Una nueva forma de escribir un libro

Revista FUCSIA, 28/10/2015

Corazones rotos, ficciones, ilustraciones genuinas y divertidas hacen parte de este libro escrito por Amalia Andrade que resulta una manera interactiva de abordar el amor en su estado de ausencia.

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¿Cómo fue que descubrió que además de las letras, las imágenes le servían para contar lo que quería?

Primero me relacioné con las palabras, soy escritora. Pero en un momento de mi vida me di cuenta de que las palabras solas no me alcanzaban, que necesitaba otro ejercicio para encarnar algunos silencios de los que las palabras no me permitían dar cuenta.

No tengo ninguna formación como dibujante pero he dibujado hasta el cansancio con disciplina. En el dibujo encuentro una terapia y algo que me ha ayudado a ser mejor escritora.

¿Podría decirse que el desamor es el protagonista de este libro?


Hay recuentos de varios desamores míos, sí, pero no solamente son situaciones afectivas amorosas, también está cuando se me rompió el corazón por la mamma, que lo tengo muy roto aún. También está cuando hablo de que todos estamos un poco rotos y llenos de miedos.



¿En qué género lo ubicaría?

Me gusta pensar que es un libro interactivo sobre el desamor.

¿Cuál es el lector ideal para él?

Tiene muchos niveles, es muy abierto a muchísimos tipos de lecturas y lectores. Siento que muchos jóvenes van a disfrutar de la manera en que lo escribí porque propone una nueva manera de leer y de aproximarse a los libros.

Por otro lado, está lleno de referencias que a la generación de mi mamá le va a encantar: Juan Gabriel es el personaje más citado. Tiene ilustraciones, algunos textos que exploran el sentimiento desde un yo femenino, y tiene ficción: la historia de João.

¿Imaginó cómo sería el diseño del libro en su cabeza?

Siempre supe cuáles eran los elementos que quería que tuviera el libro. Es un híbrido y en ese sentido no es fácil de definir. Es un reflejo y un producto completamente genuino de lo que yo soy en este momento como escritora y artista.

Es el resultado total de mi manera de ver el mundo, de ver y pensar la literatura y su relación con el dibujo y el lector. Una de las primeras cosas que escribí fue la historia de João Pedro de Almeida Santos Abreu, que parte del llanto: Chorando se foi... Su estructura partió de ese sentimiento que habitamos cuando estamos con el corazón roto.

¿De qué manera le sirve el libro a alguien que no tenga el corazón roto?

Tal vez le puede servir más a la gente que no tiene el corazón roto, porque somos capaces de reírnos de nuestro propio dolor y recordar esas situaciones en que estuvimos rotos y hoy nos damos cuenta, en perspectiva, de que ya no lo estamos. Eso nos da la afirmación de que somos grandes y de que podemos, que reconocemos nuestra valentía. A través del humor y con ese reconocimiento de que ya no estamos en ese lugar, genera cosas buenas.

¿Para qué son las recetas?


Las recetas son de mi amiga Silvana Villegas, la chef de Masa, y están ahí porque todo el tiempo el libro propone sanación. Todos sanamos a través de la comida.

¿Cuál es el concepto gráfico del libro?

Para mí la escritura es un elemento visual, una imagen, un dibujo, no solamente un texto. Cómo la suma de diferentes palabras genera una composición en el espacio que se convierte en algo visual. Está atravesado por la honestidad, y lo más honesto era hacerlo a mano, abrazar los dibujos con sus imperfecciones.

Reflexiona mucho sobre el proceso de la escritura, por eso dejé los tachones. Quería mostrar el juego de la escritura, cómo es su proceso, cómo se da a mano en un lugar en que no tengo auto corrector.

En el libro prima el color amarillo, ¿por qué?

Es mi color favorito. Me parece un color cálido con mucha vida, es felicidad, alegría, serenidad y calma. Me ha acompañado en toda esa exploración visual, me pareció lo justo que tuviera protagonismo en el libro.