¿La economía puede ayudar a la equidad de género?

Cindy Morales, 28/4/2015

El porcentaje del PIB, los puntos inversión, la cuota de desempleo, en fin, esas cifras que escapan del consumo de noticias promedio, cumplen un papel determinante en uno de los reclamos más importantes desde hace siglos: la equidad de género.

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"La curiosa tarea de la economía es demostrar a los hombres lo poco que realmente saben sobre lo que ellos se imaginan que pueden diseñar", la frase del premio Nobel de Economía, filósofo y jurista Friedrich Hayek, resume los vínculos invisibles entre la economía y el desarrollo social. (Lea también ¿Qué decimos cuando hablamos de feminismo en el siglo XIX?)

El mundo aún desconoce lo mucho que puede influir tanto su bolsillo, su trabajo, su salario como la macroeconomía que dicta el FMI o el Banco Mundial, en revoluciones como la igualdad de género, el desarrollo de hombres y mujeres, la equidad en todo el sentido de la palabra.


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Por lo menos esa fue una de las conclusiones del informe de ONU Mujeres 'El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2015-2016: Transformar las economías para realizar los derechos' presentado simultáneamente en siete lugares del mundo y que examina cómo sería la economía global si realmente fuera efectiva y equitativa con las mujeres.

Una de las cifras más preocupantes señala, por ejemplo, que sólo la mitad de las mujeres en el mundo forma parte de la fuerza laboral, en comparación con las tres cuartas partes de los hombres. (Lea también Las 6 desventajes laborales de ser mujer)

En América Latina y el Caribe, la presencia femenina en el mercado de trabajo tuvo el mayor aumento entre todas las regiones a nivel global -de 40 a 54%- entre 1990 y 2013; pero aún está muy lejos de la participación de los hombres (80%). (Lea también ¿Por qué las mujeres ganan menos que los hombres?)



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-Otras cifras preocupantes-

Empleo informal: El 59% de los empleos de las mujeres se ubica en el sector informal, sin amparo de la legislación laboral y de la protección social. El informe estima que 17 de cada 100 mujeres latinoamericanas económicamente activas son trabajadoras domésticas remuneradas.

Brecha salarial: Mundialmente, los salarios de las mujeres son en promedio 24% inferiores a los de los hombres, con variaciones entre regiones. En América Latina es del 19%. La cifra más alta la tiene Asia Meridional con el 33%. La diferencia en el caso de mujeres con hijos es mayor.

Trabajo doméstico no remunerado:
El 83% de trabajadores domésticos de todo el mundo son mujeres y prácticamente la mitad de ellas no tienen derecho al salario mínimo. Esto refuerza su desventaja socioecono´mica por no poder trabajar o estudiar.


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Niños a cargo: Cerca del 39% de las mujeres trabajadoras cuidan de sus hijos al no tener acceso a una guardería o a un cuidador confiable.

Representación: No se cuenta con liderazgos en sindicatos u organizaciones importantes. En 2014, en seis de las instituciones económicas mundiales más influyentes, la representación de las mujeres en sus juntas osciló entre el 4 y el 20%.

-Diez propuestas-

En una era en la que el empoderamiento femenino es cada vez más visible y en la que, por lo menos una enorme cantidad de gobiernos ha implementado compromisos vinculantes como la ley de cuotas, políticas justas de empleo y protección hacia la mujer, parece que la realidad supera los esfuerzos revelando que las brechas entre géneros siguen, se acentúan y cambian drásticamente las dinámicas mundiales.

“Las economías han fallado en garantizarles a las mujeres su empoderamiento y el pleno ejercicio de sus derechos económicos y sociales, tanto en países ricos como en países pobres”, señala el documento.

El informe plantea diez recomendaciones para transformar las economías en un motor que impulse más los derechos de las mujeres. (Vea aquí el resumen del informe)

1. Crear más y mejores empleos
2. Reducir las brechas salariales
3. Fortalecer los ingresos de las mujeres a lo largo de su vida
4. Reducir y redistribuir el trabajo doméstico
5. Invertir en servicios sociales con perspectiva de género
6. Maximizar los recursos destinados a la igualdad
7. Ayudar a las organizaciones de mujeres a exigir sus derechos
8. Crear un entorno mundial favorable para la realización de los derechos de las mujeres
9. Diseñar políticas con base en las normas de los Derechos Humanos
10. Obtener evidencia que permita medir y evaluar el avance los derechos de las mujeres en todos los campos


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