El valor de lo femenino: "no somos ciudadanas de segunda"

Lila Ochoa, 2/6/2015

La directora de la Revista FUCSIA, Lila Ochoa, reflexiona sobre el papel de la mujer en Colombia y analiza por qué el país sigue tratándolas como ciudadanas de segunda categoría.

Foto: ACNUR - Foto:

Me leí hace poco el artículo sobre la igualdad de derechos de la comunidad LGBTI en la Revista Semana. Tengo que confesar que me impactó profundamente. Si mi admiración por Claudia López y Angélica Lozano era mucha, ahora lo es más.

En un país tan retrógrado como es Colombia en cuanto a los derechos de las mujeres, la actitud de Claudia y de Angélica es admirable. Atreverse a retar a un puñado de magistrados, la mayoría hombres, claro está, a un pastor, para no hablar del procurador, es algo increíble. Todos esos personajes quieren devolverse en el tiempo para quemar en la hoguera a todo el que se atreva a pensar distinto.

El comportamiento de ellas es para mí una muestra de su integridad y honestidad como personas. Sin mencionar el valor que se necesita para asumir su propia realidad, cosa que muchos hombres no han tenido el coraje de hacer y prefieren permanecer en el clóset porque “el qué dirán” los petrifica.

Un país que todavía considera a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría, pues aún no logramos ocupar posiciones relevantes en la política ni en las grandes empresas en un número que no se cuente con los dedos de la mano, está lejos de la tolerancia, el respeto y desde luego de la convivencia pacífica. (Lea también Las mujeres del conflicto: más cerca del restablecimiento de sus derechos)


La representante a la Cámara Angélica Lozano, y la senadora Claudia López. Foto: Semana


Basta ver la mesa de La Habana. Somos el 50% o más de la población colombiana y entre los negociadores no hay mujeres, pues aunque nombraron asesora a la canciller, ella no está en el día a día de las negociaciones. Por el contrario, las dos mujeres que están negociando la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos solo llevan seis meses y ya están a punto de concluir un acuerdo histórico entre los dos países. ¿No habrá llegado la hora de dejar de ser invisibles?

Estas reivindicaciones no se tratan ni siquiera de una lucha por el derecho a tener una orientación sexual distinta o a formar una familia con las responsabilidades y derechos de una pareja heterosexual, se trata básicamente de reconocer los derechos elementales de unas ciudadanas colombianas que tienen un trabajo, pagan impuestos y tienen una vida como cualquier otro habitante de este país.

Las sociedades están cambiando, aunque todavía vivimos con un doble estándar respecto a la orientación sexual de hombres y mujeres. El cine ya está hablando de frente del tema. Películas como Carol, que se presentó en el Festival de Cannes, trata el tema de la atracción entre mujeres de frente y sin hipocresía.

Según una encuesta hecha en Inglaterra por el University College London Institute por primera vez, las mujeres reportaron haber tenido más experiencias con personas de su mismo sexo. E
n la llamada Generación del Milenio, una de cada cinco mujeres contestaron haberse sentido atraídas por otra mujer. (Lea también Organizaciones sociales exponen violencia sexual colombiana ante la CPI)

Ya es hora de que como sociedad asumamos esta realidad sin discriminar, con un respeto infinito. El derecho a amar como a cada uno le parezca debería estar escrito en la Constitución. Es hora de ser solidarias las unas con las otras sin importar el credo, la raza o la orientación sexual. ¿Todavía los hombres en Colombia no nos valoran en nuestra justa medida o será que pensamos que para sobresalir hay que pensar como ellos? Pienso que tenemos que rescatar nuestras fortalezas, nuestros valores y pensar como mujeres.


La directora de la revista Fucsia, Lila Ochoa. Foto: Paloma Villamil


En las próximas elecciones para Congreso mi voto será para Claudia o para Angélica, todavía no sé por cuál de las dos.