decoración
Euforia de amarillos
Arriesgado y provocador, así es el amarillo. Un tono primario luminoso que remonta a las formas más puras presentes en la naturaleza.
En medio del frío páramo del municipio de La Calera existe un paraíso
escondido en el que una feliz pareja puede dar el “sí” al amor eterno,
rodeada de un verde paisaje y múltiples acentos de color. Orgánica en el
Cielo es este refugio sumergido en las montañas, propiedad de Felipe
Figueroa, que se ha convertido en el lugar predilecto para ir a almorzar
el fin de semana, compartir una copa de vino con los amigos y celebrar
desde un cumpleaños hasta un casamiento.
Ana María Figueroa, diseñadora y artista plástica, se ha encargado de
avivar el potencial de este restaurante-finca, creando talleres y exposiciones al aire libre que permitan conectar arte y cocina en un mismo sitio.
La existencia de un pequeño islote en las inmediaciones de un lago
cercano a la finca ha sido el motivo que ha llevado a varias parejas a
salir de la ciudad hacia un espacio original y natural que los acompañe
en su boda. El paisaje rural, lleno de colores vivos y vibrantes en su
flora, es el marco perfecto para presenciar un evento en el que el
romance es el verdadero protagonista. Pese a que estas cualidades se
les adjudican a ciertos elementos y tonalidades, esta vez un color
primario es el encargado de otorgar brillo y pomposidad a esta
celebración. Por ahí dicen que “el que de amarillo se viste, a su
belleza se atiene”, y justamente es ese el significado que adquiere
cualquier persona o lugar cuando se engalana de este color.
Margaritas, claveles, pompones, chirosas y coquetas son las dueñas y
señoras de los floreros que rebozan amarillo en todas sus expresiones.
Amarillo pálido, mango, pollito, limón… son algunas de las fusiones
cromáticas que se logran en esta propuesta decorativa, perfecta para un
matrimonio alternativo.
Combinación atemporal
Conectar el campo con la vida cotidiana es un anhelo que tiene la pareja
y que la lleva a querer sellar su unión en este lugar. Vasijas
multicolor, mesas de carpintería, frutos del bosque y el agua que
recubre este espacio campestre son los instrumentos básicos para la
decoración de una boda que tiene acentos vintage. En este juego de
texturas, épocas y estilos, la esterilla de guadua entra a ocupar un rol
importante: un elemento natural que recubre las paredes y los techos de
la hacienda.
El tono café con leche, propio de la guadua, calienta el espacio frío de La Calera estigmatizado por los citadinos. La
particularidad de este material es su facilidad para acentuar colores
estridentes como el amarillo y suavizar el ambiente, de tal manera que
lo hace más elegante y ameno para los invitados.
Accesorios de vidrio y cerámica como candeleros, vajillas y jarrones son
los personajes secundarios en esta inspiración decorativa llena de
matices campestres. La zona exterior, además de que tiene una decoración
propia, muy natural, se complementó con ornamentos orgánicos, muy
sutiles. Aquí el agua, el vidrio y la luz son el trío perfecto. Una
estación para los novios diseñada con un techo descubierto, botellas de
vidrio colgantes y luces de Navidad constituye un resguardo armonioso y
alternativo para los recién casados.
Los recursos naturales, principalmente las flores y las frutas, sirven
también como aromatizadores suaves y propicios para la ceremonia. De
igual manera, los sabores deben acompañar esa estética rural y poco
convencional que se ha elaborado, por eso el limón, la toronja y la
naranja otorgan la acidez y la dulzura que la vainilla y la crema
atenúan en deliciosos cupcakes y refrescos.
Congruentemente con el ornato propuesto, las mesas deben seguir también
ciertos parámetros para contrastar con el resto de la decoración. Se
trata de piezas viejas, con la pintura raspada y gastada, que permiten
apreciar el paso del tiempo y aprovechar su valor artístico. Los
recipientes de vidrio, prestados de la cocina, se convierten en floreros
de chirosas y rosas blancas, además de fruteros de cerámica bañados con
uvas verdes y candelabros en forma de ave.
El resultado de este conjunto de expresiones decorativas es un escenario
representativo de las tendencias que van en contra de la novia
tradicional, para la que todo es blanco y rosa. Sofisticación,
luminosidad y personalidad son algunas de las características de esta
propuesta, que una pareja joven de novios puede adaptar para festejar su
intercambio de argollas