En Colombia se practican 450 mil cirugías estéticas anualmente. En una época en que es las quinceañeras reciban un aumento de senos como regalo, el senador del Partido de la U Mauricio Lizcano plantea prohibirlos a través de un proyecto de ley.
El pasado 7 de abril se radicó en el Congreso de la República un proyecto de ley que busca prohibir las cirugías y procedimientos estéticos en menores de edad. La iniciativa contempla algunas excepciones: la rinoplastia, la autoplastia, las cirugías reconstructivas y las de cambio de género, pero se va lanza en ristre contra el aumento de glúteos y de senos, la liposucción y las inyecciones de silicona.
Si bien es cierto que cualquier persona debería tener la opción de elegir sobre las transformaciones que sufrirá su cuerpo, no es menos verdad que en Colombia los jóvenes están condicionados por la búsqueda de ideales estéticos que se materializan en concursos de belleza y productos televisivos como la famosa serie Sin tetas no hay paraíso.
Se sabe que de 450 mil cirugías que se practican anualmente en Colombia, el 30% se hace a menores de edad. Sin embargo, ¿podrá la ley prevenirlas? Dado que lo prohibido es también causa de deseo, debemos repensar si médicos y padres no son capaces de asumir la mejor decisión para los menores y por lo tanto tienen que ceder esta decisión a la sociedad. FUCSIA abre el debate.
Mauricio Lizcano
Senador por el Partido de la U y principal ponente del proyecto de ley
Solo se necesita la aprobación del padre y del médico para que las niñas puedan practicarse cualquier tipo de procedimiento quirúrgico, aunque no estén preparadas ni física ni psicológicamente para el cambio. Una mujer termina de desarrollarse hasta los 21 años de edad, así que se entiende que si se pone implantes lo más probable es que le toque cambiarlos cuando entre a la adultez. Es bien sabido, además, que las que se someten a cirugías innecesarias lo hacen por presión social o por bullying y no por un deseo real de transformación.
Por supuesto, hay quienes plantean un importante debate en torno a la autonomía que cada quien tiene sobre su cuerpo, pero estamos partiendo de la base de que estas jóvenes no tienen independencia: están influenciadas por sus familiares, por la sociedad, por los medios de comunicación que les dicen cómo tienen que verse y actuar.
Los estatutos que existen hoy en día no funcionan, por lo que nos vimos en la necesidad de ser rigurosos y tratar de implementar una prohibición. Esta ley es tendencia en todo el mundo: Estados Unidos reguló las cirugías en menores porque el 50% de los procedimientos se hacían a este grupo poblacional, y en Argentina se prohibió el aumento de busto para las jóvenes. Creo que debemos ser transgresores y a la vez rigurosos. Si la conciencia social está averiada y la ley es nuestro único recurso, hay que recurrir a esta opción.
Roberto Chaskel
Psiquiatra especializado en niños y adolescentes, coordinador de Psiquiatría Infantil en la Fundación Santa Fe
Tengo un número importante de niñas en consulta que recibieron de regalo de 15 años un aumento de senos o de glúteos. Estas son jóvenes que no fueron valoradas juiciosamente por un psicólogo o un psiquiatra previo a entrar a cirugía, y que usualmente presentan una profunda inconformidad con su cuerpo llamada dismorfofobia.
Pero la condición no mejora con las cirugías, sino que tiende a empeorar y hace que se presenten cuadros depresivos, trastornos de angustia e intentos de suicidio. Es un grupo de pacientes que genera muchas complicaciones. Los especialistas de salud mental siempre estamos haciendo un llamado a nuestros colegas de la cirugía plástica y estética para que hagan valoraciones rigurosas, de modo que se eviten cuadros complejos en las niñas.
Creo que si las cosas se hacen con sensatez, las consecuencias no tendrían que ser nefastas. Es cuestión de profesionalismo y de franqueza.
Florence Thomas
Columnista de El Tiempo, psicóloga y profesora de la Universidad Nacional de Colombia
Las cifras de cirugías estéticas en menores de edad son alarmantes. Aunque no se debería necesitar una legislación para que médicos y padres entiendan que los niños no tienen herramientas para conllevar una transformación que en principio no es natural, estamos en un país que le tiene miedo a la ley, de manera que hace que esta sea, ciertas veces, nuestro único salvavidas. Mejor esto que seguir soportando que las madres auspicien cirugías en sus niñas para luego hacerlas entrar en concursos de belleza, para hacerlas casar tempranamente o explorar una sexualidad que aún no se ha desarrollado del todo.
Los cirujanos tienen que ver más allá de la mina de oro que significan las adolescentes en nuestra sociedad. Tendrían que hacer un análisis consciente, caso por caso, para que se decida responsablemente sobre el cuerpo de la menor, quien a la larga es un ser vulnerable.