Home /

Familia

/

Artículo

Obesidad infantil

Tips para prevenir la obesidad infantil

RevistaFucsia.com, 8/2/2012

Según la Organización Mundial de la Salud, en el 2010 cerca de 43 millones de niños menores de cinco años tenían sobre peso. Si no quieres que tu hijo pase a engrosar las listas de niños enfermos de obesidad, sigue las siguientes recomendaciones.

Foto: Thinkstock - Foto:

La obesidad es una enfermedad crónica que puede tener diferentes orígenes, se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo y por la atrofia general del tejido adiposo. Esta condición está asociada a distintas complicaciones de salud o a enfermedades, y a un aumento en el riesgo de mortalidad.

La Organización Mundial de la Salud considera la obesidad un problema de salud pública porque ha alcanzado dimensiones epidémicas en todo el mundo. Estos son algunos datos revelados por esta institución:

•    Desde 1980, la obesidad se ha doblado en todo el mundo.
•    En 2008, 1500 millones de adultos (de 20 y más años) tenían sobrepeso. Dentro de este grupo, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos.
•    El 65% de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
•    En general, más de una de cada 10 personas de la población adulta mundial son obesas.
•    Si bien el sobrepeso y la obesidad tiempo atrás eran considerados un problema propio de los países de ingresos altos, actualmente ambos trastornos están aumentando en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos urbanos.
•    En los países en desarrollo están viviendo cerca de 35 millones de niños con sobrepeso, mientras que en los países desarrollados esa cifra es de 8 millones.

Obesidad en niños
La prevención de la obesidad debe comenzar desde la infancia. El acoplamiento de hábitos saludables en la vida de un niño evitará que comience a padecer esta enfermedad ahora y en su futura vida adulta. El niño obeso tiene una alta probabilidad de convertirse en un adulto obeso, reduciendo su esperanza de vida en al menos 10 años.

La infancia es un periodo crucial para formar los hábitos alimenticios de una persona, pero la clave no está en comenzar un régimen estricto de alimentación, mucho menos en reprocharle al niño su aspecto físico, sino en asegurarse de que tenga una actividad física continua y que no se exceda comiendo dulces y golosinas con mucha grasa.

La importancia del desayuno
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España, el desayuno es el momento clave para prevenir la obesidad infantil, en tanto que es el momento del día en que el cuerpo  necesita más energía. Si se tiene un buen desayuno, no se estará el resto del día tratando de suplir (con galguerías) la falencia de alimentos en la mañana. Según este Ministerio, la prevalencia de obesidad es superior en aquellas personas que toman un desayuno escaso o lo omiten.

El afán de llegar al colegio y la somnolencia en la mañana muchas veces impiden que los niños tomen un desayuno adecuado, es decir, con leche, fruta, e hidratos de carbono. Esta comida del día debería cubrir el 25% de las necesidades nutritivas del escolar, por eso tiene que estar compuesto por alimentos altamente energéticos que aseguren un buen rendimiento físico y mental.

Un desayuno para un niño saludable debe incluir:
•    Un lácteo: vaso de leche, yogur, queso de cualquier tipo
•    Un cereal: pan, cereal, galletas, ponqué, bizcochos, etc.
•    Grasa de complemento: aceite de oliva, mantequilla
•    Proteína: huevo, carne, jamón
•    Fruta: jugo o la fruta
•    Azúcar: mermelada, miel

Propuesta del Ministerio de Sanidad Español para prevenir la obesidad infantil

•    Comer de todo. Una alimentación variada y equilibrada es una alimentación sana.
•    Desayunar siempre y de forma más completa posible.
•    Cereales (pan, pasta, arroz…), papas y legumbres son alimentos básicos y tienen que formar parte de nuestra dieta diaria.
•    Moderar el consumo de grasas, especialmente las de origen animal.
•    Tomar todos los días frutas, verduras y hortalizas.
•    Moderar el consumo de productos ricos en azúcar como las golosinas, los dulces y los refrescos.
•    Reducir la sal en las comidas y utilizar, preferentemente, sal yodada.
•    Hacer todos los días ejercicio físico. Caminar siempre que sea posible.
•    Involucrar a todos los miembros de la familia en los distintos aspectos relacionados con la alimentación: comparar, decidir el menú y cocinar.