limitada por el modelaje. Por eso pudo darse el lujo de renunciar a un contrato de un millón de dólares con Victoria’s Secret para invertir el tiempo y las ganas en nuevas apuestas. Sin embargo, carga con cierta fama de ser algo difícil y no faltaron los tabloides que rumoraron que había sido despedida. Quizá ese es el estigma con el que deben aprender a lidiar las mujeres determinadas y seguras de sí mismas, aunque no niega que el calificativo “mandona” se le ajusta un poco: en sus giras es normal ver merodeando por ahí a su pequeño Flynn, de tres años, fruto de su relación con Bloom, y a su perro Frankie, mientras que los corretea el personal a su servicio. “No siempre es fácil ser mamá y empresaria. Antes solía trabajar seis días de corrido o estar en dos países distintos cada semana y realmente lo disfrutaba. Ahora mi prioridad es pasar más momentos con mi hijo y lograr un mayor balance en mi vida. Para combinar los diferentes roles, tengo un planeador digital y escojo cuidadosamente con qué marcas me quiero involucrar”.

Swarovski pasó este proceso de selección: “Me siento halagada de ser embajadora de una empresa que encarna a la mujer contemporánea. La alianza empezó en julio cuando hicimos las campañas para Navidad, primavera y verano con el fotógrafo de moda Nick Knight. Me buscaron para ser su imagen nuevamente y acepté sin dudarlo, porque me divierto mucho con el equipo y, sobre todo, porque amo sus joyas, especialmente la atención que prestan a los detalles”. Ella misma es una perfeccionista incansable que ante cada uno de sus retos no teme pedir a quienes la rodean que evalúen su desempeño.

Meditar y hacer yoga son algunas de las técnicas que utiliza para mantenerse bajo control, pero también ora, un hábito que le enseñó su abuela, a quien menciona en la lista de mujeres inspiradoras justo al lado de Audrey Hepburn. Con ella pasó la mayor parte de su infancia, debido a que su mamá solo tenía 18 años cuando la tuvo y estaba ocupada con sus obligaciones laborales. “He crecido en mi feminidad en la última década, pero he sido muy influenciada por mi abuelita... siempre chic sin esfuerzo, incluso en la cocina. Conservo varios de sus vestidos vintage en mi ropero”. Aun así, reconoce que de niña tenía un aire masculino pues además de hacer gimnasia le gustaba trepar árboles, montar en moto y galopar en la finca en la que creció, en un bucólico pueblo llamado Gunnedah. Cuenta que a sus padres les tocaba leer libros sobre cómo sobrellevar hijos voluntariosos y no precisamente por culpa de su hermano menor.


Foto: A.F.P. Cortesía Swarovski

Miranda soñaba con llegar a ser bióloga marina o médica naturopática cuando una amiga, sin su permiso, la inscribió en un concurso de modelaje de la revista juvenil Dolly, poco antes de que cumpliera 14 años. Ni siquiera el hecho de resultar ganadora la convenció, en un principio, de que podía dedicarle más que los fines de semana o las vacaciones a ese “pasatiempo”. Por eso estudió nutrición en la Academy of Natural Living, en Queensland. Pero con el tiempo, a las campañas publicitarias de marcas de vestidos de baño les siguieron su traslado a Nueva York y un contrato con Maybelline, antes de convertirse en 2007 en uno de los ángeles de Victoria’s Secret, con lo que consiguió elevar su perfil. Noreen Flanagan, editora de Elle Canadá, considera que pese a que su atractivo y su poder son innegables, “y atrapa las miradas”, desde que reemplazó a Gisele Bündchen en la compañía de ropa interior “se ubicó inevitablemente en la difícil posición de ser comparada con ella”, quien ha ocupado el lugar de la mejor pagada por siete años consecutivos.

“Toda acción genera una reacción y la industria de la moda no es la excepción a esta regla. Quienes se convierten en supermodelos rompen los esquemas preestablecidos y Miranda Kerr llegó como el antídoto al paradigma de extrema delgadez impuesto por Kate Moss, y como una respuesta del resto del mundo a la invasión brasileña encabezada por Gisele, Alessandra Ambrosio y Adriana Lima”, explicó a esta publicación Mauricio Sabogal, director de La Agencia Models. “Ella representa lo que el mercado buscaba: una niña linda con curvas más saludables y sexis. Las jóvenes pueden identificarse mejor con ella porque es lo que en Estados Unidos se llama The girl next door. Es como la reina del prom, típicamente bonita, la belleza clásica a la que los hombres quieren invitar a salir y las mujeres desean imitar. A esto se suma su olfato para los negocios, tiene claro para dónde va”.

Fue por esa época, en los camerinos, durante uno de los shows, que Orlando Bloom la abordó, aunque ella no se dejó conquistar tan fácilmente. Su secreto de seducción fue hacerlo esperar seis meses “hasta para darle un beso”. Con un avanzado embarazo Miranda desfiló para Balenciaga y solo dos meses después de dar a luz, la casa de moda francesa la invitó a repetir pasarela. Hoy se siente orgullosa de tener una excelente relación con su ex y de estar disfrutando su regreso al ruedo de las citas. Curiosamente, cuando a través de sus libros les habla a las jóvenes, Miranda Kerr las alienta diciéndoles que no siempre fue así de segura. “Acepto el valor de cada experiencia y vivo sin miedos ni arrepentimientos. Quiero impulsarlas a que se expandan hacia lo que disfrutan, en lugar de sentir que tienen que encajar en cierto molde”.