Las posibilidades que ofrece el universo web permite que esta herramienta sea utilizada incluso para denunciar la vulneración de derechos de las mujeres. Te presentamos algunos ejemplos.
La epidemia que recorre al país asiático en lo que se refiere a la violencia sexual contra sus mujeres parece no tener fin, a pesar de las multitudinarias movilizaciones que se generaron tras el asesinato de Nirbhaya en 2012. La joven universitaria de 23 años fue brutalmente violada y torturada por seis hombres en un autobús en marcha en la ciudad de Nueva Delhi. Su caso generó una ola de denuncias por parte de la comunidad internacional contra el estado indio, exigiendo que se pusiera fin a la situación de desamparo en la que están sumidas las mujeres de la India ante las agresiones sexuales. Solo en 2011 hubo más de 24.200 violaciones, una cada 20 minutos, según datos oficiales.
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Otro caso reciente es Alanah Pearcees, una australiana que trabaja como crítica de videojuegos para emisoras de radio y televisión de su país. La joven, cansada de recibir a través de las redes sociales comentarios sexistas en contra de su labor, enclavado en un sector mayoritariamente masculino, además de amenazas, algunas de ellas de violación, localizó a las madres de sus acosadores para denunciar su situación. A ellas les remitió todos los mensajes ofensivos que recibía de sus hijos. Hasta el momento solo ha recibido la contestación de una de ellas, con la que reproducimos la conversación:
-Hola Anna, no te conozco, pero me preguntaba si XXX es tu hijo.
-Sí, lo es. ¿Por qué?
-Nunca he hablado con él, pero me ha enviado hoy un mensaje preocupante a mi página personal de Facebook y me preguntaba si quieres discutirlo con él. (El mensaje dice: “Te violaré si alguna vez te veo, perra”)
-¡Oh, Dios mío! Pequeña mierda. LO SIENTO MUCHÍSIMO. ¡SÍ, HABLARÉ CON ÉL!
Si bien cada vez hay una mayor conciencia sobre la necesidad de lograr una verdadera igualdad entre géneros y acabar con la violencia machista que se perpetúa contra las mujeres, la pasividad ante estos hechos denigrantes y ofensivos no es algo aislado, ya sea en el entorno de Internet como en la vida real.
Así lo pusieron de manifiesto los activistas de STHM Panda con un experimento en el que querían comprobar cuanta gente es capaz de enfrentar a un sujeto que ejerce violencia de género contra una mujer. De cincuenta personas que presenciaron la escena, solo una fue capaz de interponerse entre el agresor y la víctima.