Sicología

Tips de conquista para mujeres

Fucsia.co, 9/7/2012

Olvídate de que ellos son los que tienen que acercarse, el coqueteo dejó de ser exclusivo para los hombres hace mucho.

Thinkstock - Foto:

‘Era tan extraordinariamente bella, que casi me echo a reír de la alegría’, proclamó Mario la primera vez que vio a Elizabeth, ‘Aquellos enormes ojos azul violeta tenían un brillo extraño... y fue como si pasaran milenios, y aparecieran y desaparecieran civilizaciones, mientras aquel par de reflectores cósmicos escudriñaban mi defectuosa personalidad. Era una mujer... incuestionablemente espléndida’.

Mario no documentó lo que pasó luego, pero un buen número de científicos se jugaría el presupuesto para sus investigaciones a que en algún momento después de aquel instante de alientos entrecortados ante el conocimientos mutuo, Elizabeth sacudió la cabellera, cimbró las caderas, arqueó los pies, rió, miró con los ojos muy abiertos, se pasó la lengua por los labios, y proyectó los senos hacia delante. En cuanto a Mario, probablemente arqueó la espalda, estiró los pectorales, balanceo la pelvis, se contoneó, rió ruidosamente, se haló la corbata y se apretó la parte de atrás del cuello, gestos que, ejecutados en conjunto, debían producir el cautivador efecto de hacerlo más alto y más fornido.

El lenguaje secreto del coqueteo
Lo que eventualmente impulsó a estos dos extraños uno hacia el otro, desde los extremos opuestos de un imaginario salón repleto de gente, fue muy sencillo... el coqueteo. O, como dirían los científicos, la capacidad de convertir las acciones en semáforos sexuales, que señalan interés en el sexo opuesto. En la actualidad se cree que el flirteo es un lenguaje silenciosos, que utilizamos para intercambiar información crucial sobre nuestra aptitud reproductiva. Aparentemente coquetear es una necesidad.

Las sutilezas del flirteo
Desde el amanecer de los tiempos, la secuencia es la misma: mira, habla, toca, besa... ¡haz ‘la proeza’!

-Irradia confianza: ‘No sirvo para coquetear’, decimos muchas, pero cualquiera lo puede hacer. La clave es ‘soltarse’. Si alguien te sonríe, o arquea las cejas cuando ve la fila de gente esperando el autobús, dedícale una sonrisa. (Los instintos básicos deben advertirte si la persona es una maniática). El contacto humano positivo fomenta la autoafirmación positiva, y es un gran comienzo aprender a sonreírles a los extraños. Punto clave: piensa que hay otros que desean genuinamente hablar contigo y... sonríeles.

-No pienses en el rechazo: Si se te ha metido en la cabeza que no vas a caerles bien a los demás, puedes contribuir a que suceda, pone en onda con tus instintos: si tienes la impresión de que está bien hablar con alguien, probablemente estés en lo cierto; y una vez que te hagas el hábito de hablar con la gente, lo harás cada vez más a menudo. Punto clave: hazte accesible a través del lenguaje corporal más abierto y relajado... ni encogido ni defensivo.

-Orienta tus antenas: Muchas creemos que si le sonreímos a un hombre, puede pensar que queremos acostarnos con él, pero ése no es el caso, y si lo fuera, muy pronto te lo haría obvio... y tú podrías sacarlo de su error. Por otra parte, muchas veces nos preocupa que nos vayan a catalogar de desesperadas si nos ven hablando con extraños.

La cuestión es que todo radica en la reacciones. Haz tiempo para leer e interpretar los ‘mensajes’ de los otros. Si a alguien no le interesa lo que tú dices, mirará para otra parte o hallará una excusa para marcharse. Si no hace ninguna de las dos cosas, estás pisando terreno firme. Punto clave: para tu tranquilidad, ten en mente que el simple hecho de conversar, no es indicio de que fantasees con esa persona.

-Di: ‘yo sí puedo’: La que dice ‘yo no puedo’, es la voz silenciosas que llevamos dentro... todos tenemos una, la llaman inseguridad, y a veces es tan alta que nos aterroriza que la gente pueda oír. Trata de prestarle oídos sordos a esa voz aprendiendo a repetirte a ti misma una frase positiva. Algo parecido a: ‘tengo unos ojos divinos’, espantará los demonios de tu mente. Punto clave: repite esa frase o mantra en tu cabeza cuando te entren los temblores.

-Desentiéndete de tus amistades: Sí, las amigas pueden servir de barrera para el coqueteo sólo con su presencia, porque apiñarte en un grupo te hace parecer inaccesible. Aliéntalas a romper un poco la claque, tal vez separándote cuando lleguen a un club. Punto clave: salgan de dos en dos o de tres en tres, de ves en cuando, y trata de realizar algunas actividades por tu cuenta.