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Del cobre al plateado y al dorado

, 30/5/2011

Dentro de una gama de colores metalizados, la decoración cobra carácter y se detiene en algunos acentos pomposos en el día de tu matrimonio.

La fiesta de una novia que resplandece tiene que ser también rutilante. En esto han pensado las personas escogidas para crear una decoración que se vale de los tonos cobrizo, dorado y plateado, pasando por el blanco. La empresa Cinco Sentidos quiso utilizar materiales no convencionales, pero que ofrecieran los colores y el brillo de los metales, y para ello usó como telón de fondo un mantel color cobre, sobre el que se extiende un camino de mesa de fibra natural, teñido de plateado.

El centro de mesa está hecho con ductos de gas natural entrelazados. De sus ‘bocas’ salen nardos y rosas blancas que bien pueden sugerir la connotación de un cuerno de la abundancia. La marcación de la mesa se hizo en alambre dulce entretejido y el cartelito que la identifica es una impresión fotográfica con el número que corresponde a cada grupo de invitados, como lo son los señaladores de los puestos, colocados sobre los topes que se utilizan para las puertas.

En cuanto a los puestos, éstos se alinean sobre individuales de vidrio que llevan un borde de cinta plateada. Las servilletas son de tafetán plateado y los servilleteros de aluminio con hilos de cobre. Un detalle especial son las copas de cristal blanco, importadas, que refuerzan el color del vino y se incorporan al resto de elementos, y portavelas de cristal. Y una elección muy personal resultan los chocolates ‘Kisses’ de envoltorio dorado y plateado para los invitados. Finalmente, las sillas estilo Luis XVI fueron restauradas, pintadas de plateado, tapizadas en el mismo color y adornadas con nardos en el espaldar.

Tradición y clasicismo
Silvia de Germán Ribón es la autora de una decoración muy tradicional que comprueba que lo convencional seguirá manteniendo siempre su validez. Sobre un mantel beige, que lleva en su caída una cenefa de líneas blancas, reposa una vajilla de Vera Wang para la firma de porcelana inglesa Wedgwood, compuesta por platos de bordes dorados y fondo blanco.
En el centro de la mesa reposan dos candelabros antiguos de cobre con velas blancas, y en medio de éstos se destaca el centro de mesa, elaborado con rosas Don Eloy de colores variados que van muy bien con la paleta cromática elegida y para el que se utilizó una fuente de plata antigua. A los lados del centro de mesa hay dos adornos de flores dispuestos sobre pequeños recipientes de plata.

Enfrente de cada puesto se colocaron unos portavelas dorados con velitas ovoides blancas. Las servilletas, blancas, están enlazadas con un lazo dorado y la copas, de varios tamaños, son antiguas y tienen borde dorado. El menú, elaborado en el mismo papel en que fueron hechas las invitaciones, reposa en cada puesto incrustado sobre una conchita de plata. Completan esta puesta en escena clásica almendras de colores cobre, dorado y plateado, de la firma Le Bon Bon, esparcidas por la mesa. Las sillas Chiavari de cojines blancos llevan un pequeño ramo de rosas en el extremo derecho del espaldar.

Como se puede inferir de esta decoración elegante y clásica, el estilo de una fiesta de matrimonio puede basarse en los cánones que han regido siempre el protocolo de la buena mesa, pero la gracia está en buscar, como se ha hecho en este caso, detalles que contribuyan a hacerlo exquisito.

Atados por las flores
El dorado es tal vez uno de los reflejos de la época de ilusiones que se avecina cuando se contrae matrimonio. Pero, como encontrar flores de ese color es imposible, los ramos diseñados en este caso lo que pretenden es despedir ciertos acentos dorados, tal y como lo hace el bouquet de rosas amarillas mezcladas con otras de color beige y blanco, elaborado por la firma Don Eloy, muy sencillo, pero que justamente en su sencillez permite destacar la belleza de las rosas, que llevan implícito en sus pétalos el lenguaje del amor y que están amarradas solamente con una cinta beige. Otra ventaja de ramos como éste es su duración, de modo que la afortunada amiga de la novia que lo reciba o se lo gane puede conservarlo durante muchos días.

El ramo que se ve aquí (arriba) fue creado por la firma Cinco Sentidos, con cartuchos blancos atados con cinta dorada y alambre dulce, a manera de una órbita que gravita sobre los tallos de las flores. Y, a propósito de cartuchos, es bueno saber que en la simbología de las flores significan “paz y unión de los opuestos”, en una analogía a la unión mítica del rey Salomón, como servidor de un dios celestial y trascendental; y Sheba, reina pagana. Igualmente, tienen que ver con una “unión sublime”, que hace referencia a la del Cielo y la Tierra, que sería lo que representan estos reyes míticos (tomado del libro Florigrafía, el lenguaje de las flores, de Carolina Spellman).