Estilo

Estilistas a la sombra de las estrellas

Fucsia.co, 4/12/2013

Detrás de la imagen de los famosos hay un séquito de expertos, personajes tras bambalinas que los hacen brillar frente a las cámaras. Conoce a los más famosos acá.

Perfil de pinterest de Rachel Zoe

Detrás de una gran celebridad, hay un gran estilista. Estos gurús del estilismo son los responsables de posicionar a sus clientes en las exclusivas listas de los mejores vestidos, esas que copan las páginas de cualquier revista que se precie y encumbran a sus protagonistas como referentes de elegancia.  También son los causantes de los cambios de look y las transformaciones que experimentan las estrellas en cuestión de vestimenta a lo largo de los años.

Son verdaderos generadores de marca. Tal es el caso de Rachel Zoe, quien cuenta con firma de moda propia y un programa de televisión. La neoyorkina puede presumir de contar entre su vasto directorio de clientas a actrices de la talla de Cameron Díaz, Anne Hathaway o Kate Hudson, a las que viste para la gran mayoría de eventos de alfombra roja.

Los estilistas pueden catapultar a sus celebrities o provocar que queden marcados con la letra escarlata, esa que los señala como los peores vestidos. De hecho, su labor, en muchos casos, radica en conseguir que se hable de la famosa en cuestión, es decir, generar controversia. La elegancia, en ese caso, queda en un segundo plano porque crear polémica vende. Si no, que se lo pregunten a Miley Cyrus y su metamorfosis, obra de las estilistas Simone Harousche y Lisa Katnic.

El trabajo de un estilista se extiende más allá de la aparición del famoso en la alfombra roja del evento en cuestión, aunque ese sea el contexto en el que será valorada su labor, para bien o para mal.  Entre otras, este debe indagar las tendencias que están de moda en cada momento, lo que implica acudir a presentaciones y desfiles, definir una propia para su estrella y asesorarle en su mantenimiento; crear una lista de proveedores que le faciliten las prendas que, posteriormente, portará la celebritie. También, elegir los accesorios que complementen el vestuario principal de su cliente; gestionar la devolución de esas prendas, e, incluso, manejar su armario privado.

A través de las estrellas, los estilistas recuperan accesorios y prendas olvidados con el paso de las temporadas y los vuelven a poner de moda. Mel Ottenberg, por ejemplo, es el artífice de que los crops tops o las botas bombers con los que viste la camaleónica Rihanna sean de nuevo un referente en el armario de cualquier fashion victim.  

Nicole Chávez es otra de esas grandes gurús de la moda reconocidas por su labor estilística. Su inconfundible visión catapultó a la casi desconocida Rachel Bilson (protagonista de la serie norteamericana O.C) como ícono de estilo. Ahora, se han unido para lanzar una marca conjunta de zapatos de la que Bilson es la cara visible.

Otro de los nombres más cotizados entre las estrellas es Petra Flannery. En su elegante visión de la moda han confiado actrices de la talla de Emma Stone, Claire Danes y Mila Kunis. Estee Stanley también se ha hecho un lugar propio gracias a su trabajo vistiendo a Ashley Olsen, la española Penélope Cruz o la señora de Timberlake, Jessica Biel.

La labor de los estilistas a la hora de impulsar la imagen de las estrellas ha ido cobrando peso con el paso del tiempo. Tras años de permanencia a la sombra, sus nombres comienzan a trascender y a adquirir peso y relevancia en el sector de la moda.

En muchos casos, son las propias celebrities las que no dudan en hacer público el nombre de sus estilistas o posar junto a ellos en los eventos, sabedores de que fichar con uno de estos profesionales con nombre propio genera valor de marca. Deborah Waknin, por ejemplo, es una de las estilistas con más renombre en el show business. Tras una extensa carrera de 25 años en la profesión, ha colaborado con personajes de la talla de Sandra Bullock, Halle Berry o Sofía Vergara.  

La confianza que deposita la celebritie en su estilista en cuestiones de moda trasciende en algunos casos el vínculo puramente de cliente-asesor y se vuelve una relación comercial en la que ambos se convierten en socios. Tal es el caso de Cher Coulter y la actriz Kate Bosworth; juntas han creado una línea de joyería.

Leslie Fremar, con Julianne Moore; Charlize Theron o Scarlett Johansson también entre su lista de clientas;  Tara Swennen, encargada de vestir en la alfombra roja a Kristen Stewart; Kate Young, quien hace lo propio con Natalie Portman; Jennifer Rade, estilista de Angelina Jolie; Brad Goresky, quien tiene entre sus filas a Jessica Alba o Christina Ricci; Nicola Formichetti, actual director artístico de la firma Diesel y antiguo asesor de la ecléctica Lady Gaga;  los estilistas de cabecera de Jennifer López, Mariel Haenn y Rob Zangardi, que acaban de ser fichados por Kim Kardashian, son algunos de los nombres sin cuya labor a muchas estrellas hollywoodienses les resultaría imposible llegar a encumbrase como iconos de moda. O lucir tan bien.


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