El nombre de Magrit quedó ligado a doña Letizia, cuando se convirtió en la flamante Princesa de Asturias.
Su cuñado, Jaime de Marichalar, socio de la tienda de Manolo Blahnik en Madrid, le había enviado a palacio unos preciosos manolos blancos, pero Leticia, siguiendo los sabios consejos de la Reina de no dar lugar a la menor crítica por pequeños detalles, optó finalmente por los zapatos que ella misma había elegido y Magrit le había fabricado con mimo artesanal en Elda, Alicante.
“Manolo Blahnik es español, pero sus zapatos son hechos en Italia, mientras que los Magrit son ciento por ciento españoles y, además, me gustan”, se dijo la aguda ex periodista, sabiendo que en su nuevo oficio tenía que contentar a todos.
¿Qué le gusta a doña Leticia de Magrit? Para empezar, que sus propietarios, la familia Amat, llevan más de 80 años elaborando con mimo unos zapatos que, aunque fabricados industrialmente en Elda, Alicante –la región zapatera por excelencia de España– parecen hechos a mano.
Doña Letizia mide 1,68, y el Príncipe 1,96. Aunque en su vida privada se le vea siempre con bailarinas y mocasines en sus apariciones públicas con el Príncipe, se obliga a ponerse plataformas de hasta 11 centímetros para suavizar la diferencia de altura. Además, sabe que no va a dar muchos pasos con ellos, y eso la reconforta porque, como cualquier humana, lo de las plataformas para andar de verdad sería un suplicio.
Con un 38 de pie y un tobillo de yegua pura sangre, doña Letizia pone en valor cualquier zapatito que se ponga, no por emular a la Cenicienta precisamente, cuyo finísimo pie le valió un reino, sino porque sabe que la verdadera elegancia nace de abajo hacia arriba.
Otro detalle muy bien visto por quienes se divierten observando y criticándolo todo, es su tendencia a repetir atuendos cuando sabe que le favorecen. Así, el vestido entallado de blonda gris de Felipe Varela con zapatos de Magrit a tono, que llevó en octubre pasado en Oviedo, en la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias, en los que se fotografió varias veces con Íngrid Betancourt, Premio a la Concordia, lo volvió a llevar en los diferentes actos de promoción del ‘Made in Spain’ en Nueva York en febrero de este 2009. Dada la crisis, ese gesto suyo de volver a usar los mismos vestidos y accesorios deja buena impresión.
Se sabe que doña Letizia ha encargado 18 pares de Magrit para sus actividades, oficiales o no, de esta primavera-verano. Si pensamos que Magrit llega a fabricar hasta 200 mil pares al año, que exporta triunfalmente a la Comunidad Europea (más de 60 por ciento) y el resto a Asia, América y Australia, su petición podría parecer insignificante, pero no lo es, cuando se piensa el poder de arrastre que tienen estas personas tan mediáticas y el gancho para animar a la compra a todas aquellas a quienes les gusta su estilo.
No es la única celebridad española que públicamente ha declarado su adicción a Magrit. Carmen Posadas, columnista de FUCSIA; la preciosa actriz Pilar López de Ayala o Eva Hache, divertida presentadora de TV, se muestran frecuentemente con estos zapatos, que en ocasiones especiales pueden ser hechos a la medida, como ocurrió con Camilla Parker Bowles en sus segundas y novelescas nupcias con el Príncipe de Gales. Y es que hasta la presentación con los papeles de seda a tono con el color de los zapatos y las preciosas cajas que los envuelven son principescos.