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Los incomprables

Lila Ochoa, 19/7/2016

Aunque ni en sueños una mujer puede pensar en comprarse uno de estos vestidos, uno diseñado por la casa de modas Ralph & Russo, en menos de 24 horas se vendió por $120.000 dólares.

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A estos desfiles suelen asistir las celebridades internacionales y las millonarias. Son las clientas de la Alta Costura que quieren lucir vestidos únicos ante sus amigas y que cuando van de comprar fácilmente se pueden gastar 1 millón de dólares. Que afortunadas, ¿no?

Estas prendas son elaboradas en su mayoría a mano con técnicas de mas de 200 años que son parte de la herencia cultural de Francia. Ellie Saab se inspiró en los pájaros que migran en el “Nueva York de la época del jazz”, con una colección que conjura el espíritu y herencia de Beirut.

Por otro lado Maria Grazia Chiuri, a quien acaban de contratar como la nueva directora artística de Dior, presentó por última vez su trabajo para la casa Valentino. Su colección tiene referencias tan sofisticadas como la de Mariano Fortuny, el genio del plisado y los vestidos de terciopelo de la Venecia de los Doges.

Para Karl Lagerfeld, el genio detrás de Chanel, las protagonistas de sus desfiles, son las cerca de 200 costureras o petites mains que producen sus creaciones. La casa de modas trasladó las máquinas, los maniquíes y los materiales de los talleres al Grand Palais y recreó su lugar de trabajo.

Como la moda no puede vivir sin drama, el tema de quién iba a reemplazar a Raf Simmons estaba en boca de todos los asistentes. Los dos jefes de taller Lucie Meier y Serge Ruffieux hicieron su mejor esfuerzo sabiendo que era muy fácil que las cosas salieran mal, pero con gran aplomo presentaron prendas que la gente joven quiere comprar. ¡Nada parecido al trabajo de su antecesor!

Al día siguiente del desfile de la colección de alta costura de Ralph & Russo, en el taller de esta casa de modas, una preciosa pelinegra se está tomando unas fotos y como toda una experta modela un maravilloso vestido de 120.000 dolares mientras su marido, un millonario, la observa orgulloso.

Sí, ella tiene gustos costosos y se enamoró de uno de los vestidos mas elaborados de la colección. Cuando lo vio por primera vez, volteó implorando a mirar al marido y le susurró al oído: ¡Tengo que tenerlo, tengo que tenerlo! Él complaciente apenas sonrió.

Como este caso hay muchos, mas de los que se imaginan…