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Paola Dominguín Ancestro artístico

, 9/8/2011

Su cuna estuvo rodeada de personas del mundo del arte y el espectáculo. Debutó como actriz en 1974 y después se hizo modelo y diseñadora. Una búsqueda que nunca se detiene, aunque desde el 2005 es empresaria y se declara feliz con su oficio.

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Hija del torero Luis Miguel Dominguín y de la actriz de cine y miss Italia, Lucía Bosé, dos mitos de la década del 50, sin duda alguna la más glamurosa del siglo XX. Para rematar, es ahijada del pintor Pablo Picasso. Razones de peso para afirmar que nació con el signo de la fortuna en la frente. Si su niñez hiciera parte de una película, muchos espectadores dirían que el libretista exageraba, pero es que Paola vivió de niña momentos realmente fantásticos.

Recuerda una noche en la que su madre les anunció a ella y a sus hermanos la llegada de Drácula a cenar. El invitado era el actor Christopher Lee, quien alcanzó la fama tras encarnar al tenebroso personaje en 1958: “No era nada feo, pero sin ninguna presencia”, anota Paola, que pasó la velada entera esperando a que le salieran los colmillos, cosa que lógicamente no sucedió. En otro episodio, un artista de cine amigo de su madre llegó de visita acompañado de un cachorro de león. La pequeña Paola, encantada y sin ningún temor, lo consintió feliz. Dos referencias claras de por qué su personalidad refleja serenidad, inquietud y una exploración constante.

Jamás se ha quedado quieta. Su vida escolar comenzó en el Liceo Francés de Madrid. Luego estudió baile, mímica e interpretación. Quería ser bailarina, pero era demasiado alta y encontraba esa profesión demasiado sacrificada. En los 80, al conocer el trabajo de Lindsay Kemp –el bailarín, actor, maestro, mimo y coreógrafo británico– decidió caminar un buen rato al lado del archifamoso Marcel Marceau en París. Allí permaneció durante tres años. Más tarde, en su interés inagotable por cualquier expresión artística que se le ponga en frente, se dejó seducir un tiempo por el funambulismo, el arte de caminar sobre la cuerda floja, porque está segura de encontrar en la alturas libertad y equilibrio.

La esgrima también se atravesó en su vida y la disfrutó a fondo, “es un deporte muy cerebral”, dice, pero quizá no tanto como el sueño que tuvo de montar una carpa de circo, proyecto que nunca salió adelante. Su manejo corporal la llevó a querer seguir un poco los pasos de Victoria Chaplin, y en los 90 buscó ser actriz y se dedicó al cine y al teatro, pero, con la franqueza que la caracteriza, concluyó que tampoco era lo suyo.
Paola no se considera inestable y es clara en afirmar que no se traiciona a sí misma, y que si algo o alguien no la atrapa, por nada del mundo se queda ahí. No tiene claro en qué momento cayó en las redes de la moda. Lo único que sabe es que esa industria le permitió viajar e independizarse. Madrid, Barcelona, Roma, Milán, Nueva York, Tokio, Dusseldorf y las grandes capitales de la moda la vieron pisar las pasarelas de monstruos como Valentino, Armani, Gianfranco Ferré, Yves Saint Laurent, Jean Paul Gaultier, Calvin Klein, Carolina Herrera y Oscar de la Renta, por mencionar sólo algunos. A todos los admira y respeta, pero afirma categóricamente que su favorito es su compatriota Francisco Montesinos.

Hace once años se retiró de las pasarelas. Se vio desfilar vestida de novia, con 40 años, y dijo, “no más”. Todos querían contar con ella para sus desfiles, pero vio que era el momento de cambiar. Emprendió una nueva aventura como diseñadora de joyas de plata, que evolucionó a la marca Paola Dominguín y que ofrece, además de joyería, productos escolares y elementos de escritura, accesorios de viaje, vajillas, artículos para bebés, lencería, camisetas y marroquinería.

Todo indica que encontró su centro. Sus creaciones parten de pinturas que ella misma crea (aunque se declara pésima pintora) o de cuentos que escribe, tan fantásticos como su niñez, en los que habla de su ‘Flor Roca’, que simboliza la fortaleza de la mujer, o de un pájaro caracol que encarna el crecimiento.

Colombia es pasión
Pisó suelo colombiano en 1982. En esa ocasión viajó a Leticia, Villa de Leyva, Cartagena y Bogotá, pero fue Medellín la ciudad que atrapó su corazón. El verde y el clima la dejaron atónita, pero el recuerdo de haber recorrido sus calles de la mano de Luis Miguel Dominguín, su padre, no tiene comparación. Recuerda que el torero tomó la alternativa en Bogotá en 1940 y eso la ató de por vida a esta tierra. Atadura que ella y sus hermanos jamás han roto. Ha ido y vuelto. Hace unos años fue jurado del Concurso Nacional de Belleza y siente orgullo de que su hermano, Miguel Bosé, tenga la nacionalidad colombiana.

Todo ese cariño lo devuelve hoy en un gran proyecto de su marca con Almacenes Éxito que se presenta en sociedad el próximo 18 de noviembre en todo el país. Se trata de una colección de objetos para el hogar exclusivamente creada por ella para la tienda de cadena. Quienes la acompañan en este proyecto no dudan en afirmar que lo más importante para rescatar son las grafías y la bonita presencia de la Flor Roca en muchas de las piezas de la colección.

Paola no necesita excusas para venir a Colombia o para ir a dondequiera que sea. Sólo necesita sentir pasión y estos lares le despiertan muchas, que se verán reflejadas en cosas de casa que todos podrán llevar y con ellas un pedazo de esta andariega y exploradora que no cesa en su búsqueda.

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