En su libro,
Anorexia y bulimia: Todo lo que necesita saber sobre los trastornos de alimentación, la periodista Alejandra Gáfaro, con la asesoría profesional de la psicóloga Juanita Gempeler, reúne dentro del término “trastornos alimenticios” a tres enfermedades:
anorexia nerviosa,
bulimia nerviosa y trastornos no especificados. Estas enfermedades, según Gempeler, son condiciones de tipo psiquiátrico, que consisten en una “alteración de la relación hambre-saciedad”
Según la National Eating Disorders Association (NEDA), de Estados Unidos, “en algunos individuos con trastornos alimenticios, se ha encontrado que ciertas substancias químicas del cerebro (llamadas neurotransmisores) que controlan el hambre, el apetito y la digestión se encuentran desbalanceados. El significado exacto y las implicaciones de estos desbalances aún se encuentran en investigación.”.
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Anorexia nerviosa. El síntoma principal es un temor exagerado a subir de peso. Es decir, aunque la persona esté muy por debajo de su peso normal, siempre va a tener una distorsión de su imagen corporal.
Debido a este miedo, quienes la padecen dejan de comer por largos periodos de tiempo, hacen ejercicio en cantidades exageradas y recurren a purgantes, para que la poca comida que consumen no sea asimilada por su cuerpo.
Además, su obsesión los lleva a contar cada caloría que consumen. En otras palabras, siempre están haciendo dieta.
En los casos más severos, las mujeres que la padecen pueden experimentar la pérdida de la menstruación, durante más de tres periodos consecutivos.
Otros síntomas son: