Historias

Las niñas que mueren en su noche de bodas a mano de sus esposos

Fucsia.co, 7/8/2014

El mundo se estremeció por la niña yemení de 8 años que murió la noche de bodas desangrada por los ultrajes de su marido. Es la historia que se repite con frecuencia, debido a la violencia justificada en los países que están a favor del matrimonio infantil.

Foto: minidocumental 'Muy joven para casarse' de Stephanie Sinclair - Foto:

Son 50 países alrededor del mundo, especialmente en África subsahariana, Asia meridional y Oriente Medio, los que ven el matrimonio de niñas como una solución para mejorar los problemas económicos de la familia, para pagar la educación de los hijos varones o no hacerse responsables de la educación de sus hijas, que son vistas como una carga. Así lo confirma Unicef. Mientras tanto, los esposos se encargan de moldearlas a su gusto. Por eso, el matrimonio se da desde los 7 años, pues es más fácil formarlas entre más pequeñas estén.


Para 2006, un estudio hecho por Unicef, reveló que 60 millones de niñas menores de 18 años pueden estar casadas alrededor del mundo. Aunque seguramente la cifra es mucho mayor, reconoce la organización. Pero esta realidad no solo afecta al otro lado del mundo. En Perú, el 20% de familias pobres tiene una hija casada antes de los 18 años.

El asunto es que esta costumbre adjudicada a la cultura, perpetúa la pobreza, pues las niñas no terminan la escuela por convertirse en madres sin educación, tener hijos con todos los riesgos que implica ser una materna adolescente, en medio de la miseria. Y si no acatan las decisiones de su familia o de su esposo, corren el riesgo de ser mutiladas, golpeadas y violadas.

La mayoría de niñas, que desconoce lo que sucede durante la noche de bodas, se resiste cuando su esposo, 20 o 30 años mayor, quiere tener relaciones sexuales con ellas. Gritan, patalean, pero esa rebeldía solo las convierte en víctimas de abuso sexual, de golpes, de forcejeos que las lastiman, las dejan lisiadas o las matan.

En estos países, las niñas son vistas como estorbo, no como líderes y seres productivos, tal como sí ocurre con los hombres. Así lo evidencia Stephanie Sinclair en su minidocumental  ‘Muy joven para casarse’.

El informe de Naciones Unidas ‘¿Cómo permiten que las niñas se casen?', hecho en 2006, comienza con la historia de Reem, una niña de Yemen, a quien a los 11 años su padre le puso el niqab (el manto que solo deja sus ojos al descubierto), y la llevó para casarla con su primo, 21 años mayor. Tres días después, ella ya era una mujer casada, situación que la llevó a querer suicidarse cortándose las venas, pero no lo logró. Entonces, el esposo se la devolvió al papá, quien, a su vez, la dejó a cargo de la mamá, de quien estaba separado. Ella la llevó a un juzgado donde le respondieron que ellos no divorciaban niñas, a lo que Reem cuestionó, pero entonces, ¿cómo sí permiten que las niñas contraigamos matrimonio?

Y aunque las cifras de matrimonios de niñas han disminuido, no se ve un final cercano de la barbarie. Hay mujeres como Tawakkol Karman, que se han convertido en activistas para pedir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, además de establecer una edad mínima para el matrimonio. Pero, aunque las leyes lo prohíban, es una costumbre legendaria que no parece perder vigencia, sobre todo entre familias que ven los matrimonios de sus hijas como la solución a su miseria.