A propósito de la polémica que tuvo como protagonista a Rihanna y unas fotografías de ella sin ropa que, luego fueron censuradas por Instagram, nos preguntamos cuál es el límite entre lo que se puede y se debe difundir.
Una de las fotografías de la sesión de Lui que la cantante de Barbados subió a su cuenta de Instagram.
Aquí es cuando uno se hace de nuevo la misma pregunta, ¿por qué tanta mojigatería cuando la sociedad en la que vivimos se recrea constantemente en las imágenes violentamente explícitas que conforman los noticieros y los periódicos, en los desnudos a los que recurre constantemente la industria de la moda y las revistas que le abanderan?
El sociólogo Mario Pineda, licenciado por la Universidad Complutense de Madrid, España, indica que “estamos inmersos en una sociedad mediatizada, en la que el paradigma sobre lo que es políticamente correcto difundir y lo que no, ha quedado ciertamente difuso. Hemos normalizado todo tipo de imágenes y situaciones gracias al influjo de internet y a la capacidad de los medios de comunicación de informar sobre lo que ocurre en el mundo. De vez en cuando, alguien hace gala de cierta ética (entrecomillada) y decide que algo es demasiado morboso, amarillista o erótico como para no quejarse en voz alta de esos contenidos. Pero no, definitivamente la mojigatería no es una cualidad que se le pueda circunscribir al momento en el que vivimos”.
Portada de la revista Lui que Rihanna protagoniza
Resulta pues, ironico, como asegura el experto, como una portada de una revista puede suscitar tanto revuelo, de la misma forma que una escena de una violación genera tanta controversia cuando "los noticieros que consumimos a diario están repletos de noticias sobre atrocidades y crímenes que ya no nos conmueven en absoluto", concluye.