El amor sí admite sobredosis

Fucsia.co, 9/2/2015

Como si se tratara de un juego de estrategia, hemos llevado a las relaciones sentimentales al círculo vicioso del “tire y afloje”, sin darnos cuenta de que, al final, el desgaste y el drama serán mayores.

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Por Ana Lucía Rey González*

“No le corra tanto”, “ni se le ocurra llamarlo” son algunas de las frases que escucho repetitivamente. Consejos que prometen el inminente éxito en las relaciones. Pero, ¿desde cuándo estas se convirtieron en un juego de mesa?

Y es que, ¿por qué uno se tiene que reprimir lo sentimientos, para que al otro no “se le suba el ego”? En serio, no tiene sentido estar en una relación para ‘comerse’ lo que uno siente, para estar cohibido de demostrar lo importante que es esa persona para uno, tanto en palabras como en hechos.

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Entonces, ¿a qué estamos jugando? No, definitivamente no voy con eso de que estar con una persona es un “tire y afloje”; es decir, un día le entrego lo mejor de mí, pero al otro soy una completa indiferente. Hoy le digo que estoy 'llevadísima', pero mañana… si te vi, ni me acuerdo.

Involucrarse sentimentalmente con alguien es un riesgo, pero si no se está dispuesto a tomarlo no vale la pena continuar.

Eso del “tire y afloje” lo único que logra es, tarde o temprano, debilitar la relación. Porque no creo que nadie soporte por mucho tiempo el hecho de andar con alguien que no es claro en lo que siente y que, además, dice una cosa pero sus acciones reflejan otra completamente distinta.

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Me rehúso a caer en ese abismo. No estoy hecha para cohibirme de lo que siento y pienso. Así que si al tipo se le sube el ego porque yo le diga sinceramente que me hace feliz, es porque es un 'bobazo'. Así de simple.

Que si, como dicen por ahí, “me la va a montar” por ser una buena mujer, allá él. A la final, el que pierde es él, no yo. Que si no supo valorar lo que hice, pues lástima; habrá otro que sí lo haga. El amor no siempre es sinónimo de triunfo.

Es triste que las relaciones, más que experiencias que enriquecen, se han convertido en un campo de batalla en donde gana el que menos demuestre interés por el otro, el que quiera menos, el que haga menos. Yo no entiendo para que quieren encontrar el amor de su vida, si no están dispuestos a dejar esas reglas atrás -que no sé qué personaje macabro inventó-.

Y aunque sé que hay ocasiones en las que es mejor consejera la razón, existen otras en las que el corazón gana la partida. Eso sí, conociendo hasta dónde se es capaz de llegar, sin dejar de lado el bienestar individual.

Pero si se gana o se pierde, siempre quedará la satisfación de haber dado lo mejor de sí, aunque la retribución no haya sido la esperada; que vivir con una prohibición de volver a sentir, así sea suicidamente.

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Acerca del blog:

Del sexo débil y otras mentiras
Desde pequeñas se nos ha asegurado que somos el sexo débil, las niñas de la casa, las princesitas de mamá, pero detrás de estos prototipos existen mujeres pensantes, capaces y guerreras, dispuestas a vivir en una sociedad en la que ser mujer no es cosa fácil. Ya decía Marilyn Monroe que no importa vivir en un mundo de hombres, siempre que se pueda ser una mujer en él.



Ana Lucía Rey González* es Comunicadora Social y Periodista. Actualmente es periodista redactora de Fucsia.co.

En Twitter @AnaLuRey