Las niñas en la guerra: de menores violadas hasta esposas forzadas

Fucsia.co, 11/2/2015

El 12 de febrero se celebra Día Internacional contra la Utilización de los Niños Soldado. Las niñas, además de ser adoctrinadas para combatir, son violadas de forma sistemática y obligadas a casarse. Colombia es el único país en Latinoamérica donde se registra este fenómeno.

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Se conmemora el Día Internacional contra la Utilización de los Niños Soldado, cada 12 de febrero, con el fin de crear consciencia mundial de que alrededor de 300.000 menores son utilizados para servir como soldados en las guerras.

Según UNICEF, esta realidad es más cruel con las niñas soldado, las grandes olvidadas de los conflictos armados. No solo son adiestradas para participar de forma activa en los combates, sino que son forzadas a servir como esclavas sexuales de los combatientes u obligadas casarse con estos, lo que implica violaciones sistemáticas, embarazos no deseados, abortos forzados y una mayor probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, como el sida.  

Varias ONG, entre ellas Amnistía Internacional y Save de Children, han configurado la denomina “lista de la vergüenza”, en la que se incluyen, además de los países donde se recluta a menores para la guerra, los que emplean niñas para fines sexuales. Siete de los 18 registrados en total.


Colombia tiene el lamentable mérito de ser el único país latinoamericano incluido en este listado. En el caso de las niñas soldado, las dos organizaciones mencionadas indican que se han documentado casos de matrimonios forzados entre menores y miembros de la guerrilla. Muchas de ellas acceden a la boda por razones de seguridad, pues el estatus que les da ser la esposa de un mando evita que puedan ser violadas por otros miembros del grupo armado.

A este respecto, la Comisión Intersectorial de Prevención del Reclutamiento, Utilización y Violencia Sexual contra Niños, Niñas y Adolescentes por Grupos Armados Organizados al Margen de la Ley y Grupos Delictivos Organizados (Ciprunna) ha calificado de ‘riesgo superior o alto’ de reclutamiento de menores a  549 municipios en todo el territorio. Lo que supone el 49% del territorio nacional. Los departamentos con mayor número de zonas afectadas son Antioquia, Caquetá, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Putumayo.

Coincidiendo con esta fecha, las FARC se comprometió a no reclutar a menores de 17 años, como llevaban solicitando diferentes entes internacionales y la sociedad colombiana por partes iguales. “Las FARC, estimando además la necesidad de brindar de manera ostensible medidas de desescalamiento del conflicto que aceleren la marcha hacia la paz, anuncian al país y al mundo que, tomando en cuenta el Protocolo Facultativo del año 2000, anexo hoy a la Convención de los Derechos del Niño, deciden no incorporar, en adelante, menores de 17 años a las filas guerrilleras”, rezaba el comunicado emitido por la guerrilla.

En 15 años, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), han atendido 5.708 niños víctimas de reclutamiento. El Ministerio de Defensa, por su parte, cifra en 4.067 los menores de edad desvinculados en los últimos 14 años, todo ellos con edades comprendidas entre los 16 y los 14 años. De ellos, 2.648, es decir, el 66% estuvieron vinculados al grupo guerrilleros y 676 (17%) al ELN.

Se desconocen las cifras exactas de que proporción de niñas se corresponden con las estadísticas brindadas por las dos instituciones gubernamentales, lo que invisibiliza más si cabe la realidad de las menores.

El libro Las mujeres y la guerra, de la autora Charlotte Lindsey, aporta cierta luz ante esta escasez de datos institucionales.  En este se dice que de las 6.000 mujeres aproximadamente que integran las FARC y el ELN, el 40% (unas 2.500) son niñas de entre 12 y 17 años. 

El reclutamiento de niños es una de las violaciones a los derechos de la infancia más graves según el derecho internacional. A pesar de los esfuerzos de las organizaciones internacionales por visibilizar este fenómeno, UNICEF indica que el tráfico de niñas y niños con fines de uso en la guerra no ha decrecido, y que, de hecho, podría estar aumentando.