Sexo

¿Qué tanto afecta emocionalmente el desempeño sexual a los hombres?

RevistaFucsia.com, 3/1/2013

Hasta el día de hoy el tamaño del pene y su rendimiento sigue preocupando a los hombres. ¿Son en verdad estos factores determinantes a la hora de dar y recibir placer?

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En la mente de hombres y mujeres está la idea de que los hombres sonsimples y sencillos en cuanto a su sexualidad. Entre ellos expresan sinningún problema el alto deseo sexual que tienen a cualquier hora deldía, lo bien que rinden en la cama y lo orgullosos que se sienten de supene. Sin embargo, a veces silencian el sufrimiento que les producecuando las cosas no salen  bien en su rendimiento.

Los hombres se sienten responsables de llevar a su pareja al clímax a la hora de las relaciones sexuales y se sienten con el deber permanente de mostrarse que tan machos son. Esta atribución de responsabilidad a la satisfacción sexual  crea en ellos disfunciones sexuales masculinas cada vez mas frecuentes.  Comunicar los verdaderos deseos masculinos no forma parte de lo que les corresponde a los hombres en su rol, pues esto no se ve como una fortaleza del macho sino como una debilidad ante la sociedad.
Los deseos y necesidades sexuales, eróticas y afectivas de los hombres no son tan simples se piensa; el problema radica en atreverse a expresar las necesidades más profundas que no siempre son exclusivamente sexuales.

Somos una sociedad que se enfoca en el coitocentrismo. Vivimos las relaciones sexuales por y para mantener coito. No hay espacio ni tiempo para la comunicación de deseos, erotismo, sensualidad y  juegos eróticos que crean  la conexión de pareja. Nos enfocamos solo en la penetración. El pene sigue siendo el protagonista de los encuentros amorosos.

Por un lado, el hombre se frustra ante la idea de no  cumplir o satisfacer a la mujer y por otro lado, las mujeres siguen esperando a ser exploradas y descubiertas, atribuyendo la responsabilidad de su insatisfacción a su pareja. Esto crea una mala  dinámica sexual que seguramente termina en disfunciones sexuales tanto masculinas como femeninas.
Los mitos y creencias que existen alrededor de la sexualidad, son en parte los que quedan guardados en la mente. Por desgracia, el resultado de ésta memoria termina afectando sentimientos, conductas y relaciones que influyen considerablemente en el desempeño  sexual de hombres y mujeres.

Estos son los mitos más comunes que el sexólogo Ezequiel López Peralta destaca:

Los hombres son máquinas de placer: la idea del hombre es la de “saciar”, dejar “a gusto” a su pareja, y ese “dejar bien” se traduce en haber mantenido coito con un pene como un mástil  durante mucho tiempo.

En el sexo lo importante es el rendimiento: lo que interesa es cuánto tiempo ha conseguido estar “metiendo y sacando” sin eyacular, pues esto debe ser garantía de haber hecho lo que se esperaba de él.

La cantidad de orgasmos indica en qué medida la relación sexual ha sido satisfactoria: ¿Cuantos más orgasmos mayor satisfacción? La cantidad de orgasmos es muy importante para el género masculino pues esto parece ser un signo de virilidad a tener en cuenta y la tranquilidad de que su pareja ha quedado “satisfecha”.

El orgasmo (“descargar”) es el objetivo fundamental del acto sexual: las relaciones sexuales parecen tener un objetivo claro para los hombres: llegar al orgasmo. Y esta creencia la hacen extensiva a su respectiva pareja, por lo que si perciben, piensan, creen o saben que esta no “ha llegado”, se activa la alarma de la frustración, pues el responsable del placer de su pareja son ellos.

Si no hay erección no hay sexo: el pene es el director de orquesta de los encuentros eróticos, de manera que si este no está o se ausenta no hay concierto. El coito sigue siendo la base de las relaciones sexuales. Los encuentros amorosos no se perciben como completos y satisfactorios si este no ha estado presente. El placer queda reducido y vinculado a la penetración.

Cuanto más grande sea el pene, la mujer más goza: los hombres manifiestan sentirse más seguros en sus encuentros sexuales en proporción al tamaño de su pene. Y es que por mucho que la fisiología humana se empeñe en decir lo contrario, los hombres tienen profundamente interiorizada esta creencia. No piensan en el manejo, ni en las artes amatorias, pero sí en su tamaño.

Siempre es mejor un pene grande que uno pequeño: ¿burro grande, ande o no ande? Pues depende; esto habría que preguntárselo a cada mujer. El tamaño de la vagina tampoco es igual en todas las mujeres, de manera que dependiendo de su tamaño posiblemente los gustos y preferencias también puedan ser distintos o no.

Un hombre con pene grande es mejor amante y más viril: Algunos hombres piensan que  la fuerza y la seguridad sexual está entre sus piernas: tener un pene grande no les garantiza que su pareja lo pase bien, ni siquiera que ellos lo disfruten más. Como fantasía sexual puede estar bien, igual que con uno no tan grande.

El hombre  sabe todo sobre  sexo: en la cama al hombre se le infiere que debe dominar el arte de la adivinación y de la búsqueda del punto que hará que ella alcance el clímax. Orientar, dar pistas o decir lo que a una le gusta no está bien, él debe ser “el explorador”.

Los machos no fallan en la cama: el pene debe estar siempre firme, dispuesto en cualquier momento y situación o con cualquier persona: Debe sentirse seguro, sin miedo ante la ejecución del encuentro erótico. Los “fallos” son síntoma de debilidad, de estar dejando de ser macho, estar perdiendo seguridad. ¿Y qué es lo que hace que un “macho” falle en la cama?

En conclusión, el hombre sigue asumiendo una  responsabilidad que no le corresponde y que le hace malas jugadas. El  cuerpo es maravilloso y hay mucho espacio para explorar, para besar, para acariciar, y para compartir. La penetración hace gozar a las mujeres, pero también podemos gozar aunque no la haya.
Como bien dice Ezequiel López Peralta, “las mujeres sí quieren disfrutar de su sexualidad, pero sobre todo de la intimidad, del afecto, erotismo, comunicación, acercamiento y muchas otras necesidades que van más allá del tamaño o el rendimiento de un pene.”