Carrie, Miranda y Charlotte vuelven con una nueva temporada que celebra la evolución, la complicidad y el estilo inconfundible de Nueva York.
Cuando Sex and the City llegó a la televisión en 1998, no solo redefinió el género de las series femeninas, sino que se convirtió en un espejo —a veces idealizado, otras brutalmente honesto— de lo que significaba ser mujer, amiga, profesional y romántica en el Nueva York del cambio de milenio. A más de dos décadas de su debut, And Just Like That..., su secuela espiritual, sigue demostrando que la conversación nunca termina.
Carrie, Miranda y Charlotte están de vuelta, esta vez acompañadas por nuevas voces como Seema y Lisa, para explorar los matices del amor, el deseo, la pérdida y la reinvención en una etapa de la vida poco retratada en la ficción: los 50 y más allá.
La tercera temporada de And Just Like That…, compuesta por 12 episodios que se estrenarán semanalmente desde el 29 de mayo hasta el 14 de agosto en Max, promete una mezcla familiar de risas, drama y moda. Michael Patrick King, junto a un equipo de producción que incluye a Sarah Jessica Parker, Cynthia Nixon y Kristin Davis como productoras ejecutivas, ha tejido una narrativa que honra el legado de la serie original pero se atreve a evolucionar con los tiempos.
Esta no es una historia sobre el pasado, sino sobre cómo seguir descubriéndose en un presente lleno de nuevos retos y placeres.
La ciudad de Nueva York vuelve a ser una protagonista más, vibrante y elegante, tan impredecible como las vidas que alberga. Y aunque ya no vemos a las protagonistas en clubes a las 3 a. m. o corriendo detrás del amor idealizado, hay algo aún más interesante en esta etapa: la posibilidad de redefinir lo que significa ser feliz, deseada, libre y auténtica a cualquier edad. Porque si algo ha dejado claro esta franquicia es que la verdadera belleza del camino está en seguir caminándolo, juntas.
And Just Like That…, en su tercera entrega, reafirma el valor de contar historias que hablen de mujeres reales en evolución, de amistades que se transforman y del poder de encontrar nuevas formas de amar (y de vestirse) a cualquier edad.