Test: ¿tu novio es un maltratador y no lo sabes?

Fucsia.co, 8/1/2014

Un hombre maltratador no da un primer golpe sin haber dado muestras de violencia previa, que muchas veces pasamos por alto. Identifica si tu novio controlador puede convertirse en un marido agresor.

Ingimages

La violencia sicológica es invisible y, por eso, muchas veces creemos que si no la vemos, no existe. Represión, control y agresiones verbales en el noviazgo pueden convertirse en golpes físicos y violencia sexual en el matrimonio.

De acuerdo con cifras de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer, en 2011, 51.092 mujeres denunciaron haber sido maltratadas por sus parejas. Para octubre de 2012, habían sido agredidas en el hogar 47 mil mujeres y de ellas, casi 35 mil casos se referían a violencia con la pareja.

Las primeras señales

Ivonne Wilches, consultora en temas de violencia de género del Fondo de Población de Naciones Unidas, UNFPA, asegura que el primer rasgo que presenta un hombre violento sobre su pareja es el deseo de control.  “Suele ocurrir que le pregunta a qué hora sale, a qué hora llega, con quién está, hasta qué ropa lleva puesta, a dónde va a almorzar. Ejerce mucho control y ellas suelen interpretarlo como un amor romántico porque está pendiente, pero en realidad hay una necesidad enorme de controlarla”, señala la experta.

Estas ganas de control, más que amor y cuidado, evidencian soledad y dependencia emocional, que en ningún caso son sanos para una relación. Por eso, advierte la especialista: ¡Cuidado si identificas estas conductas en tu pareja! “El paso de querer el control, al maltrato físico es muy corto”.

Esa necesidad de manejarlo todo por miedo al abandono, lleva a otra conducta peligrosa: los celos.  “El maltratador aísla a las mujeres. Ella no puede salir sin él a una fiesta o una reunión porque se vuelve un problema, entonces pierden autonomía. Lo disfrazan de amor romántico…”como él es mi pareja y yo lo amo, hago lo que diga y quiera”…se justifican”.


           Responde este test para  saber si estás en una relación peligrosa 


¿Qué entendemos como amor?

Social y culturalmente, muchas mujeres hemos sido educadas como un objeto masculino. Si les pertenecemos, es lógico que hagamos lo que ellos consideran mejor para nosotras, cedemos nuestras decisiones y justificamos su violencia, porque creemos que están en su derecho.

El primer paso, dice Ivonne Wilches, para minimizar el riesgo al maltrato, es entender que las mujeres no somos inferiores a los hombres y, por eso, no debemos aceptar un estado de inferioridad o sumisión. Teniendo claros nuestros derechos, tenemos claro lo que no podemos permitir.

Explica Mary Luz Mejía, experta en temas de salud sexual y reproductiva, también de UNFPA, que tanto hombres como mujeres somos poseedores de derechos sexuales y reproductivos. Pero es evidente que su violación es más alta en las mujeres. Lo ideal, dice la especialista es que “debe haber reconocimiento mutuo de las diferencias, para posibilitar que los ciclos de hombres y mujeres se sincronicen. La sexualidad debe ser una construcción en el diálogo, en el encuentro”. A lo que Ivonne añade que “no somos el objeto de placer de un hombre, somos autónomas y con derecho a decidir sobre nuestro placer”.

Es peor en el matrimonio

Las expertas aseguran que muchas veces las mujeres se engañan con la idea de que este tipo de control y celos que ejerce el hombre en el noviazgo, además de ser una muestra de amor, minimizarán en el matrimonio. Pero, ¡atentas! Estas son las primeras muestras de violencia, que se recrudecen luego en el corazón de una familia.

“Cuando la pareja se casa, de alguna manera el hombre confirma que “ella ya es mía y ella confirma que es de él”. Por eso es más fácil que se dé el maltrato verbal y sicológico donde ocurre la descalificación: “No sé por qué me casé con usted…cómo es de incapaz… bruta… sin mí no puede…”, y de ahí al golpe es fácil”,  explica Ivonne.

Pero, ¿por qué la mujer acepta esta situación y se queda con el hombre? Por sus problemas de autoestima, porque el victimario ha hecho un largo y profundo trabajo de descalificación. Ellas asumen que son las causantes del maltrato, se sienten solas y sin apoyo, incapaces de comenzar una vida solas o con sus hijos.  Entonces viene el silencio. Muchas no lo dicen por vergüenza o cuando se atreven a denunciar, desisten del proceso por la dependencia con el maltratador y esto también es una desesperanza para los funcionarios y las instituciones que llevan la causa.

Y, ¿qué necesita una mujer para detener esta situación? Primero, atreverse a dejar a su novio controlador y celoso, antes de que se convierta en un esposo golpeador. Pero si esto ya ha sucedido, encontrar una red de apoyo en su familia, amigos u organizaciones que le permitan creer en sí misma y encontrar la fuerza y la confianza para alejarse de la situación enfermiza.  Y creer en las instituciones para denunciar y detener al agresor.