Women on Waves practica interrupciones farmacológicas de embarazos desde hace 13 años a bordo de su embarcación. Liderada por Rebecca Gomperts, la ONG se acoge a las lagunas legales que imperan en aguas internacionales.
El Menina, de apenas 18 metros de eslora. Foto: hellensar. wordpress.com
La médica, holandesa de origen, comenzó su carrera como activista de la mano de Greenpeace y su barco Rainbow Warrior. Gracias a esta experiencia, tuvo contacto con mujeres que arrastraban grandes secuelas producto de la falta de acceso a un aborto seguro. "Llegaban constantemente en estado de shock, infectadas y desangrándose porque habían sido asistidas en abortos clandestinos que se convertían en carnicerías", declaró en una entrevista al Daily Beast (Lee el artículo ¿Penalizar o legalizar el aborto?).
En 13 años de actividad, Gomperts y su grupo de profesionales de la medicina han visitado países como Irlanda, Portugal, Polonia, España y Marruecos, donde el aborto sigue siendo restringido. “El acceso seguro a esa práctica solamente es posible en el caso de personas con recursos económicos altos, mientras que embarazadas de clases sociales más bajas recurren a prácticas que implican riesgos para la salud y la vida", aseguraba en un comunicado Woman on Waves para justificar su actuación.
Dentro de la embarcación, se aplica la legislación de Holanda a este respecto, de ahí que el servicio que ofrecen esté limitado a mujeres embarazadas de menos de seis semanas y media.