El slow living se ha convertido en una tendencia que busca romper la rutina.
La mayoría de personas en el mundo viven a toda velocidad su día a día, corriendo con sus compromisos familiares, académicos y laborales, sin espacio para hacer una pausa que les permita conectar su cuerpo y mente con el objetivo de reducir el estrés, ansiedad, depresión y prevenir problemas de salud a futuro.
Aprender a manejar un estilo de vida saludable bajando el ritmo de la rutina, tomando un tiempo para percibir el entorno, disfrutar la naturaleza, descansar o simplemente prestar atención al presente, puede convertirse en todo un reto en la actualidad porque hay personas a las que les parece bien ir a un paso acelerado.
Por esta razón, se ha vuelto tan popular el término slow living, que consiste prácticamente en una filosofía de vida que se enfoca en el ahora, en contemplar lo que está sucediendo en este momento con calma, una invitación a dedicarle tiempo a lo realmente importante y hacerlo bien.
Es un movimiento que surgió en los años 80 y que va en contra de la inmediatez, pero que no se debe confundir con un estilo de vida irresponsable o perezoso, por el contrario, el slow living resulta ser muy efectivo para manejar la salud mental a tiempo antes de que colapse o requiera un tratamiento especial. La idea principal es contemplarlo todo en el instante preciso sin afanes.
Esta filosofía de vida trata de explicar que cuando una persona está comiendo, es eso, comiendo, y cuando descansa, solo es eso, descansar. Sin embargo, en realidad ocurre lo siguiente; cuando una persona está comiendo, al mismo tiempo está tratando de resolver asuntos pendientes desde su dispositivo móvil y antes de descansar está pensando en los compromisos que quedaron pendientes para el siguiente día.
Como vivir deprisa se ha convertido en parte de la cotidianidad, de lo que muchas personas consideran como normal y hasta parte de ser efectivos o hábiles, lo que no se percibe en detalle son todas esas cargas que realmente representa el hecho de ir apresurado, el esfuerzo tan enorme que hace la mente y el cuerpo hasta alcanzar su límite y de una u otra forma pedir una pausa para prestarles atención.
Así que entre los beneficios más relevantes del slow living es disfrutar de cada acción; al dormir tranquilo y las horas suficientes se fortalecerá el sistema inmunológico que ayudará a combatir la depresión y reducir la ansiedad, además de favorecer la memoria.
También se podrá lograr una desconexión total de la tecnología, lo que permite percibir mejor lo que está alrededor sumando paz. Adicionalmente, trae calma porque queda tiempo para sí mismo, para escucharse, tomar conciencia y por fin conectar cuerpo y mente con la intención de lograr un equilibrio.