Editorial Fucsia

Una ciudad de paz, construida por mujeres

Sami, 23/6/2016

A muchas mujeres de nuestro país les ha tocado de frente la guerra, por esa razón hoy, siendo un día histórico para la paz queremos hacerles un pequeño homenaje a ellas, las verdaderas guerreras de la vida.

Imagen: Facebook Liga de mujeres desplazadas - Foto:

En puertas del anuncio histórico para el acuerdo de fin de conflicto en Colombia, que se llevó a acabo hoy en la Habana, Cuba, nosotras quisimos resaltar las mujeres víctimas del conflicto armado que se ha llevado en nuestro país por más de 50 años.

Muchas creeríamos que el rencor hacía la guerra es tan enorme, que tal vez no se nos pasa por la cabeza la idea de perdonar a esos quienes de alguna u otra forma han acabado con alrededor de 220.000 vidas y mucho menos se nos ocurre que, con tanto dolor, sea posible levantar la cabeza y decir “Yo, sí puedo”.

Pero, como le dice Everlides Almanza a BBC Mundo: “Nos pusieron dificultades, que no éramos capaces, pero les probamos que sí éramos capaces y estas casas fueron hechas por nosotras”. Ella, una de las mujeres que pertenecen a la Liga de Mujeres Desplazadas (LMD), nos habla de una ciudad construida y creada por 98 mujeres, que la guerra les arrebató todo. Un día se levantaron y dijeron: “por más conflicto, por más terror, por más ausencia, por más batallas que nos hayan hecho perder, no nos vamos a permitir que derrumben nuestro futuro” y gracias a esto nació esta ciudad, con alrededor de 100 casas ubicadas en dos manzanas, a las cuales llamaron ‘Ciudad de las mujeres’. Y que con el apoyo de Patricia Guerrero, una abogada que al vivir en Cartagena se dio cuenta cómo vivía más de una mujer víctima de este conflicto armado, decidió trabajar con ellas, por ellas y para ellas.

Esta ciudad llena de casitas de ladrillo, pintadas de amarillo, azul y rojo, los colores de la bandera de nuestro país, están ubicadas en Turbaco, a más o menos 20 kilómetros de Cartagena. Allí se vive la paz y reconciliación que tanto abogamos los colombianos, allí ellas, a pesar de los abusos, ultrajes y otras tantas atrocidades que les ha tocado padecer, dicen tener una bendición, sentirse transformadas y aunque no lo crean felices.

Patricia les dio la posibilidad de continuar con sus vidas, de tener calidad de vida y sobre todas las cosas de mostrarle a las niñas y niños pertenecientes a esta guerra, qué es tener un mundo en donde los derechos de las mujeres se valoran y promueven con una vida más digna.

Hoy ratificamos que la reconciliación sí es posible, que callar no es la forma de perdonar, que la única forma de transformar el mundo es tomando medidas de acción y que la guerra también se agota. Por eso tomando ejemplo de estas guerreras, desde hoy podemos decirle #AdiosALaGuerra.

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