belleza

El poder de los ingredientes naturales

28/10/2013

El sueño de un estudiante de crear una compañía de cosméticos que entiende la belleza como una historia de vida, se vuelve realidad con Natura, la octava compañía mas innovadora del mundo.

Esta es la crónica de una visita de tres días a las instalaciones de Natura en Cajamar, a las afueras de Sao Paulo, en medio de la mata atlántica. La fábrica está construida en medio de jardines y estanques que crean una atmósfera de serenidad y de cercanía con la naturaleza. Los espacios están pensados para que la gente se sienta bien y trabaje en medio de un ambiente grato.
Hace 45 años, en 1969, nació Natura, compañía de cosméticos, en Sao Paulo, Brasil. Hoy es la octava empresa de cosméticos más innovadora del mundo, de acuerdo con el ranking de las cien que cumplen este propósito, según la revista Forbes. Su creador, Luiz Da Cunha Seabra, era apenas un muchacho de 27 años, estudiante de economía, que soñaba con crear empresa. Da Cunha no sospechaba que su destino estaría en el mundo de la belleza. Un día se le ocurrió que, más que productos para embellecer, los cosméticos entrañaban un conocimiento. Viendo en ello una oportunidad de negocio inició de la mano de unas pocas fórmulas cosméticas la aventura de crear la empresa más exitosa del Brasil en el campo de la belleza. Luiz y sus socios crearon entonces una filosofía: las relaciones con sus clientas como una cadena productiva y la belleza al alcance de todas. Regalaba una tarjeta con una rosa blanca a sus primeras clientas, algo a lo que no estaban acostumbradas y les encantaba. Es la forma como Natura empezó a establecer una relación con las mujeres.
Seabra montó un laboratorio y empezó a trabajar con los ingredientes naturales que dada la riqueza de la flora del Brasil, algo que no resultaba tan difícil pero sí novedoso para esa época, pues pocos creían en los beneficios de las plantas y las grandes casas cosméticas preferían los ingredientes producidos en laboratorio. Hoy, Natura utiliza en cada producto cerca de un 80% de ingredientes naturales, el 20% restante son desarrollados tecnológicamente.
Aunque era un personaje muy tímido, Seabra creyó desde el primer día que entablar relaciones personales con las clientes diferenciaría a su empresa de las demás. De allí nació la idea de las ventas directas a través de consultoras que podían indicarle a una mujer qué productos usar para su tipo de piel y edad, según el clima y la hora.
En los años ochenta Natura se dedicó al crecimiento regional y gracias a la asociación de Luiz con Guilherme Leal y Pedro Pasos, adquirió la capacidad económica para crecer. Convencidos de que la belleza se revela de diferentes formas y fieles a su filosofía, siguieron expandiéndose y empezaron a cotizar en la bolsa de valores brasileña. La aparición de los dispositivos de recarga, es decir, el poder resurtir un producto en envases menos costosos, marcó un hito en la historia de la compañía pues se redujo el uso del plástico en un 54 por ciento, lo que minimiza el impacto en el medio ambiente. Al bajar el costo de los productos, aumentaron exponencialmente las ventas. No demoraron mucho tiempo en conquistar el mercado en Chile y Argentina, muy pronto siguió Perú y desde 2007 están presentes en Colombia y México. Axel Moricz de Tecso, gerente general para Colombia, trabaja desde el primer día con la filosofía que ha hecho de Natura la tercera empresa cosmética más importante del mundo. Su meta es convertirla en líder en el país dentro de un modelo de desarrollo sostenible. Cuenta con un portafolio de cerca de 450 productos fabricados en la planta de Cajamar, que son importados según los pedidos. Así se consolidaron en el mercado nacional.

Ekos, por el respeto a la naturaleza
Siguiendo la línea trazada desde el primer día de trabajar en armonía con la naturaleza, Natura no hace pruebas en animales y practica el uso amigable de la biodiversidad. La línea Ekos, creada hace doce años y relanzada este año, está hecha con productos a base de ingredientes nativos de la Amazonía brasileña. En desarrollo de este proyecto se trabaja con las comunidades indígenas, de la mano de antropólogos que conviven con ellos. Para empezar, les pagan por los derechos al conocimiento tradicional de cada uno de los ingredientes que sale de la selva como la castaña o el muru moru, y un precio justo por la recolección. Todo ese conocimiento ancestral es usado por la compañía en la fabricación de las cremas y por medio de la recolección se ha logrado integrar las comunidades al modelo pionero de hacer negocios de una manera sostenible. La Amazonía es una región muy rica pero frágil, por eso tienen cerca de 200 científicos dedicados a estudiar la flora y de cómo utilizar los principios activos con protocolos muy estrictos sobre sustentabilidad para transformarlos en productos innovadores, aportan recursos para desarrollar proyectos locales y logran que la marca y la comunidad trabajen de la mano. Es un ejercicio de mutuo aprendizaje como dice Sergio Talocchi, gerente de Relaciones con las Comunidades de Natura.
A través de esos principios activos la persona que usa un producto se conecta con la naturaleza, con los olores, sabores y aromas del bosque y la selva tropical. También son ingredientes que cuentan historias y leyendas como la de la pripioca, una raíz que produce un aceite esencial. Desde los empaques que están inspirados en las botellas de los mercados tradicionales del Brasil, hasta la labor con las comunidades que permite que tanto el medio ambiente como la cultura de los indígenas se proteja y prospere, la marca ha inventado un modelo innovador en la industria cosmética. Los beneficios no son solo para los consumidores: actualmente se utilizan cerca de catorce activos que le generan a los habitantes de la Amazonía cerca de diez millones de dólares.=

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