Así lo determinó una investigación de la periodista Kelsey McKinney, después de analizar 244 portadas de la revista. Según ella,
de las más de 1200 portadas que ha tenido la publicación (que se edita desde 1967), alrededor de una cuarta parte ha tenido a una mujer como protagonista.
Los datos indican que de las 244 portadas examinadas, 80 se hicieron retratando a la mujer con camiseta y sin brassier,
35 con brassier y sin camiseta, 26 fueron sin nada de ropa, 59 vestidas y 44 del primer plano de su cara.
Aunque a simple vista la mayor cantidad de portadas sea con mujeres totalmente vestidas, el hecho de que el número restante (185)
esté exponiendo una o más partes de la mujer, refleja una verdad evidente: la figura de la mujer sigue siendo preponderante, incluso por encima de su talento o de la historia que cuenta dentro de la publicación.
Este tipo de exposición, sobre todo en un medio que al menos tiene un enfoque periodístio y narrativo, implica también que
los cambios en la lucha por la objetivización del cuerpo femenino están lejos de darse.
Rolling Stone, de hecho, ha sido criticada en varias ocasiones por concentrarse más en las apariencias de las intérpretes femeninas que en su trabajo. Burlándose de esta idea, en 2012,
la publicación The Stranger hizo una serie de portadas mostrando cómo serían las portadas de la revista si se hablara de los hombres de la misma forma en la que se habla de las mujeres.
Con humor, la publicación The Stranger se imagina cómo serían las portadas si se hablara de los hombres de la misma forma que se hace de las mujeres.