Hija de Pedro Santos Meneses y Petronila Plata Rodríguez, pasó su infancia al lado de sus padres en la hacienda El Hatillo, en la que recibió una educación tradicional. Desde la Revuelta de los Comuneros (1781-1782), la región del Socorro vivió un particular ambiente de rebeldía. Con la independencia ocurrió lo mismo, y su familia se entregó a la causa patriota. Durante la reconquista, las guerrillas fueron grupos que combatieron con éxito a los españoles. Antonia Santos, quien para entonces había asumido la administración de la hacienda, decidió apoyar a la guerrilla, liderada por su hermano Fernando Santos Plata. Coromoro se llamó, y estaba compuesta por partidas que contribuyeron a los triunfos en el Pantano de Vargas y en el Puente de Boyacá. Sin embargo, el 12 de julio de 1819, la hacienda El Hatillo fue ocupada, y tomada prisionera Antonia Santos, junto a su hermano menor Santiago, su sobrina Helena Santos Rosillo y varios esclavos.
La sentencia, la más drástica, la condenó a muerte. El 28 de julio de 1819, tres días después de la Batalla del Pantano de Vargas, Antonia Santos fue llevada al cadalso junto a Pascual Becerra e Isidro Bravo. A Antonia la acompañó su hermano Santiago, a quien le entregó sus alhajas de oro y su testamento; al oficial que mandaba la escolta le obsequió el anillo que llevaba puesto. Un sargento la ató al patíbulo y le vendó los ojos. Minutos después una recia carga de fusilería cegó su vida.