Tabúes

El misterio de la virginidad

Revista Fucsia , 7/3/2012

La virginidad, aunque no pierde su valor, ya no es una virtud ni un sacrificio. Fucsia consultó con diez adolescentes sobre el momento anhelado o la búsqueda del sexo perdido.

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De tabú a tótem

Para nuestras abuelas la virginidad era una cuestión de honor, que al perderla tenía más repercusiones sicológicas que sexuales. No en vano, en 1918, Sigmund Freud, siguiendo con las disertaciones de su libro Tótem y Tabú, bautizó un artículo con el nombre que aún se conserva para tratar el tema: El tabú de la virginidad. El padre del sicoanálisis, por entonces, no escatimaba esfuerzos para definir lo que él consideraba la sexualidad incompleta de la mujer. Freud al declarar que la mujer estaba sujeta al hombre en su condición sexual, que no era más que una esclava de lo masculino, sin darse cuenta, propició la liberación femenina de las décadas siguientes en Occidente. 

Hoy por hoy, para Serge André, sicólogo francés, autor del libro ¿Qué quiere una mujer?, “la noción de virginidad ya no está ligada a la desfloración, como se concebía en 1918, sino más bien al primerencuentro del goce, que en la cultura contemporánea se ha vuelto casi obligatorio”.

Las colegialas se confiesan

Lo cierto es que la virginidad hoy se asume como algo tan común y corriente como hablar de moda, música y hombres entre las adolescentes y casi adultas. FUCSIA se puso en la tarea de conseguir vírgenes para hablar sobre el tema, y realmente no fue tan difícil. Antes de asistir al entrenamiento del grupo de cheerleaders al que pertenecen, cuatro colegiales entre 14 y 16 años, asistieron a un encuentro con FUCSIA, en la sala de fonoaudiología de su colegio, para hablar sobre la virginidad. Un sondeo que luego repetimos con seis universitarias de 17 a 19 años.

Las cuatro adolescentes nos revelaron sus miedos frente a la ‘primera vez’, que aún presienten lejos de sus vidas. De la virginidad se pasó a hablar de la ilusión de disfrutar el gran momento de perderla, del temor a quedar embarazadas, del pánico a resultar un ente en el ‘arte de amar’, del pavor de equivocarse de persona, del terror de contraer alguna enfermedad.

Sin risitas nerviosas, más bien maliciosas, y con una madurez sorprendente para su edad, concluyeron que “antes, la sociedad presionaba para que te mantuvieras virgen hasta el matrimonio ahora lo que te dice más o menos es que ‘el sexo es lo mejor que usted puede hacer en la vida y tan pronto como sea posible, así que aprovéchelo desde ya’ ”. Reconocieron que la televisión, las amigas, los amigos y el ambiente en general las empujan todo el tiempo en brazos del sexo, así que las cuatro se sienten partede una “especie en vías de extinción”. 

Consideran que cada persona es libre de tomar sus propias decisiones, “lo cierto es que yo sólo pienso acostarme con alguien cuando esté completamente segura de que es la persona indicada. Igual, no me parece que uno a esta edad tenga la madurez para reconocer al amor de suvida”. 

Tampoco sabe cuál es esa edad, pero confía en que cuando llegue el momento, simplemente lo sabrá. Una de ellas se confiesa radicalmente conservadora,dice que sí quiere llegar virgen al matrimonio y que sería muy bonito que si una mujer llega virgen al matrimonio su pareja también lo haga. Tienen claro que la primera vez tiene que ser especial. “Es que no puede ser con cualquiera ni de cualquier manera —reflexionan—.En un baño, en un garaje... No, ¡qué horror...! Y qué incomodidad”.

Dicen que muchas de sus amigas lo han hecho así, en el baño o en el carro parqueado afuera de la discoteca. “La primera vez tiene que ser especial, en un lugar para recordar, donde haya intimidad”. ¿Y si así fuera? “Si tengo novio y aunque no lo ame locamente, lo quiero, ahí sí como que lo pensaría, no?”,confiesa una de ellas mientras otra de las cheers que ha permanecido en silencio un tiempo concluye: “¿Morirse virgen? Qué importa, no es para tanto”.

Las cuatro están de acuerdo en que el requisito indispensable que tendrá ‘el elegido’ es que ellas signifiquen mucho para él.

De 17 a 19, virginidad relativa

Aunque son vírgenes todos sus amigos automáticamente asumen que ya lo hicieron, las que ya la perdieron son capaces de reconocerlo, siempre y cuando sus mamás no estén en la misma habitación y casi todas, admiten que la primera vez les gustaría hacerlo sin protección, pero luego se recriminan su exagerada confianza que podría terminar en un lindo pero indeseado bebé.

Así se manifestaron nuestras entrevistadas de 17 a 19años, que en su break universitario se atrevieron a sentarse en un lugar de comidas rápidas a hablar del tema mientras almorzaban papitas fritas y helados. El concepto de que “la virginidad es algo muy relativo”, fue repetitivo a lo largo de la animada charla, encontrando definiciones tan sorprendentes como: “La virginidad es algo mental, no es simplemente física. En una exposición de biología me di cuenta de que la virginidad no existe, porque el himen que se supone se rompe esa primera vez, es muy elástico y se puede volver a formar, además hay personas que pierden la virginidad física haciendo deportes o con algún accidente”.

“Yo ya la perdí y no me arrepiento. Me llenó las expectativas porque no tenía expectativas. Nada fue planeado”, nos confesó una ex virgen. “Para mí la primera vez fue prácticamente una violación, lo odiaba así que lo ignoré. En cambio la segunda vez yo lo quise y que por decisión mía, para mí ese día yo perdí la virginidad”.

No hay mal que por bien no venga 

Para discutir la virginidad, son pocas las alfombritas de bienvenida de las casas, que aceptan sin tabúes ni penas hablar del tema. El hogar, dulce hogar se vuelve agridulce cuando la curiosidad se despierta en las niñas y los papás, no encuentran en qué hueco meterse para evitar discutir lo que se hizo algún día dejándole como regalo una hija preguntona.

“Mi mamá se muere de los nervios con esos temas y no se atreve a contar nada, yo por eso prefiero no preguntarles”. Por eso la mayoría de las niñas se enteran por X o Y; siendo estas variables en muchasocasiones sus hermanas mayores o en el colegio, que seconvierte en una especie de FBI de la información, transmitiendo datos secretos que nunca deben ser repetidos en casa.

“En el colegio uno se entera de todo y aprende mucho de las niñas repitentes, que como son mayores tienen mucha más experiencia. Los hermanos y las hermanas son una gran fuente de información para esos temas que a uno le da pena preguntarle a los papás”. 

“Hay un miedo a lo que sigue después de hacerlo, no ese miedo físico de Oh–me–va–a–ver–en–pelota, sino el miedo a la cara que uno va a hacer al día siguiente”.

“Mi meta no es llegar virgen al matrimonio, además, ¿qué tal que no llegue a casarme?” Con esta frase se puede resumir muy bien el espíritu que revolotea dentro de algunas de nuestras entrevistadas, que ven al matrimonio muy lejano de sus planes, además de pensar que siempre es mejor experimentar con esa persona antes de decir “hasta que la muerte los separe”, porque, “¿qué tal que lo de él no se pare?”

Fríamente calculado... 

Todas, sin excepción, cuando pierdan la virginidad se lo tendrán que contar a alguien, y (lo sentimos por las mamás) las escogidas fueron sus mejores amigas. Algunas de las revelaciones de nuestras entrevistadas para despedir su virginidad, sin pena pero con gloria, fueron: 

¿Con quién? “Lo ideal sería hacerlo con alguien que esté al mismo nivel de uno, que ninguno sepa ni tan poco ni tanto de lo que vamos a hacer”. “Yo tengo un límite, quiero a un man que sea experimentado, pero que tampoco sea un ‘pipí loco’ horrible”.

¿Dónde? “Cuando lo haga, tiene que ser en un lugar que esté solito, para no tener la presión de que van a llegar sus, o mis papás”. “Fatal uno contarle a sus hijos, que la primera vez fue en un motel o en un baño”.

¿Con qué se protegerían? “La verdad, yo prefiero que mi primera vez sea sin ninguna protección”. “Si él me dice que no se va a poner condón porque le aprieta, entonces yo tomaría pastas”.

Lo cierto es que estas vírgenes no quieren morir vírgenes, y si hoy fuera el último día del mundo... “Si fuera el Apocalipsis y aún permaneciera virgen, llamo a alguien o salgo a las calles a buscar con quién, pero yo no me muero virgen”.