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Una fiebre llamada "Sex and the city"

Por Juan Carlos Giraldo, 15/6/2010

Para la segunda parte de la saga FUCSIA viajó a la première en Nueva York, donde sus cuatro protagonistas, la moda, el lujo extremo y su estilo de vida siguen haciendo furor.

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La butterfly Lovers, una computadora portátil HP Mini, dorada con tres mariposas estampadas en la tapa, es un diseño de la diseñadora china Viviente Tam, que saltó directamente de las pasarelas de la New York Fashion Week a la pantalla de la película más glamorosa de la temporada. Y ese es el primero de los muchos objetos de deseo que pueblan la cinta, que esta vez se desarrolla en su mayoría en unas vacaciones de diez estrellas a las que Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte son invitadas en Abu Dhabi. Por eso, no es para menos que el lujo sea constante y hasta los electrónicos, como la hermosa HP, que a primera vista parece más una cartera de sobre, se vistan de gala.
 
Desde que la serie apareció en Agosto de 1998, Patricia Fiel fue la encargada no sólo de vestir a las cuatro protagonistas, sino de darles una identidad que conservan y reafirman hoy, doce años después de su presentación en sociedad y tras seis temporadas y dos películas.

Carrie Bradshaw, Charlotte York, Miranda Hobbes y Samantha Jones tienen trabajos y formas de vida que ameritan estar bien vestidas siempre, mucho más, si Nueva York es su casa. Carrie es columnista de un periódico y escritora de libros. Es la voz de la serie y alrededor de quien gira la historia. Su sentido de la moda y su gusto por los zapatos la convirtieron en un icono. Desde el primer capítulo de la serie se declaró una “fetichista de los zapatos”, por lo que invierte sin reparo grandes cantidades de dólares en su diseños de Jimmy Choo, Christian Louboutin y en sus favoritos, los de Manolo Blahnik que ella bautizó “Manolos”, que, por supuesto, tiene que complementar con atuendos dignos de ese calzado, lujo que siempre se ha dado, pero que ahora logra sin reparos, tras su matrimonio con Mr. Big, el millonario que logró conquistarla. Charlotte, la corredora de arte con una educación digna de la realeza, es conservadora y tradicional, pero con dinero de familia que le ha permitido vestir siempre con lo mejor. Miranda Hobbes es una abogada graduada de Harvard, que es la mejor amiga de Carrie, su confidente y su conciencia. El look en exceso masculino de las primeras temporadas se fue suavizando hasta llegar al de una ejecutiva que gusta de la moda, pero sin dejarse esclavizar por ella. Samantha Jones es la mayor de todas y la más liberada sexual del grupo, que tiene un afán desmedido por lucir más joven y siempre muy sexy.
 

Esos patrones siguen vigentes en la segunda entrega cinematográfica, en la que todo se exacerba. Según Patricia Field, la productora le dio chequera abierta para el vestuario y ella se dio gusto armando el vestuario de cada personaje. Halston, Dior, Balmain, Asedien Allana, Lanvin, Chanel, Martin Margiela, John Galliano, Calvin Klein, Zac Posen, Dolce & Gabbana, Rene Caovilla, Jimmy Choo, Christian Louboutin, Manolo Blahnik alternan de forma natural con piezas vintage, marcas masivas como Zara y H&M o de alta tecnología como HP (Hewlett Packard), que muestra sus mejores avances y demuestra por qué es el número uno en muchos mercados del mundo. Aunque para muchos hay excesos y las cuatro lucen sobrevestidas para algunas actividades, lo cierto es que para los amantes del diseño y la moda ver reunido en dos horas y veinte minutos lo mejor de lo mejor en Carrie, Charlotte, Miranda y Samantha, es una experiencia que no se compara con ninguna.