entrevista

Dos miradas frescas

9/2/2010

David Luna y Camilo De Guzmán, dos jóvenes bogotanos, hablan de su manera de hacer política, de sus posiciones y sus aspiraciones.

Camilo de guzman y David Luna

¿Por qué hacer política?
DL: Yo la entiendo como el arte de servir a los demás y no a sí mismo, por eso, pienso que es totalmente incompatible con la riqueza y tomé la determinación de hacer política porque estaba convencido de que era la mejor forma de llegar al poder para lograr democráticamente cambiar una sociedad. Aunque no deja de pensarse que a uno también le aumenta el ego cuando los resultados son positivos.
CG: Yo siempre he tendido hacia el servicio público, tenía claro que quería aportarle a mi país. Como muchos de mi generación estaba desencantado con la política y con la cultura del clientelismo, de los nexos con los grupos armados y de las mañas viejas, pero al ver cómo se ha desarrollado la tecnología de la información y las comunicaciones, vi una gran oportunidad para vincular a los jóvenes al debate sobre el futuro de la nación que vamos a heredar. Al ver los ejemplos por Twiter, noté que estos espacios se pueden aprovechar para proponer una nueva cultura política más participativa, transparente y accesible, y trabajar para lograr un cambio profundo.

¿Cuántos años tienen y desde qué edad les nació la pasión por la política?
DL: Tengo 35 años, llevo 15 haciendo política, comencé como miembro de una Junta de Acción Comunal, después como edil, dos veces como concejal y ahora estoy en el Congreso, pero creo que la pasión por la política me nació desde antes, primero, porque mi papá me llevaba a acompañar a mi abuelo en sus correrías políticas, y segundo, porque mi mamá siempre ha trabajado en temas cívicos, lo que me han permitido entender que la ayuda hacia los ciudadanos.
CG: Yo tengo 26 años y también crecí en una casa en la que se hablaba abiertamente de política. Mi mamá siempre trabajó en derechos humanos, y esos temas me empezaron a interesar desde temprana edad. Hubo un evento que marcó mi decisión: a mi papá lo secuestraron las Farc cuando yo tenía 13 años, eso nos obligó a abandonar el país y tuve que arrancar de una posición más pareja de la que había tenido en Colombia, así me di cuenta de las ventajas que da un buen gobierno.

¿Hay herencia política en sus familias?
DL: Mi abuelo fue un gran amigo de Jorge Eliécer Gaitán, militó en su movimiento popular y político. Mi padre hizo pinitos en política, fue Secretario de Gobierno, de un gobierno conservador con Gabriel Melo y de uno liberal con Jaime Castro, lo que tuvo influencia en mí, como también mi mamá, mis amigos, mi familia, las instituciones educativas. Por mi parte no he hecho nada distinto a trabajar en política.
CG: Mi abuelo paterno era muy cercano a Laureano Gómez, él le ofreció varios cargos. Mi mamá fue asesora de derechos humanos de Virgilio Barco, mi papá fue Embajador y Asesor de Samper y Embajador de Pastrana. A mí lo que me motiva, es tratar de proponer con los nuevos medios una cultura política distinta.

¿Por qué la despreocupación de la juventud por la política?
DL:
Yo creo que hay tres razones. La primera, lastimosa, y sobre todo desastrosa, los asesinatos de Rodrigo Lara y de Luis Carlos Galán lograron que casi una generación y media decidiera no hacer política, y permitió que los grupos al margen de la ley se tomaran gran parte de los espacios políticos. Segunda, que tradicionalmente la política se hacía en una sola vía, el ciudadano tenía que escoger y punto, los jóvenes se aburrieron de eso, porque lo sentían como una imposición. Tercero, y lo más complicado, es la descalificación: “usted es muy joven…”, “usted no puede participar…”, “a usted le falta mucha experiencia…”, “usted aun no puede gobernar”, pero lo importante es que entendamos que las oportunidades que requiera la juventud, pues depende en gran medida de los políticos.
¿Qué gente de su generación está interesada en la política?
CG:
Desafortunadamente muy pocos y yo creo que una de las razones la mencionó David, la ola de violencia con la que creció lo que llamo la ‘Generación del Bicentenario’, nosotros fuimos testigos de múltiples escándalos de corrupción, clientelismo, nexos con los grupos armados, de manera que la palabra política ha adquirido una connotación negativa. Pero también creo que habrá un gran cambio, porque la tecnología nos da un escudo en contra de las viejas prácticas. Los bandidos son los más interesados en colocar gente en el poder, y ahora con la tecnología podemos contrarrestar esos efectos nefastos sobre nuestra democracia.
Lo bueno, lo malo y lo feo de hacer política en Colombia…
DL: Lo bueno, servir y transformar; lo malo, la presión de algunos desadaptados con armas, con dinero, y hasta con tamales, tratando de comprar conciencias, votos; y lo feo, la falta de tolerancia.
CG: Lo bueno, el gran alcance que pueden tener líderes responsables, éticos con visión para generar profundos cambios sociales; lo malo, las tácticas viejas, aprovecharse de la vulnerabilidad de la gente, ofreciéndole suplir necesidades inmediatas, comprándoles la dignidad y quitándoles el poder de decisión; y lo feo, y estoy de acuerdo con David, es la falta de tolerancia y el pobre nivel de debate.

¿Están de acuerdo o no con el matrimonio y la adopción de las parejas gay?
DL
: Estando en el Congreso, voté positivamente para que las parejas del mismo sexo tuvieran los mismos derechos sociales, porque creo que negarles la posibilidad de casarse no tiene sentido. Y sobre la adopción, creo que al país le falta madurez en el sentido de que si hay control sobre esa adopción, bien pueda darse, pero mientras eso no exista, es mejor aguantar.
CG: Yo considero que este tema nace en el derecho a la privacidad, y hay dos derechos constitucionales que se aplican: a la intimidad y al libre desarrollo de la personalidad, que se tienen que otorgar a todo el mundo, si no, no es derecho, es privilegio, en ese sentido estoy de acuerdo con que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos. En cuanto a la adopción, pienso que los criterios no se deben basar únicamente en la preferencia sexual de los padres, es el bienestar del niño lo que debe primar, entonces, creo que en ese sentido nos falta madurez y tolerancia para poder aceptar un esquema como este.
¿Cómo erradicar la violencia intrafamiliar?
DL:
Creo que Colombia está atravesando por momentos muy complejos en cuanto a violencia intrafamiliar. Primero en contra de los niños, cada día el número de violaciones y maltrato infantil aumenta el 70%, se da en la misma casa y los delincuentes que son condenados por esto, recuperan prontamente su libertad y reinciden; y segundo, en cuanto a las mujeres, hay una mujer muerta diariamente en Colombia por causa de la violencia, en muchas ocasiones asociada al machismo, y mas allá de estar de acuerdo con unas fuertes penas, se necesita hacer dos cosas: impartir educación hacia la necesidad de respetar a los niños y a las mujeres, y entender que la virilidad de los hombres no se expresa a través del maltrato.
CG: Considero que es un problema de cultura, en muchos campos, incluyendo éste, tenemos leyes que son fuertes, que sancionan y que protegen a las víctimas, pero la cultura todavía lo tolera y eso sólo se puede remediar con pedagogía, tenemos que generar un rechazo profundo a este tipo de prácticas para que los que cometen estos actos brutales contra niños y mujeres sientan vergüenza. Aparte de eso, tenemos que meterle un componente moral, hemos perdido la sensibilidad a lo injusto; necesitamos autocontrol como sociedad.

¿Cómo controlar el embarazo infantil?
DL: Creo que ese es el problema más grave que tiene en este momento el país, los embarazos infantiles aumentaron en un 60%, los embarazos juveniles en un poco más del 40%. Una niña que queda embarazada antes de los 14 años, tiende a quedar otra vez embarazada antes de los 18. Cuatro de cada diez niños no conocen a su papá y esto tiene una explicación clara que se divide en tres temas: uno, no podemos seguir pensando que este es un problema religioso, no podemos seguir tapando el sol con las manos y diciéndole a los niños que no puedan acudir a la educación sexual, yo creo que ellos tienen la necesidad de entender y saber qué es un condón, qué es una T, qué son las pastillas anticonceptivas, qué es la pastilla del día después, etc.; en segundo lugar, creo que hay un problema filosófico y económico asociado: estamos generando incentivos negativos para que las niñas cada día sean madres más jóvenes, entregarle un subsidio, un cheque mensual, lo que está haciendo es que no vea opción distinta a embarazarse para tener recursos. El tercero es que en los colegios existe el temor, casi reverencial, de hablar sobre el tema cuando es el escenario ideal.
CG: Considero que es un tema de pedagogía, debe haber educación sexual en los colegios, ojalá un par de años antes de que empiece la actividad sexual, no sólo para prevenir enfermedades, sino para concienciar a los jóvenes de las oportunidades que pueden perder teniendo un hijo cuando no están preparados. Muchas niñas que quedan embarazadas pierden la oportunidad de estudiar, de ejercer una carrera... En este país no podemos seguir permitiendo que todo lo que la Iglesia dice que es pecado, sea ilegal. Este también es un tema de privacidad, de integridad corporal y las mujeres tienen derecho a decidir qué hacen con su cuerpo, en ese sentido, estoy de acuerdo, no moral sino legalmente, con que la gente tenga la opción de abortar; uno no puede imponer sus propias creencias morales sobre los demás.

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