Que a ellos el azul y a nosotras el rosado, que a ellos la fuerza y a nosotras la emocionalidad, que a ellos el Whisky y a nosotras el Daiquiri,
sobre las diferencias entre hombres y mujeres mucho se ha especulado, pero ¿qué tan diferentes somos en realidad?
Científicos de la Universidad de Tel-Aviv publicaron un estudio en el
Proceedings of the National Academy of Sciences - PNAS, que indica que
no existe un cerebro masculino o un cerebro femenino. “Los resultados demuestran que independientemente de la causa de observación sexo/género, las diferencias en el cerebro y el comportamiento (naturaleza o crianza),
los cerebros humanos no pueden clasificarse en dos clases distintas: cerebro masculino / cerebro femenino”, concluyen los investigadores.
A esta respuesta se llegó después de escanear más de 1.400 cerebros de hombres y mujeres, a través de imágenes de resonancia magnética, en busca de posibles diferencias anatómicas. Para sorpresa de muchos, fueron más las similitudes que las diferencias. Pese a que se identificaron algunas características más comunes en las mujeres y otras más comunes en los hombres, el cerebro de ambos es un mosaico de características únicas que
rara vez se encuentran en los extremos de “masculinidad-feminidad”.
Sólo el 6% de la muestra escaneada mostró una cierta tendencia más masculina o más femenina, lo que demostraría en un principio que
los hombres no son de marte y las mujeres de venus, como tradicionalmente se ha pensado.
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“Las diferencias de sexo / género en el cerebro son de alto interés social, porque su presencia se asume generalmente para demostrar que los seres humanos pertenecen a dos categorías distintas, no sólo en términos de sus genitales, y así justificar el tratamiento diferencial de hombres y mujeres”, agregan los investigadores.
Para Daphna Joel, profesora de la Universidad de Tel-Aviv y quien lideró el estudio,
“lo que nosotros mostramos es que hay múltiples maneras de ser hombre y mujer, no hay un solo camino y muchas de estas maneras están completamente superpuestas”.
El estudio denominado
Sexo más allá de los genitales: El mosaico del cerebro humano, también puso a prueba algunos de los comportamientos más estereotipados entre hombres y mujeres y
no encontró fuertes correlaciones de género con respecto a actividades como jugar videojuegos.
Aunque este estudio abre la puerta para muchas otras exploraciones sobre la naturaleza de los comportamientos de hombres y mujeres,
es hora de dejar de justificar las acciones de unos u otros en su anatomía.