Decenas de preguntas directas y a ‘calzón quitao’, han llegado al Consultorio Fucsia. Respuestas a las cinco consultas más calientes, sin pelos en la lengua. Sólo para desinhibidas, sin tabúes.
Hacer el amor cinco veces por día no es indecente. De hecho no es que sea malo. Tampoco, es bueno. Tan sólo es: mentira.
Lo cierto es que lograr cinco orgasmos durante esos días de encierro que suceden en pareja, es más factible. Hoy por hoy, parece que a muchas mujeres ni les ofende ni les estorba la pornografía; incluso, en ese aspecto de lo fingido, quisieran que la realidad superara a la ficción masculina.
Cosas de mujeres
En Street Hypnosis del canal de televisión que se vende como “lo que el hombre quiere ver”, un hipnotizador abordó a varias mujeres y en el trance les indujo que cuando él les tomara la mano iban a sentir un orgasmo de súbito. Y sucedió: él chasqueaba los dedos y las transeúntes caían orgásmicamente con el saludo. Ese día quienes estaban viendo el programa eran un par de amigas; una de ellas exclamó: “qué bueno sería que fuera así de fácil”, y la otra asintió.
Y así, el medio audiovisual parece premiar a los personajes femeninos que se vuelvan ‘putas’, o que se aprovechen de la superioridad laboral... Y esos argumentos son de guionistas mujeres. En cambio, en lo masculino cunde una visión apocalíptica de los treintañeros, entrados en crisis por una sexualidad femenina cada vez más emancipada de ellos. “¿Por qué el clítoris está afuera de la vagina?”, le pregunta el protagonista de la película Cosas de hombres (el título original es Roger Dodger) a sus amigos. Y palabras más, palabras menos, se responde: “porque históricamente ha sido necesario separar el lugar en el que se procrea del lugar donde se goza, todo esto para proteger la especie.
Sería un problema que la vagina, casa central del parto, tuviera demasiadas terminaciones nerviosas. Sus clítoris irán creciendo año tras año, hasta transformarse en un aparato sexual que no tendrá nada que envidiarle al pene”. Y por ahí compartimos las dudas que sólo nos atrevemos a parafrasear con las líneas en boca de hombres como en esa película. En voz baja nos preguntamos ¿cuántos orgasmos he tenido sólo con penetración?, ¿cuántas veces he dejado todo en mis manos para terminar después de que él ya lo ha hecho?
En esa misma película que sucede en la misma Nueva York de Sex and the City, hay otra perla: están el vanidoso y misógino Roger, que se las da de Casanova, y su sobrino de 16 años con dos treintañeras a la mesa. Una de ellas, luego de hablar sobre cualquier cosa, pregunta: “¿por qué los hombres quieren mirar sí o sí a las mujeres que les practican sexo oral? ¿Por qué no cierran los ojos y se entregan a la fantasía de sentir a pleno?”. El tío Roger le pasa la pelota al, aún casto, adolescente, quien piensa, las mira y lanza su veredicto: “creo que es por la recopilación de imágenes, eso que te está sucediendo es real, tienes que llevarte esas imágenes contigo”.
En femenino, de Sex and the City , hay otra perla: “el verdadero orgasmo femenino es ir de shopping. Lo demás es pura cortesía”. O pura paja, en español. Un razonamiento que resulta feo, y si no falso, en entredicho. Pero, bueno, sin más preliminares, a las preguntas:
1. Tengo deseo sexual, me excito y demás, pero me estanco cuando estoy a punto de llegar al orgasmo, ¿cómo puedo mejorar esto? Un dato: trato de tener sexo sólo después de la menstruación.
R.: Mujeres que precavidamente siguen el método del ritmo como anticonceptivo, tienen otro nombre: madres. Pero, obviando el motivo, hay varias razones que dan luces:
1). El roce continuado en el clítoris puede acabar siendo molesto; si duele, no hay manera. El orgasmo llegará solo entre más relajada estés.
2). Sincronízate con tu cuerpo: evita la progesterona premenstrual, que hace desaparecer el deseo en esos días. En cambio, a mitad del ciclo menstrual, aumentan la testosterona, el estrógeno y la oxitocina desatando el impulso sexual, sobre todo en los días de ovulación, e incrementando la respuesta orgásmica; no en vano, esos días son los más (re)productivos para el sexo.
3). Se ha demostrado que hacer ejercicio, 30 minutos, tres veces por semana, eleva la producción de testosterona, que a su vez ensancha los vasos sanguíneos y sensibiliza el tejido vaginal, permitiendo una mayor capacidad de alcanzar el clímax.
4). Deja el cigarrillo y el estrés: estudios indican que las mujeres que dejan de fumar (habría que ser fumadora antes) tienen más orgasmos que cuando fumaban; aunque el estrés acumulado en un día tenso, y sin cigarrillo, bajaría la testosterona y la DHEA, y la líbido sufriría las consecuencias.
5). Los anticonceptivos y algunos medicamentos disminuyen la lubricación natural, lo que incide en una sensación placentera.
6). Antes de acostarte, para tener o soñar un orgasmo, duerme bien: dormir más tarde que de costumbre puede afectar la líbido a la noche siguiente, pues durante el sueño bajan los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés.
2. Mi pareja dice que le da ansiedad conmigo, y que yo le hago tener orgasmos con sólo acariciarnos. Yo en cambio, no alcanzo a llegar, ¿cómo hago para que siga firme?
R.: Tu hombre realmente es eyaculador precoz. Orgasmo y eyaculación no siempre son sinónimos, pueden coincidir, pero no son lo mismo. De hecho, no pocos hombres se pasan la vida eyaculando sin haber conocido el verdadero éxtasis. Lo peor: desconocen que alcanzar el clímax sin liberar esperma es la clave del multiorgasmo masculino.
Pero, no hay drama, eso pasa hasta en las mejores familias... Mientras tanto, trata de controlar la ansiedad del hombre, y si le hace falta la penetración y él ya está flácido practique el ‘coito a la florentina’, descrito por el médico León Roberto Gindin en La nueva sexualidad de la mujer, que le permitirá gozar incluso cuando la erección está en receso. “Sujete la base del prepucio entre el pulgar y el índice, firmemente, cuando entra y sale de la vagina (manteniendo el prepucio abajo del frenillo).
Esta práctica a veces logra que el pene esté lo bastante firme para proceder al coito, incluso si él no logra levantarse de nuevo. La mujer puede emplear la misma técnica para controlar (alargar) la duración de la penetración”.
3. ¿Qué se hace con el semen si él se viene en la boca? ¿Se puede tragar?
R.: Como estás hablando de sexo oral sin condón, lo primero es que ese “él” al que te refieres sea tu pareja estable, y debes cerciorarte de que él está sano. Siendo así, no hay ningún problema en tragárselo. A muchos hombres les gusta ver cómo sale el semen de la boca, a otros no; haz lo que él te diga. Eso ya es parte de sus juegos de pareja. Científicamente, el semen posee testosterona y estrógeno, sustancias que han demostrado mejorar el ánimo.
Eso dicen los investigadores de la Universidad del Estado de Nueva York que dividieron a 293 estudiantes femeninas en dos grupos, teniendo en cuenta la frecuencia con la que utilizaban condones en la relación, y al parecer las hormonas contenidas en el esperma lograron alterar positivamente el humor de las mujeres (el estudio no especifica si en la vagina o pasada por la garganta).
Según el estudio, las mujeres expuestas al semen durante las relaciones sexuales se muestran más felices que cuando sus parejas utilizan preservativos. La investigación dirigida por el siquiatra Gordon Gallup fue avalada y publicada el semestre anterior en la revista especializada New Scientist, y señala además que la falta de relaciones sexuales causaba depresión en algunas mujeres. Aunque cabe anotar que este descubrimiento no debe incentivar el sexo sin protección.
4. ¿Qué soluciones hay para que en el momento de hacer la penetración por detrás no sea dolorosa?
R.: Si por detrás es tal cual, entonces la clave para el sexo anal es el ritmo del buceo. Cabe decir que en los cursos para buzo los instructores insisten en que el ritmo de la respiración debe ser lento, progresivo y continuo, que sumergidos no se va a estar en el medio natural, que el estado nitrogenado hace que el cuerpo se sienta más ligero y que una inmersión no basta. Por eso: nunca a palo seco, siempre con delicadeza, una crema lubricante que sea dilatadora y hacerlo en varios intentos.
Si en cambio, te refieres a las posturas no tradicionales, pero con penetración vaginal, se infiere que el clítoris, en pocos casos, es estimulado indirectamente por los movimientos del cuerpo cuando están de frente; por eso, muchas mujeres se quejan de perder la excitación con la penetración.
La postura de reverso es la más apropiada para encontrar el ‘punto G’ (por el ángulo de la penetración, la curvatura de la erección y la concavidad de la vagina, el pene roza directamente de la pared interior hacia el monte de Venus, donde se ubica el ‘punto G’), y además el clítoris puede ser manipulado, ya sea por las manos de él, las tuyas, o por un juguete sexual o un vibrador. Muchos hombres tienden a moverse brusca y enérgicamente durante la penetración, porque piensan que si están en esa situación sólo falta culminar con el orgasmo eyaculatorio, pero la verdad es que la intensidad del orgasmo no depende de lo rápido que llegue, sino de lo intensamente estimulados que estén los dos. Controla la situación, indicando cómo y cuándo se intensifique o se relaje el ritmo. En cualquiera de los dos casos, si no está suficientemente excitada o le tiene miedo al dolor, no lo intentes.
5. ¿Hay algún truco para provocar un beso negro?
R.: Inicia con un blow–job que comience con la lengua en el frenillo. Sólo con la lengua. Y después acompata los movimientos de la mano con los de los labios. Acaricia el perineo y los testículos a la vez. Y luego baja más. Si lo que quieres es que sea al revés, incítalo. Cabe decir que esta área, en ambos sexos, es muy sensible y es natural que excite, incluso por ser una ‘zona prohibida’. De hecho, hay más heterosexuales de los que lo admiten, a los que les gusta esa clase de estimulación. Por esa otra parte, todos los estudios indican que es una zona erógena, pero no tiene lubricación natural, razón que justificaría el mito costeño de quedarse pegados.
Si no hay heridas y se cuida la higiene, no tiene por qué ser desagradable. Eso sí, no imite El último tango en París: no resulta recomendable usar mantequilla, ni jabón; hay cremas adecuadas en farmacias y sex shops.