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Te quiero, pero cambia

Silvia Camargo, 30/1/2012

Un hombre relajado puede verse como perezoso y el arriesgado como irresponsable. A este fenómeno se le conoce como la paradoja de la convivencia y es una de las preguntas que los sicólogos más se hacen a raíz de sus consultas: ¿Por qué la persona que más queremos es la que más nos saca de quicio?

Para algunos expertos, la convivencia crea numerosas oportunidades para la exposición repetida, es decir, para que se den las mismas cosas una y otra vez. ¿Cuántas veces usted no ha escuchado el mismo chiste contado por su pareja? Seguramente se rió las primeras veces pero ya la última no le pareció tan gracioso.

Además, dicen los expertos, hay que tener en cuenta el fenómeno de la desromantización, un proceso por el que pasan todos los enamorados, mediante el cual se deja de ver al ser amado de manera idealizada y más como un ser humano normal. En ese trance aparecen todos esos detalles molestos que antes, con los lentes color de rosa, no se veían.

Lo importante es qué hacer al respecto. Los psicólogos recomiendan no enfocarse en los rasgos negativos sobresalientes sino tener siempre presente la imagen total. También recomiendan hacer cosas novedosas con la pareja y celebrar las cosas buenas que le suceden al otro. Pero ojo, el tema puede ser un síntoma de que todo va mal pues las parejas comprometidas en su relación tienden a pasar por alto este tipo de detalles.

Para mas información, hay un articulo sobre este tema en la revista Scientific American Mind bajo el título The partnership paradox.