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Artesia: el nuevo epicentro latinoamericano donde los oficios ancestrales encuentran futuro

Redacción Fucsia, 10/11/2025

La diseñadora colombiana y filántropa Gina Vargas de Roemmers inaugura en Montevideo un espacio dedicado a dignificar, visibilizar y preservar el trabajo de comunidades artesanas de Suramérica.

Donde las manos cuentan historia: la visión cultural de Gina Vargas de Roemmers | Foto: Cortesía

Artesia abre sus puertas en Montevideo como un gesto de profundo respeto hacia la memoria artesanal latinoamericana. Concebido por la diseñadora colombiana y filántropa Gina Vargas de Roemmers, este nuevo espacio se presenta como una flagship store que trasciende la idea de tienda: es una casa para la preservación, estudio y celebración de oficios ancestrales que hoy se encuentran en riesgo de desaparecer. El 1 de octubre, en Carrasco, Uruguay, Artesia se convierte en un refugio para aquello que se teje, se talla y se moldea con las manos, pero que nace primero en la historia de un pueblo.

La misión detrás de Artesia es clara: dignificar el trabajo de las comunidades artesanas desde la raíz. Vargas de Roemmers ha recorrido territorios como Colombia, Perú, Argentina y Uruguay para conectarse con artesanas y artesanos Sikuani, Guambianos, Wayuu, Wounaan, Uros, Aymaras y Quechuas, escuchando sus historias, entendiendo los desafíos que enfrentan y asegurando que su labor sea valorada de forma justa. “Cada pieza es memoria viva”, afirma. En Artesia, un tejido no es solo un tejido: es la herencia de quienes aprendieron mirando las manos de sus madres y abuelas; es tiempo acumulado, resistencia cultural, identidad compartida.

Donde las manos cuentan historia: la visión cultural de Gina Vargas de Roemmers | Foto: Cortesía

La inspiración para este proyecto nace de una historia íntima y familiar. La abuela costurera de Gina, líder social y guardiana de saberes, dejó en ella una enseñanza que hoy se transforma en movimiento: el oficio es sagrado cuando transforma vidas. Por eso Artesia no solo comercializa objetos, sino que protege sus relatos y acompaña a las comunidades para que sus técnicas no desaparezcan frente a la migración, la estandarización industrial y las demandas del mercado global. Artesia existe para que las voces que han tejido América Latina durante siglos continúen siendo escuchadas.

Donde las manos cuentan historia: la visión cultural de Gina Vargas de Roemmers | Foto: Cortesía

La experiencia en la tienda es también un diálogo sensorial. Entre piezas textiles, cerámicas, fibras naturales y joyería artesanal, los visitantes encontrarán un blend especial de café colombiano creado exclusivamente para Artesia. No es un detalle menor: para Vargas de Roemmers, el café también es artesanía —un ciclo de siembra, cosecha, tostado y memoria familiar— y su aroma en el espacio busca traer, de manera silenciosa, un sentimiento de hogar. Al mismo tiempo, Artesia funcionará como plataforma de mentoría y colaboración entre diseñadores, comunidades y artistas, generando oportunidades económicas y creativas sostenibles.

Detrás del proyecto está también la trayectoria filantrópica y cultural de Gina Vargas, madrina de la Fundación Hematológica Sarmiento en Buenos Aires, mecenas de artistas latinoamericanos y socia fundadora del Museo MACA en Punta del Este. Su visión es construir puentes entre instituciones y territorios, fortaleciendo la circulación del arte y el patrimonio cultural en el continente. Con Artesia, reafirma una idea poderosa: preservar las técnicas ancestrales no es un gesto nostálgico, sino un acto de futuro, una forma de desarrollo social y de afirmación de identidad latinoamericana. Artesia no solo abre una tienda: abre un camino de regreso a nuestras raíces.

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