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La piña se sienta a la mesa

lila ochoa, 4/10/2011

La pintora Ana Mercedes Hoyos, que se ha inspirado en la gente y tradiciones de San Basilio de Palenque para crear sus obras, acaba de diseñar una vajilla de coloridos bodegones de frutas que sale al mercado este mes.

Las palenqueras son la imagen de una historia complicada y difícil de sus ancestros y simbolizan la lucha de los negros cimarrones. - Foto:

No es la primera vez que esta artista incursiona en técnicas distintas a la pintura para hacer su trabajo. De un tiempo para acá se dejó seducir por la escultura, y sus famosos bodegones y personajes inspirados en San Basilio de Palenque, esa comunidad fundada por esclavos que se fugaron para refugiarse en los palenques de la costa norte de Colombia desde el siglo XV, son dos de los temas que se pueden apreciar en su obra escultórica. Tampoco es la primera vez que Ana Mercedes diseña una vajilla. Hace un tiempo convirtió los lazos de los vestidos que usan las palenqueras en las procesiones religiosas en piezas para la mesa en colores rosa y blanco y negro y blanco, que fueron todo un acierto para la tienda que los distribuyó en Bogotá.

Esta vez, los admiradores de las creaciones de Hoyos podrán tener sus obras puestas a la mesa a partir de septiembre, gracias a una nueva vajilla de edición limitada creada por ella para Almacenes Éxito. Cuando, hace cerca de un año, la artista recibió la invitación de Martín Nova, gerente de Mercadeo de la compañía, para diseñar una vajilla, tal como lo hizo en su momento el maestro Alejandro Obregón, pensó que no era tarea fácil plasmar una obra de arte en platos y tazas y por ello eligió para su trabajo un bodegón que recrea una palangana con frutas. El tema, reiterativo en la obra de la artista, es una referencia a los platones de aluminio llenos de frutas que llevan las palenqueras sobre su cabeza con gracia y agilidad para venderles a los turistas en la playa. Para Ana Mercedes, el tema de inspiración que identifica su obra es y será siempre el palenque.

Ancestro

La tradición del diseño y fabricación de vajillas viene de la Europa del siglo XVI, cuando grandes artistas pintaban verdaderas obras de arte para usar. Muchas de estas piezas, que sobrevivieron al uso y al paso del tiempo, se conservan hoy en varios museos del mundo.

San Basilio de Palenque, un corregimiento del departamento de Bolívar adscrito al municipio de Mahates y situado en las faldas de los Montes de María, a 50 kilómetros de Cartagena, fue designado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el 2005. Ana Mercedes Hoyos se siente de cierta manera responsable de haber puesto de manifiesto la riqueza de una cultura que muchos colombianos no conocen y que forma parte integral de nuestras raíces. El palenque, como se le conoce, es una comunidad formada en la época de la Colonia por los esclavos liderados por Benkos Biohó, quienes al fugarse del régimen esclavista de los españoles y criollos se convirtieron en un símbolo de libertad en nuestra historia reciente. Benkos fue raptado de África Occidental por Pedro Gómez Reynel, un traficante de esclavos portugués que lo trajo a Cartagena y lo vendió al español Alfonso de Campos en 1596. Durante muchos años, los esclavos se enfrentaron al Ejército español hasta que, en 1605, el gobernador Diego Fernando de Velasco les reconoció su libertad. Desde entonces, los habitantes de San Basilio de Palenque han batallado por conservar su identidad y su cultura.

Ana Mercedes Hoyos, a quien los palenqueros llaman ‘la maestra’, se ha empeñado en acompañarlos en una lucha que sigue vigente, y de alguna manera se puede decir que su obra es la voz de un pueblo que conserva su lengua única, basada en el léxico español y a la vez producto de la diáspora africana en el mundo, una organización sui generis que se da a partir de los ‘mak-kuagro’ (grupos de edad), que practica rituales como una procesión en honor a San Basilio y ceremonias fúnebres como el ‘lumbalú’, velorio acompañado de cantos que simbolizan el dolor y la melancolía.

Los palenqueros tienen una organización política, social y económica, prácticas religiosas y lingüísticas propias, son expertos botánicos y yerbateros y su riqueza cultural y espiritual los distingue dentro de la Costa caribe como un pueblo excepcional.

La música, otra de sus riquezas, es creada a partir de instrumentos originales fabricados por ellos mismos con maderas como la macana o la chonta, la caña de la palma del corozo, calabazos y totumos; una música de sonidos originales que se ha transmitido de generación en generación a través del oído. Algunos de estos instrumentos son de origen africano, como los tambores y la marimbula, mientras que otros llevan nombres poéticos como el pechiche y la guaracha.

La clave es un instrumento de origen cubano usado para interpretar el ‘son palenquero’, pues Cuba también dejó un legado importante en este pueblo a raíz de la presencia de los ingenios azucareros en el Caribe colombiano. La música y la sociedad de la época se vieron fuertemente influenciadas por los técnicos cubanos que trabajaban en los cañaduzales y el son cubano sufrió una transformación en manos de los palenqueros, que se lo apropiaron.

La vajilla de Ana Mercedes Hoyos es un aporte a la conservación del valioso patrimonio inmaterial originado en San Basilio de Palenque. Las hojas de la piña y su carne, de un amarillo intenso, salpicada de sus característicos ojos, adquieren forma de taza o se posan sobre el borde de los platos. El bajoplato exhibe una palangana de frutas, imagen representativa de este pueblo y de alguna manera leitmotiv en la obra de Hoyos. Puesta en la mesa, pone de presente el respeto y la admiración de la artista por una cultura que conserva su identidad gracias a su tenacidad y coraje.