Esta prenda surgió en su versión moderna en plena I Guerra Mundial. El brasier no solo permitió que los pechos se mantuviesen sujetos, si no que se convirtió en un signo de la liberación de la mujer, una connotación que hoy en día está en entredicho.
El brasier se convirtió entonces en un símbolo de la liberación femenina. El corsé era una metáfora simbólica de la represión de la mujer a todos los niveles de la sociedad; con él las mujeres no respiraban con libertad y se desmayaban. La invención del sostén fue, por lo tanto, un avance a favor de esa emancipación requerida por las féminas.
Desde entonces, el brasier ha adoptado numerosas formas, colores y texturas, haciendo de él una prenda imprescindible para la gran mayoría de mujeres desde su invención. Sin embargo, esa necesidad en su uso está en entredicho en la actualidad y su visión como exponente de la liberación de la mujer también.
Diferentes movimientos feministas relacionan ahora el empleo del sostén con un símbolo de la contención y la coerción que padece en la mujer del siglo XXI, por un lado, y de la vigencia de esa falta de paridad de derechos de los que gozan estas en comparación con los que ostentan los hombres, por otro. Es por ello que en sus actos públicos, las activistas de estas plataformas, como las de Femen, hagan campaña con los pechos al descubierto.
En lo que respecta a la moda y a sus exponentes, no llevar brasier e, incluso, dejar que estos se trasparenten por debajo de los estilismos ha pasado a ser tendencia. También diferentes artistas y celebrities han dejado de tener reparos en mostrar sus encantos superiores a favor de la lucha de la liberación de la mujer, como es el caso de Rihana y su adhesión a la campaña #FreeThe Nipple.