Robert Downey Jr, lo que hace a un héroe

Revista FUCSIA, 5/11/2014

Sus adicciones amenazaron con sepultar su carrera, para resucitar como el actor mejor pagado de Hollywood. Ahora, a los 50, vuelve a reinventarse con el estreno de su productora y sus ganas de dirigir.

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“Ustedes saben quién soy”. Así, sin aparentar humildad se presenta Robert Downey Jr. en Twitter. Después de todo, desde sus inicios lo llaman “uno de los más grandes de su generación”. “No necesito el traje de Iron Man –aseguró sin remilgos–, ya soy un arma de seducción masiva”. Pero a pesar de alardear, a sus 49 tiene claro lo que el superhéroe ha hecho por él y carga con una especie de amuleto de oro con la forma de su casco: es el actor mejor pagado de Hollywood, por segundo año consecutivo en la lista de Forbes, con ganancias de 75 millones de dólares. Firma jugosos contratos que le han permitido embolsillarse un sueldo de 50 millones por The Avengers; sin duda un “costo estratégico”, porque con más de mil millones y medio de dólares recaudados, es la tercera cinta con mayor taquilla de la historia. La popular página web Buzzfeed, haciéndole juego a su estilo, dedicó un reportaje a las razones por las cuales “es el hombre más perfecto del universo”. La más impactante: “Es como los buenos vinos… los años le sientan bien”.  

Y es que el personaje de Marvel se ha convertido en su mejor metáfora. Downey Jr. es una versión real de Tony Stark, el magnate arrogante y excéntrico de vida disoluta que luego de estar a punto de morir a mano de terroristas, se transforma en un héroe que conquista al mundo. La reinvención del actor es incluso más sorprendente. Hace alrededor de una década su carrera iba en picada por cuenta de su adicción a las drogas y el alcohol: es famoso el episodio “Ricitos de oro”, que relata cómo en una ocasión entró en la casa de sus vecinos, que lo encontraron inconsciente en la cama de su hija. Después de varios arrestos estuvo en la cárcel casi un año. Más tarde volvió a rehabilitación, y perdió su contrato con la serie Ally McBeal, que le había valido un Golden Globe. 

Lejos había quedado la etapa en la que dejó el colegio para perseguir un sueño, su noviazgo con Sarah Jessica Parker y una prolífica trayectoria juvenil, que lo caracterizó por rodar en promedio dos películas anuales, entre las más destacadas Less Than Zero, en la que interpreta a un joven problemático, muy acorde con su personalidad; y su brillante personificación de Chaplin en 1992. En esa oportunidad, Al Pacino le arrebató el Óscar, aunque hoy manifiesta sin disgustos que su veterano colega merecía la estatuilla. Sin embargo, pese al aplauso de la crítica, el público no pagaba por ir a verlo, y las dos películas se sumaron a sus fracasos comerciales. Con Iron Man le añadió al respeto obtenido gloria y plata y, de paso, la posibilidad de trabajar también detrás de las cámaras con la productora Team Downey, que creó con su esposa, Susan. Difícil imaginar un reversazo similar protagonizado por alguien de su edad. 

“Está en la cresta de su ola y la producción es la forma que encontró de seguir en el negocio cuando su cuerpo no sea capaz de dar lo que necesita una franquicia de superhéroes. Está asegurando su futuro, al estar en potestad de escoger a través de su compañía los personajes que le van a permitir seguirse luciendo”, comentó a FUCSIA Samuel Castro, miembro de la Online Film Critics Society.

La compañía hizo su debut recientemente con The Judge, un filme que Downey Jr. describe como de esos “que dejan a la gente pensando, con ganas de llamar a sus seres queridos”, pues plantea el tema de la relación padre/hijo. Y aunque asegura que en todos sus papeles hace “interpretaciones de carácter”, sin importar si trabaja “con robots”, guardó temporalmente su poderosa armadura para hacer su proyecto más personal. 

Quizá sus viejos recuerdos familiares tengan algo que ver con esa sensación: en los años setenta, el irreverente cineasta Robert Downey incluyó a su pequeño en la película Pound, en el rol de un cachorro que con tan solo 5 años dio muestras de su talante cómico: “¿Tienes pelos en las bolas?”, le pregunta a otro perro-humano. Es legendaria la anécdota según la cual al poco tiempo, el papá compartió con su niño un porro de marihuana. Aunque pudo marcar su camino hacia el vicio, reconoce que lo admira: “Una parte de él vive en mí, especialmente ahora que quiero dirigir”, contó a la revista Esquire.

A Downey le gusta decir que lo salvó el amor. La primera persona que le tendió la mano fue su amigo Mel Gibson, con el film de 2003 The Singing Detective, cuando ninguna aseguradora se arriesgaba por él. También conoció a la productora Susan Levin, mientras trabajaba en Gothika, y se casaron dos años más tarde. Su mamá, Elsie Ann Ford, quien fue alcohólica, tuvo un rol crucial en el proceso: “Me esforcé por tener el tipo de éxito que a ella se le escapó y mis problemas me lo prohibieron reiteradamente. En el verano de 2004 me encontraba en mal estado. Ella apareció de la nada y yo admití todo. No recuerdo qué me cantó, pero no he bebido o consumido desde entonces”, escribió en su página de Facebook a manera de obituario para la actriz. Ha revelado que arrojó los restos de su adicción al océano mientras estaba en un Burger King de Malibú. Sostiene que de los malos momentos se aprende más que en la academia Strasberg, aunque la lección más dura ha sido ver a su hijo mayor, Indio, producto de su matrimonio con la música Deborah Falconer, arrestado por posesión de drogas.

Downey se empecinó en ganarse el papel de Iron Man, pese a que el equipo de Marvel habría sentenciado no estar preparado para contratarlo. Luego de un casting las dudas se disiparon. “En la actualidad es el hombre que encarna la confianza. A diferencia de Mel Gibson o de Lindsay Lohan, sus metidas de pata nunca hicieron que se cuestionara su talento. Su redención, pública y publicitada, le permitió que los estudios creyeran en él como protagonista de dos franquicias que han sido exitosas, incluyendo a Sherlock Holmes", agrega Castro. El Óscar volvió a coquetearle con la comedia Tropic Thunder. Aun así, no se cansa de decir que ganarlo no lo trasnocha. 

Entre tanto, el actor se burla de que ya no es un mantenido por su esposa. En su residencia tiene chef, docenas de carros de lujo y sus mascotas son gatos, alpacas y cabras pigmeas. Alguna vez el presentador Jon Stewart se atrevió a decir que sin duda Robert Downey Jr. era Iron Man, en razón de sus peripecias. Frente a los halagos, de vez en cuando, la estrella muestra atisbos de humildad: “Todos hacemos cosas heroicas, pero ser héroe no es un sustantivo. Es un verbo”.